Especial para Infobae de The New York Times.
Nicole Kramaritsch, de Roxbury, Nueva Jersey, tiene 46 bolsas en su cochera. Brian Otto tiene 101, tantas que está pensando en coserlas para convertirlas en cortinas opacas para la habitación de su bebé (de momento, esa idea no ha llegado a ninguna parte). Lili Mannuzza, de Whippany, tiene 74.
“No sé qué hacer con todas estas bolsas”, comentó.
Las montañas de bolsas son una consecuencia imprevista de la prohibición nueva y estricta de bolsas en los supermercados de Nueva Jersey. Entró en vigor en mayo y prohíbe no solo las bolsas de plástico, sino también las de papel. La ley, bienintencionada, pretende reducir los residuos y los plásticos de un solo uso, pero para muchas personas que dependen de los servicios de entrega de alimentos y de recolección de productos, sus pedidos vienen ahora en pesadas bolsas de compras reutilizables, montones y montones de ellas, semana tras semana.
Mientras que casi una decena de estados de todo el país han aplicado restricciones a las bolsas de plástico de un solo uso, Nueva Jersey es el único que prohíbe las bolsas de papel por su impacto medioambiental. La ley también prohíbe los recipientes y vasos de poliestireno expandido para alimentos, y restringe a los restaurantes la entrega de popotes de plástico a menos que se soliciten.
Emily Gonyou, de 22 años, una trabajadora de Roselle Park que ofrece servicios de compra para personas a través de Instacart, dijo que se sorprendió cuando se enteró de que la empresa de entrega no tenía planes especiales para acomodar la prohibición. “Más o menos dijeron: ‘Muy bien, hagan exactamente lo que están haciendo, pero con bolsas reutilizables’”, señaló.
Gonyou afirma que usa hasta 50 bolsas reutilizables al día, muchas de las cuales, sospecha, podrían acabar en la basura.
En comparación con los plásticos de un solo uso, las bolsas reutilizables, más duraderas, solo son mejores para el medio ambiente si realmente se reutilizan. Según Shelie Miller, profesora de la Escuela de Medio Ambiente y Sustentabilidad de la Universidad deMíchigan, una bolsa reutilizable típica, fabricada con polipropileno, debe utilizarse al menos diez veces para tener en cuenta la energía y el material adicionales necesarios para fabricarla. En el caso de las bolsas de algodón, esa cifra es mucho mayor.
El objetivo de la prohibición de las bolsas es reducir la dependencia de los plásticos de un solo uso, como las bolsas finas que se hicieron omnipresentes hace décadas y que se fabrican con combustibles fósiles y pueden tardar muchas vidas en degradarse en un vertedero. Muchas, por supuesto, no llegan a los vertederos, sino que son arrastradas por el viento y acaban atascadas y agitadas en las ramas de los árboles, o bien contaminan los cursos de agua y los océanos. Las bolsas de papel a veces se consideran una alternativa ecológica porque son más reciclables y se fabrican con árboles, un recurso renovable, pero su producción requiere mucha más energía.
La prohibición de Nueva Jersey, que se aplica a las tiendas de comestibles de 232 metros cuadrados o más, pretende animar a los compradores a prescindir por completo del plástico y el papel de un solo uso y a llevar sus propias bolsas reutilizables.
Sin embargo, eso, por supuesto, no funciona para la mayoría de los pedidos en línea.
En los últimos tres años, más o menos, el país ha experimentado un gran aumento de las compras de abarrotes por internet. Mientras que algunas de esas personas han vuelto a comprar en persona a medida que las restricciones de la pandemia han disminuido, otras han creado un nuevo hábito. Alrededor del seis por ciento de las ventas de alimentos y bebidas se realizan por internet, según un directivo de Coresight Research, una empresa de asesoramiento a minoristas.
“Está claro que ahí hay un problema”, aseguró Bob Smith, senador del estado de Nueva Jersey y copatrocinador del proyecto de ley, “y vamos a resolverlo”. Smith dijo que lo más probable es que la legislatura cree una excepción modificando la norma para permitir las bolsas de papel en los pedidos en línea.
Una portavoz de Instacart afirmó que la empresa se estaba asegurando de cumplir con las leyes estatales y estaba eligiendo la opción de bolsa reutilizable que fuera más rentable para sus clientes.
Los principales supermercados de Nueva Jersey se negaron a compartir las cifras sobre la proporción de sus clientes que compran en línea y el número de bolsas reutilizables que han vendido desde la prohibición. Algunos, como Walmart y Target, permiten a los clientes renunciar a las bolsas reutilizables para los pedidos de recogida en la tienda, pero, por defecto, se siguen haciendo las entregas con bolsas reutilizables. Un representante de Stop & Shop explicó que la empresa estaba animando a los clientes en línea a donar bolsas a los bancos de alimentos locales.
Otto, el propietario de 101 bolsas que también tiene un dormitorio de bebé demasiado luminoso, dijo que seguía con la intención de volver a coser una cortina de oscurecimiento. “Todavía no he encontrado el momento”, aclaró.
Lisa Budesheim, propietaria de 89 bolsas, bromeó diciendo que estaba pensando en montar una cajita en su patio delantero inspirada en esas diminutas bibliotecas de préstamo de libros, excepto de bolsas.
Además, Kye Riddell, que lleva a cabo entregas, comentó que las cocheras de algunos de sus clientes de edad avanzada estaban amontonadas de bolsas. “Seguimos repartiendo con bolsas nuevas”, apuntó.
Miller dijo que la situación de las bolsas en Nueva Jersey era emblemática de muchas políticas medioambientales. “Si no prestamos atención a las repercusiones no deseadas de políticas como la prohibición de los residuos de plástico, nos encontramos con la posibilidad de enfrentarnos a un juego medioambiental de nunca acabar”, opinó. “Resolvemos un problema medioambiental solo para crear o agravar otro”.