Especial para Infobae de The New York Times.
El gas que llega en tubería a millones de hogares en California contiene contaminantes atmosféricos peligrosos, como el benceno, una sustancia química relacionada con el cáncer, según un estudio nuevo.
Los investigadores calcularon que cada año los electrodomésticos y la infraestructura de gas en California dejan escapar la misma cantidad de benceno que la emitida por casi 60.000 autos, pero estas fugas no se contabilizan en los registros del estado.
El estudio, que fue publicado el jueves en la revista Environmental Science & Technology, se suma a un debate creciente sobre propuestas para limitar el uso del gas en el hogar debido a su impacto en el cambio climático y la salud pública. Este tema ha cobrado mayor relevancia en California, donde Berkeley se convirtió en 2019 en la primera ciudad en prohibir las tuberías de gas en la mayoría de las viviendas y edificios nuevos. Desde entonces, decenas de ciudades de California y de todo el país han promulgado directrices similares.
Los investigadores han documentado una importante contaminación del aire interior y efectos negativos para la salud por el uso de estufas de gas. “Ahora también sabemos que incluso el mero hecho de tener un electrodoméstico de gas en casa puede tener repercusiones en la salud y el clima”, afirmó Eric Lebel, autor principal del estudio.
Varios de los autores del estudio, incluido Lebel, son científicos principales de PSE Healthy Energy, un instituto de investigación sin fines de lucro centrado en los efectos para la salud pública y el clima de la producción de energía.
Los resultados del estudio no son necesariamente una causa inmediata de preocupación para quienes cocinan en casa con estufas de gas, pero los propietarios de viviendas que se preparan para sustituir sus electrodomésticos deberían tener en mente estos hallazgos. Las estufas de gas son solo uno de los factores que contribuyen a la contaminación del aire interior, con la cual viven muchos hogares cada día. Fumar, algunos productos de limpieza del hogar y las chimeneas pueden afectar la calidad del aire interior de manera negativa.
En el estudio, los investigadores recolectaron 185 muestras de gas natural sin quemar de 159 casas de California a los que dan servicio tres compañías de gas: Pacific Gas and Electric, SoCalGas y San Diego Gas & Electric. Cada una de las muestras contenía contaminantes atmosféricos clasificados como peligrosos por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, lo que significa que se sabe que causan cáncer y otras afecciones graves para la salud.
El más frecuente de esos contaminantes era el benceno, una sustancia química de alta inflamabilidad que a veces es incolora e inodora, por lo que es difícil detectar cuando hay una fuga. La exposición a largo plazo a cantidades significativas de esta sustancia química puede aumentar el riesgo de trastornos sanguíneos y ciertos tipos de cáncer, como la leucemia.
Aunque los niveles detectados del producto químico en la mayoría de las muestras eran bajos, el benceno se acumula en el cuerpo a lo largo de la vida de una persona y los riesgos para la salud aumentan casi linealmente con la exposición, explicó Philip J. Landrigan, pediatra y profesor de Salud Pública del Boston College que no participó en el estudio. “Realmente, no hay un umbral de seguridad” para la exposición al benceno, añadió.
El nuevo informe se basa en estudios anteriores del mismo grupo de investigación. En uno de ellos, los investigadores también detectaron benceno y otros contaminantes atmosféricos peligrosos en muestras de gas no quemado recogidas en residencias del área metropolitana de Boston. En otro estudio realizado en California, Lebel descubrió que las estufas de gas tenían fugas importantes de metano incluso cuando estaban apagadas.
En el último estudio, los investigadores combinaron ese descubrimiento de las fugas con las nuevas mediciones de benceno que hay en el gas no quemado a fin de modelar los posibles niveles de concentración de benceno en interiores. Descubrieron que, en algunos de los peores casos, la concentración procedente de la tubería de gas era similar a la encontrada en hogares con fumadores.
Ciertos factores influyen en los niveles de benceno en interiores, como la calidad de la ventilación o el tamaño de la cocina. Pero este estudio encontró benceno en el gas no quemado, lo que sugiere que “nada más abrir las ventanas o prender una campana extractora mientras la estufa está encendida” no eliminará el riesgo, sostuvo Kelsey Bilsback, una de las principales científicas de PSE Healthy Energy.
Cada vez más, los ecologistas y las autoridades locales de estados como California y Massachusetts han presionado para que se eliminen los electrodomésticos de gas en favor de los eléctricos, alegando sobre todo el impacto de las emisiones por quemar combustibles fósiles como el gas natural. Los hogares y los edificios son directamente responsables de más o menos el 13 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero del país, en su mayoría procedentes del gas quemado en estufas, hornos, calentadores de agua y calderas.
El metano, principal componente del gas natural, es un gas de efecto invernadero muy potente. Si se libera a la atmósfera sin quemarlo, puede calentar el planeta 80 veces más que la misma cantidad de dióxido de carbono en un periodo de 20 años.
La nueva investigación indica que “la salud y el clima van de la mano”, dijo Drew Michanowicz, otro de los científicos principales de PSE Healthy Energy. Aunque para algunas personas no sea factible ni asequible hacer el cambio de inmediato, las políticas energéticas que ofrecen créditos fiscales y reembolsos para los aparatos eléctricos son un paso en la dirección correcta, indicó.
Aparte del tabaquismo, “la mayoría de las principales fuentes de benceno en nuestra vida tienen que ver con los combustibles fósiles”, dijo Rob Jackson, un estudioso de las ciencias de la Tierra de la Universidad de Stanford que no trabajó en el estudio. Estas fuentes incluyen los gases de escape de los vehículos motorizados, la gasolina y los productos fabricados con productos petroquímicos, como plásticos, cauchos y detergentes.
La creciente evidencia de los niveles nocivos de contaminación del aire en interiores es una “buena razón para fomentar la electrificación, no solo por el clima, sino también por la salud”, dijo.