Los miles de millones de dólares en ayuda militar que Estados Unidos ha enviado a Ucrania incluyen algunos de los sistemas de armamento más avanzados y letales del mundo. Sin embargo, Ucrania ha logrado un gran éxito en la guerra al emplear las armas y el equipamiento de maneras inesperadas y modificar algunos de manera improvisada, según expertos militares.
Desde el hundimiento del Moskva, el buque insignia de la flotilla del mar Negro de Rusia, en abril hasta el ataque a una base aérea rusa en Crimea este mes, las tropas ucranianas han usado armas estadounidenses y provenientes de otros países de maneras que pocos anticipaban, afirman expertos y funcionarios del Departamento de Defensa.
Por ejemplo, al montar misiles en camiones, las fuerzas ucranianas los han movido con mayor rapidez para ponerlos en alcance de disparo. Al poner sistemas de cohetes en lanchas, han incrementado su capacidad de combate naval. Además, para asombro de expertos en armas, Ucrania ha seguido destruyendo objetivos rusos con drones de ataque Bayraktar, de fabricación turca y de movimiento lento, así como aeronaves plásticas y de bajo costo modificadas para dejar caer granadas y otras municiones.
Frederick Hodges, un excomandante de alto rango del Ejército estadounidense en Europa, comentó: “La gente está utilizando la metáfora de MacGyver”, en referencia al programa de televisión de la década los ochenta en el que el protagonista usa artefactos simples e improvisados para librarse de situaciones peligrosas.
Tras seis meses de guerra, las bajas en ambos bandos son muchas: aunque funcionarios estadounidenses estiman que hasta 80.000 militares rusos han muerto o están heridos, el superado Ejército ucraniano ha dado a conocer que está perdiendo a entre 100 y 200 militares al día. Aun así, la inventiva ingenieril de los ucranianos exhibe un marcado contraste con la naturaleza lenta, laboriosa y doctrinal del avance ruso.
Por ejemplo, en el ataque al Moskvá, los ucranianos desarrollaron su propio misil antibuque, llamado Neptuno, el cual basaron en el diseño de un antiguo misil antibuque, pero con alcance y electrónicos muy mejorados. Al parecer, montaron los misiles Neptuno en uno o más camiones, según un funcionario estadounidense de alto rango, y los movieron dentro del alcance del buque, que se ubicaba a alrededor de 120 kilómetros de Odesa. El impacto al Moskvá fue, en esencia, la prueba del concepto del Neptuno; fue la primera vez que el arma ucraniana nueva se utilizó en una guerra verdadera y hundió el buque insignia de la flotilla del mar Negro de Rusia.
Hodges, quien ahora es un asesor sénior en Human Rights First, mencionó en una entrevista: “Con el Moskvá, ‘macgyverearon’ un sistema antibuque muy efectivo que ponen en la parte trasera de un camión para hacerlo transportable y poderlo movilizar”.
De hecho, las tropas ucranianas han tenido tanto éxito con el dron Bayraktar que el director ejecutivo de la compañía, Haluk Bayraktar, alabó su habilidad para “sacar el mayor provecho posible a estos sistemas” en una entrevista reciente con un programa informativo ucraniano. Funcionarios militares estadounidenses siguen desconcertados sobre porqué los complejos sistemas de defensa aérea de Rusia no han sido más efectivos en detener a los drones, los cuales no cuentan con sistemas de autodefensa, son detectados con facilidad por el radar y sobrevuelan a solo alrededor de 130 kilómetros por hora.
Un funcionario senior del Pentágono señaló que las fuerzas ucranianas han colocado misiles anti radares aire-superficie (HARM, por su sigla en inglés) suministrados por Estados Unidos en aviones de combate MiG-29 diseñados por los soviéticos (algo que ninguna fuerza aérea había hecho antes). El misil estadounidense HARM, diseñado para localizar y destruir el radar de defensa aérea ruso, no es habitualmente compatible con el MiG-29 u otros aviones caza en el arsenal de Ucrania.
Ucrania logró adaptar sensores de mira para permitir a los pilotos disparar el misil estadounidense desde su aeronave de la era soviética. Ante reporteros durante una conferencia de prensa en el Pentágono, el funcionario sénior dijo: “Han logrado integrarlo con éxito”. Habló con la condición de anonimato conforme las reglas del gobierno de Biden.
Los funcionarios aseguran que los misiles pueden atacar sistemas de defensa aérea rusos hasta a 150 kilómetros de distancia.
El ingenio se puede ver en Crimea. En las últimas semanas, Ucrania ha impactado la península en el mar Negro, que Rusia se anexó de manera ilegal en una serie de ataques en 2014.
En el ataque contra la base aérea rusa, las fuerzas ucranianas destruyeron ocho aviones de combate. Días después, combatientes clandestinos ucranianos que operan detrás de las líneas enemigas impactaron varios lugares en el territorio ocupado que Rusia había pensado que era seguro, entre estos sitios se encontraban depósitos de armas y líneas de suministro.
Después, se registraron explosiones en un aeródromo militar en las afueras de Sebastopol, la ciudad más grande en Crimea y sede de la flotilla del mar Negro. Rusia aseveró que los estallidos del impacto fueron el sonido de fuego antiaéreo exitoso.
Dara Massicot, una investigadora sénior de políticas en Rand Corp, opinó: “Los ucranianos son capaces de sacarle provecho a su conocimiento en la materia”.
Este aprovechamiento tiene fundamentos en la historia que tuvo Ucrania de fungir como el corazón de la industria de la defensa de la Unión Soviética. Durante décadas, Ucrania fue el lugar donde la Unión Soviética (y luego, Rusia) desarrollaron turbinas para buques de guerra, tanques e incluso aeronaves, tales como el Antonov An-124, uno de los aviones de carga más grandes del mundo y que Rusia usa para transportar armas a Ucrania.
Comandantes militares estadounidenses que han trabajado con militares ucranianos indican que estos siempre están listos para improvisar.
Los ataques en Crimea subrayan las tácticas militares cada vez más agresivas de Ucrania, a medida que el gobierno en Kiev, la capital del país, ha dependido de fuerzas especiales y guerrilleros locales para impactar de manera profunda más allá del frente, interrumpir las líneas de suministro rusas y contrarrestar las ventajas rusas respecto a armas y equipo.
Funcionarios estadounidenses expresan que Estados Unidos ha proporcionado inteligencia detallada para ayudar a las fuerzas ucranianas a atacar objetivos rusos a lo largo de la guerra. Sin embargo, los funcionarios señalaron que Ucrania condujo el primero de los ataques recientes en Crimea (una serie de explosiones en el aeródromo militar Saki el 9 de agosto) sin notificar con antelación a los estadounidenses y otros aliados de Occidente.
En efecto, un funcionario estadounidense al que se informó de manera posterior sobre los ataques comentó que los comandos ucranianos y los guerrilleros habían usado una variedad improvisada de armas, explosivos y tácticas en los ataques.
El funcionario concluyó: “Todo es creado en casa. No recibimos ningún informe por adelantado”, al hablar bajo la condición de anonimato para conversar sobre detalles operativos.
© The New York Times 2022