Especial para Infobae de The New York Times.
Aunque tu trabajo sea idear las aventuras interplanetarias de un dios nórdico, tal vez todavía te queden ganas de salir corriendo y jugar a los piratas.
Así que, durante las semanas en las que estuvo editando “Thor: Amor y trueno”, la película de Marvel que se estrena el 8 de julio, Taika Waititi, su director y coguionista, a veces se tomaba fines de semana libres para hacer un viaje diferente.
Se ponía una peluca canosa de pelo suelto, vello facial combinado y tatuajes temporales y usaba ropa de cuero con un delicioso toque fetichista para interpretar a Barbanegra, el intrépido bucanero que calienta las entrañas de la serie de comedia de HBO Max “Nuestra bandera es de muerte”.
Es cierto que no es una mala manera de pasar el tiempo libre, aunque Waititi a veces sí se preocupa de las disyuntivas. Como lo explicó hace poco tiempo: “A veces estás enojado con la vida y piensas: ‘¿Por qué le dije que sí a todo? No tengo vida social; lo único que hago es trabajar’. Pero luego aparecen cosas, ves hacia dónde va todo el trabajo duro y de verdad vale la pena”.
En la televisión, Waititi, de 46 años, ha participado en las comedias de FX “Reservation Dogs” (como cocreador) y “Lo que hacemos en las sombras” (una serie basada en una película que coescribió y codirigió), así como en una serie derivada de esta última, “Wellington Paranormal”. En el cine, puedes escuchar cómo da voz a uno de los buenos en “Lightyear” o interpreta a uno de los malos en “Free Guy”.
Waititi también está editando “Next Goal Wins”, un drama-comedia sobre fútbol que coescribió y dirigió para Searchlight. Está escribiendo una nueva película de “La guerra de las galaxias” para Lucasfilm, una serie de “Bandidos del tiempo” para Apple TV+. Está preparando dos proyectos de Roald Dahl para Netflix y adaptando una novela gráfica de Alejandro Jodorowsky y Moebius para un largometraje.
Si con eso no bastara, consideremos que se necesitaron todos estos párrafos antes de reconocer que en 2020 Waititi ganó el premio de la academia al mejor guion adaptado por su drama-comedia de la Segunda Guerra Mundial “Jojo Rabbit”, cinta en la que interpretó —en sus propias palabras— a “un Hitler adorable, estrafalario y caprichoso”.
Tan solo de este inventario (“sin siquiera mencionar las otras cinco cosas de las que no se sabe todavía”, comentó Waititi), se puede calcular cuán cotizados son sus servicios. En apenas unos pocos años, se ha vuelto uno de los proveedores más ingeniosos y confiables del rubro escapista en la industria y al mismo tiempo se ha trazado algunas rutas de escape satisfactorias de esos otros escapes. Y su estilo cinematográfico es tan distintivo que se sigue notando en las películas monolíticas y cada vez más reconocibles de Marvel.
La carrera admirable de Waititi no es necesariamente una que él hubiera imaginado para sí mismo cuando era pequeño en Nueva Zelanda… a medio mundo de distancia de Hollywood y preguntándose cómo llamar su atención. “Nunca soñé hacer esto”, explicó. “Hubiera preferido mucho más ser un piloto de combate o un bombero, pero parece que en realidad debes ser muy listo para ser piloto”.
Waititi agregó, de manera más sincera, que no empezó a hacer cine sino hasta una edad más cercana a los 30 años, tras haber sido artista gráfico, músico y comediante. “No sé si alguna vez seguí alguno de mis sueños”, admitió Waititi. “Mis sueños medio se han ido manifestando como parte del sueño”.
Aunque se enamoró del cine, lo llama “un matrimonio arreglado”. Y la solución que ha encontrado para manejar su carga de trabajo es, en esencia, no pensar demasiado en eso y nunca quedarse demasiado tiempo en un solo lugar.
“Porque si me diera un respiro y viera todo lo que estoy haciendo, probablemente me daría un ataque de pánico”, comentó. “Sé que es demasiado. Sé que estoy haciendo mucho. Solo debo seguir cambiando de dirección cada par de horas”.
Waititi no era el candidato más evidente para sumarse a la plantilla de Marvel cuando el estudio comenzó a considerarlo en 2015. En aquel entonces, sus esfuerzos como director incluían cortos íntimos (entre ellos, el nominado al Oscar “Two Cars, One Night”) y largometrajes como “Boy”, un tributo afectuoso a su infancia en una comunidad rural maorí, sobre un niño embelesado con su encantador, pero inmoral padre (interpretado por Waititi, claro está).
Antes de eso, Waititi fue estudiante de Teatro en la Universidad Victoria en Wellington, donde se hizo amigo de futuros colaboradores como Jemaine Clement y Bret McKenzie (quienes formarían el dúo de rock satírico Flight of the Conchords), estaba obsesionado con Monthy Python y ansiaba válvulas de escape para su irónica voz cómica.
“En esos días, pensaba: ‘Me gustaría tener algo en qué trabajar’”, comentó Waititi. “Solo hacía listas de las cosas que quería hacer”.
Sin embargo, otras personas de esa época consideraban a Waititi como alguien muy motivado y que tenía posibilidades de cumplir sus ambiciones.
“Todavía veo en Taika al mismo comediante descarado alternativo de los años noventa”, comentó Rhys Darby, un amigo de toda la vida y coprotagonista de “Nuestra bandera es de muerte”.
“Encontró que crear detrás de cámara era más viable que enfrente de ella”, explicó Darby. “Pero, incluso cuando dirige, se pone frente a la cámara y les muestra a los actores lo que quiere que hagan. Hace que lo imiten. Por eso siempre termina en sus propias películas. Porque intenta controlar todo”.
En Marvel, el estudio sabía que necesitaba una reinvención de gran envergadura para “Thor”. La indolente secuela de esa película en 2013, “Un mundo oscuro”, sigue siendo la menos favorita en la franquicia.
“Íbamos en picada, en cuanto al apoyo para el personaje”, opinó Chris Hemsworth, quien ha interpretado a Thor desde 2011. “Me sentía cansado y la audiencia también estaba cansada. Si no hacíamos algo distinto y cambiábamos de velocidad, no estaba convencido de que pudiéramos llevar al público de regreso”.
Waititi, un versado en los cómics, no era fanático de Thor y su irritante perfección, a quien describió como “un niño rico del espacio exterior que quedó atrapado en el arrabal”. Sin embargo, tras reflexionar más, Waititi quiso entender su propia resistencia al héroe y ver si podía hacer una película que reconociera y aceptara esos rasgos.
Además, Waititi quería saber si podía manejar la creación de películas a una escala titánica. Para dirigirse a sí mismo, dijo: “Siempre has tenido miedo de trabajar con estudios, te ha preocupado trabajar en Estados Unidos y lo que podría hacerte. ¿Pero por qué no lanzarte en lo profundo y ver cómo te va?”.
El resultado fue el gran éxito de “Thor: Ragnarok” (2017), película en la que la deidad vikinga es despojada de su martillo mágico y su cabellera suelta, pero vence a su malvada hermana, Hela (Cate Blanchett), y al extravagante Gran maestro (Jeff Goldblum).
“Ragnarok”, una película dirigida por Waititi (de un guion atribuido a Eric Pearson, Craig Kyle y Christopher L. Yost), presentó bastante de su estilo personal —como dos secuencias de batallas que empiezan con “Immigrant Song” de Led Zeppelin— y al mismo tiempo le permitió representar a Korg, un guerrero de piedra de voz suave. (La cinta recibió buenas críticas y vendió más de 853 millones de dólares en boletos a nivel mundial, con lo cual superó a sus predecesoras).
Casi de inmediato, Waititi y Marvel comenzaron a idear una secuela, pero lograr que el neozelandés volviera a la silla del director no fue tan sencillo. A semanas de su victoria en los Óscar, comenzó la pandemia.
“Pintar, aprender un idioma, hacer ejercicio… ¿crees que hice algo de eso?”, preguntó. “No, no hice nada de eso. Quería dormir durante un mes y pude dormir seis meses”.
Luego, se lanzó de lleno a proyectos que había descuidado. Para este momento, Marvel se había acostumbrado a compartir a Waititi.
Hemsworth señaló que la gran cantidad de actividades extracurriculares de Waititi no son distracciones, sino necesidades intelectuales. “Si no está creando todo el tiempo, se queda estancado”, comentó Hemsworth. “La mayoría de nosotros caería muerto del cansancio. Eso lo impulsa, de una manera un tanto extraña”.
La lista de pendientes de Waititi incluía “Nuestra bandera es de muerte”, cuyo creador, David Jenkins, pasó tres años rondando a Waititi; primero, para que fuera productor ejecutivo y director del piloto y luego, para que interpretara a Barbanegra.
“Es como escribir una canción para Prince”, comentó Jenkins, quien obtuvo el permiso de Disney y Marvel para quitarles a Waititi durante los fines de semana. “Te da su prestigio y se engancha cien por ciento con tus ideas”.
Waititi dijo que no necesitó mucha persuasión para interpretar a Barbanegra una vez que Jenkins sugirió que era perfecto para el papel. “Es lo que necesitaba escuchar”, comentó Waititi. “A mi ego le encanta”.
Sin embargo, “Nuestra bandera es de muerte” le ofreció más que una inyección de ánimo a Waititi (a continuación, revelaremos algunos detalles, bellacos). Aunque la serie cuenta la historia cómica de Stede Bonnet (Darby), un aristócrata atontado, pero con buenas intenciones que intenta tener éxito como pirata, no solo se presenta a Barbanegra como un mentor improbable de Bonnet y la fuente de una insinuación romántica que no se sabe si pasará o no.
En el penúltimo episodio de la primera temporada, Bonnet y Barbanegra se dan cuenta de que están enamorados el uno del otro y comparten un beso tierno. Su romance se ha vuelto una parte integral de la continuidad de la serie y la inspiración de un sinfín de obras de arte de aficionados que Waititi tiene guardadas en su teléfono.
Por mucho que comprende la fascinación cultural con el beso de Stede y Barbanegra, Waititi mencionó que deseaba que no fuera extraordinario por su rareza: “Debe ser normalizado”.
Es un deseo que Waititi entiende que tal vez no se puede cumplir en una película de Marvel, a pesar de la conversación —guiño, guiño— que comparte Thor con su aliado galán Star-Lord (Chris Pratt) en un avance de “Amor y trueno”.
“Nadie habla de que Tom Cruise se empareja con Jennifer Connelly en ‘Top Gun’”, dijo Waititi. Sin embargo, en “Nuestra bandera es de muerte”, “es un inmenso tema de conversación que dos tipos se besen en la playa. No tengo problema con hablar de eso porque estoy muy orgulloso del momento. Pero mi sueño es un mundo como el de los piratas, donde a nadie le importa”.
La nueva “Thor” en parte se ocupa de expandir el imperio de Marvel para incluir a Russell Crowe como Zeus, el vanaglorioso dios griego, y Christian Bale, como el nefario Gorr, el carnicero de dioses. No obstante, como lo sugiere el título, la película también es un romance, uno que continua el viaje de Thor desde “Los Vengadores: Endgame” (2019).
Al ver al personaje en ese momento, Waititi dijo que se preguntó: “¿Qué le falta en la vida?”. Y la respuesta: “Era amor. Era una pareja. A la gente que es mítica, ¿qué la completa? Pienso mucho en los superhéroes y, cuando te fijas, simplemente están solos”.
La trama brindó la oportunidad de traer de regreso a Natalie Portman, quien interpretó el interés romántico de Thor, Jane Foster, en las dos primeras películas, pero no apareció en “Ragnarok”.
Portman, quien puede blandir el poderoso martillo de Thor en la nueva cinta, comentó que había visto “Ragnarok” y le emocionaba que el estilo de Waititi fuera “tan libre y creativo”.
“Sus otros trabajos también me han impresionado mucho a lo largo de los años y cómo es capaz de mezclar lo bobo con lo profundo, todo con un estilo visual distintivo”, opinó Portman. “En sus películas, todo se siente espontáneo, graciosísimo y lleno de corazón”.
Una vez que esta “Thor” se haya lanzado sana y salva al mundo, hay más trabajos en espera de Waititi. “En este momento, estoy queriendo escribir la idea de ‘La guerra de las galaxias’”, comentó. “Debo ver cómo avanza eso, porque, en cuanto lo entregue, eso podría determinar cuándo se haría o incluso si se hace o no”.
Sin embargo, por otro lado, “tampoco me quejo de tomarme seis meses y solo pasar el tiempo con mis hijas”.
Le pregunté si se estaba empezando a sentir como Leonardo DiCaprio en “El origen”, desesperado por cruzar la puerta de entrada y que sus hijas lo abracen, y Waititi no desestimó la comparación. “Están en Nueva Zelandia”, mencionó. “No podrían estar más lejos”.
Por ahora, Waititi se consuela con el hecho de que intentó tener a sus hijas en el plató de “Thor” lo más posible y les presentó experiencias que algún día podrían ser significativas para ellas.
“Sé que, en el futuro, recordarán y dirán: ‘Vaya, estuvimos en el plató con Christian Bale’”, comentó. “‘Y fuimos groseras con él y lo ignoramos’”.