La increíble historia de la pareja de espías que intentó venderle secretos nucleares a Brasil

Jonathan y Diana Toebbe se declararon culpables el mes pasado en un caso de espionaje pero, hasta ahora, no se había revelado públicamente el nombre de la nación que contactaron.

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Un submarino clase Virginia en Groton, Connecticut, en 2018. La experiencia de Jonathan Toebbe incluye el diseño de reactores nucleares que alimentan a los submarinos (AP)
Un submarino clase Virginia en Groton, Connecticut, en 2018. La experiencia de Jonathan Toebbe incluye el diseño de reactores nucleares que alimentan a los submarinos (AP)

WASHINGTON — En 2020, un ingeniero naval de Estados Unidos y su esposa tomaron la funesta decisión de tratar de vender algunos de los secretos militares más confidenciales de Estados Unidos: los avances tecnológicos detrás de los reactores nucleares que impulsan la flota de submarinos estadounidenses.

Luego, la pareja tuvo que tomar otra decisión importante: ¿A qué gobierno extranjero deberían contactar para tratar de vender los secretos robados?

Según los mensajes de texto publicados por la corte, pareciera que el ingeniero creía que comunicarse con adversarios estadounidenses como Rusia o China era ir demasiado lejos, desde el punto de vista moral. En cambio, Jonathan y Diana Toebbe pensaron en un país lo suficientemente rico como para comprar los secretos, que no era hostil con Estados Unidos y, lo más importante, que cada vez estaba más ansioso por adquirir la misma tecnología que estaban vendiendo: Brasil.

Hasta ahora, la identidad de la nación contactada por los Toebbe había sido protegida por los fiscales federales y otros funcionarios gubernamentales. Pero, según un alto funcionario brasileño y otras personas informadas sobre la investigación, Toebbe se acercó a Brasil hace casi dos años con una oferta de miles de páginas de documentos clasificados sobre reactores nucleares que había robado del U. S. Navy Yard durante el transcurso de varios años.

El plan fracasó casi tan pronto como comenzó. Después de que Toebbe enviara una carta ofreciendo los secretos a la agencia de inteligencia militar de Brasil en abril de 2020, los funcionarios brasileños le entregaron la carta al representante legal del FBI en el país.

Luego, a partir de diciembre de 2020, un agente encubierto del FBI se hizo pasar por un funcionario brasileño para ganarse la confianza de Toebbe y persuadirlo de que dejara los documentos en un lugar elegido por los investigadores. El ingeniero finalmente accedió a proporcionar documentos y ofreció asistencia técnica al programa de submarinos nucleares de Brasil, utilizando información clasificada que había aprendido durante los años que trabajó para la Marina de Estados Unidos.

Los Toebbe, que vivían en Annapolis, Maryland, fueron arrestados en octubre y se declararon culpables de cargos de espionaje el mes pasado. Él enfrenta hasta 17 años y medio de prisión, y ella podría pasar hasta tres años encarcelada.

Brasil ha seguido luchando con su programa de reactor nuclear submarino y contactó a Rusia para buscar una asociación en el diseño del reactor nuclear, dijo un oficial militar ruso que, como todas las personas entrevistadas para este artículo, habló con la condición de mantener su anonimato por la naturaleza del material clasificado y sus posibles repercusiones diplomáticas.

El mes pasado, apenas una semana antes de que Rusia invadiera Ucrania, el presidente brasileño Jair Bolsonaro incluso mencionó esa tecnología durante un viaje a Moscú.

Bolsonaro ha tratado de mantener una relación positiva con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, incluso en medio de sus agresiones en Ucrania. Los analistas especializados en temas de Brasil creen que Bolsonaro, un excapitán del ejército, espera mantener la puerta abierta para una asociación que ayude a desarrollar la tecnología del reactor nuclear.

El viaje del presidente brasileño a Rusia generó críticas del gobierno de Biden. Cuando se le preguntó sobre los esfuerzos de Brasil para adquirir tecnología de reactores nucleares rusos, un alto funcionario gubernamental dijo el martes que tratar de adquirir tecnología militar rusa “es una mala apuesta para cualquier país”.

En algunos aspectos, Brasil fue una elección extraña para los Toebbe. Si bien Brasil y Estados Unidos tienen una relación militar limitada, el intento de Toebbe se produjo durante uno de los periodos de mejores relaciones entre Brasil y Estados Unidos porque Bolsonaro y el expresidente Donald Trump fortalecieron la alianza de ambos países.

Aunque el gobierno estadounidense inicialmente quería divulgar el nombre del país al que los Toebbe trataron de vender los secretos, los funcionarios brasileños insistieron en que su cooperación no se divulgara públicamente, según una persona familiarizada con la investigación.

La Casa Blanca, el Departamento de Justicia y el FBI rechazaron hacer comentarios para este reportaje. Funcionarios estadounidenses han dicho repetidamente que la pareja no trató de vender los secretos a los principales adversarios de Estados Unidos, ni a sus aliados más cercanos de la OTAN, como Francia.

En unos mensajes encriptados de 2019, que fueron recuperados por el FBI, los Toebbe discutían distintos planes para vender los secretos. Un plan, según escribió el ingeniero, era tan malo que ni siquiera podían considerarlo. Otra idea, que presumiblemente se trataba de venderle la información a un país más cercano y amigable, también era cuestionable para el hombre, pero su esposa lo impulsó.

Tampoco es moralmente defendible”, escribió el ingeniero, según una transcripción de los procedimientos judiciales. “Nos convencimos de que estaba bien pero, en realidad, no es así, ¿verdad?”.

Diana Toebbe, le respondió: “No tengo ningún problema con eso. No siento lealtad hacia las abstracciones”.

El defensor público del ingeniero ha dicho que las reglas del gobierno le impiden responder preguntas. El abogado de la esposa se negó a discutir el caso antes de su sentencia, que actualmente está prevista para agosto. En repetidas oportunidades, ella ha dicho en la corte que el gobierno presentó una selección de mensajes que están fuera de contexto.

Solo había unos pocos países que no eran abiertamente hostiles a Estados Unidos y podían usar la tecnología y los diseños que Toebbe quería vender. Solo un país capaz de construir un reactor nuclear y dispuesto a invertir miles de millones de dólares en una flota de submarinos nucleares estaría dispuesto a pagar los cientos de miles de dólares en criptomonedas que pedía.

Brasil comenzó a trabajar en el desarrollo de submarinos nucleares en 1978, originalmente motivado por su rivalidad con Argentina. En 2008, durante el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, Brasil reinvirtió en un esfuerzo por crear un submarino nuclear, para patrullar y proteger mejor su zona económica exclusiva en el Océano Atlántico, una fuente de combustibles fósiles y otros recursos.

El país tiene como objetivo lanzar su primer submarino de propulsión nuclear en 2029, lo que forma parte de un programa de submarinos valorado en 7200 millones de dólares. En la actualidad, el país está construyendo cuatro submarinos tradicionales más con la ayuda de Francia, pero ha intentado desarrollar un quinto submarino impulsado por un reactor nuclear por su cuenta, un proyecto con el que ha tenido problemas.

Es por eso que la experiencia de Toebbe para lograr que los reactores nucleares sean aún más silenciosos y difíciles de detectar, así como otros elementos de diseño de los submarinos de clase Virginia, habría sido de gran valor para Brasil.

Aunque la embajada brasileña se negó a hacer comentarios, un alto funcionario brasileño dijo que el país había cooperado con los investigadores estadounidenses por la asociación de ambas naciones y las relaciones amistosas entre el servicio de inteligencia de Brasil y la CIA.

Si Brasil hubiese intentado comprar los secretos estadounidenses —y esas negociaciones hubiesen sido descubiertas— las relaciones entre los dos países, incluido el intercambio de información de inteligencia, podrían haber estado en peligro.

En cambio, los funcionarios brasileños trabajaron con el FBI después de que Toebbe inicialmente dudara en dejar la información clasificada en un lugar secreto preestablecido.

Me preocupa que usar la ubicación que prepara su amigo me ponga en una posición muy vulnerable”, escribió Toebbe, según los registros judiciales. “Por ahora, debo considerar la posibilidad de que no seas la persona que creo que eres”.

Para engañar a Toebbe haciéndole creer que estaba hablando con un funcionario brasileño, el agente encubierto le dijo que buscara una señal colocada en la ventana de un edificio del gobierno brasileño en Washington durante el fin de semana del Día de los Caídos del año pasado. Esa operación solo podría haberse realizado con la cooperación de funcionarios brasileños en Washington.

Después de ver la señal, Toebbe accedió a dejar una muestra de los secretos nucleares que robó de la Marina escondidos en un sándwich de mantequilla de maní en Virginia Occidental, lo que desencadenó una cadena de eventos que culminó con el arresto de la pareja en octubre.

(C) The New York Times.-

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