Así fue como la atención médica para los jóvenes transgénero se convirtió en 'abuso infantil' en Texas

Guardar

Especial para Infobae de The New York Times.

HOUSTON — Jeffery Younger peleó durante años con su exesposa, pediatra, por la identidad de género de uno de sus gemelos. Mientras ella seguía el consejo del médico de sus hijos de afirmar el deseo del niño de vestirse como una niña, dejarse el pelo largo y ser conocido como Luna, Younger se oponía con firmeza.

Se resistió al nuevo nombre e insistió en que usara ropa de niño, llevara el pelo corto y se le llamara con el nombre que la pareja le había puesto al nacer.

Lo que empezó en un hogar de una pequeña comunidad de las afueras de Dallas se convirtió en una batalla pública por la custodia entre Younger y Anne Georgulas, que lo convirtió en un héroe popular entre los conservadores y amplió los esfuerzos por hacer retroceder las protecciones para los transexuales en las legislaturas de todo Estados Unidos.

Además, allanó el camino para que a finales del mes pasado el gobernador de Texas, Greg Abbott, ordenara investigar a los padres por maltrato infantil si proporcionaban ciertos tratamientos médicos a sus hijos transgénero.

Las investigaciones por abuso ordenadas por Abbott, las primeras de este tipo, representan el punto álgido de una nueva ronda de acciones en las capitales estatales dirigidas a los estadounidenses transgénero, el impulso más significativo de los grupos que se oponen a los derechos de las personas transgénero desde que la campaña nacional para limitar el acceso a los baños fracasó en 2017 y 2018. El martes, se aprobó un proyecto de ley en la Cámara de Representantes de Idaho que convertiría los tratamientos médicos para jóvenes transgénero en un delito grave, castigado con cadena perpetua.

Pero pocos predijeron que llegaría tan lejos como lo ha hecho en Texas. La directiva de Abbott no tardó en abrir una investigación en el Departamento de Servicios para la Familia y de Protección de Texas, lo que llevó a un importante hospital de Houston a restringir la atención a los niños transgénero y suscitó el temor entre los defensores de los derechos civiles de que otros estados adoptaran las mismas medidas. El presidente Joe Biden condenó esta acción y pidió a las autoridades federales que intervengan si se producen casos de discriminación.

“En realidad, es la primera vez que consiguen algo que parece un éxito”, comentó Kasey Suffredini, director general de Libertad para todos los Estadounidenses, un grupo nacional de derechos de las personas homosexuales y transgénero. “Es increíblemente doloroso. Es devastador”.

Se ha iniciado una batalla judicial para detener las investigaciones en todo Texas, con una audiencia programada para el viernes.

La lucha por las cuestiones transgénero, librada en varios frentes en los últimos años, se ha centrado cada vez más en los tratamientos médicos para niños.

Los principales grupos médicos, así como los defensores de las personas transgénero, respaldan lo que se conoce como atención para la afirmación del género, que consiste en apoyar la identidad de género de un niño y su transición social, a menudo a través de la ropa o un nombre. Este tipo de atención también puede llegar a incluir bloqueadores de la pubertad o tratamientos hormonales, aunque no se recomienda someter a los niños a una intervención quirúrgica. Si bien reconocen cierta incertidumbre y riesgo, citan pruebas de que este enfoque puede mejorar la salud mental de los niños y reducir el suicidio.

Sus opositores, que incluyen algunas importantes organizaciones conservadoras, argumentan que los niños son demasiado jóvenes para decidir por sí mismos y que hay que protegerlos de tratamientos que puedan alterar la vida y que apenas hace poco tienen una mayor aceptación entre la comunidad médica.

Entre los que se encuentran en el centro de la presión conservadora a favor de nuevas leyes estatales se encuentra una coalición de grupos conocidos (la Fundación Heritage, la Alianza para las Políticas de la Familia y la Alianza para la Defensa de la Libertad) que se unieron en los últimos dos años.

Luego, el mes pasado, un nuevo actor de derecha, el Proyecto de Principios Estadounidenses, tomó la causa de Texas y gastó más de 600.000 dólares para sacar al aire en la televisión por cable una serie de comerciales muy bien producidos en los que se hablaba del caso de Younger, quien se ha convertido en un defensor abierto de la legislación restrictiva en las cuestiones relativas a transexualidad. Los anuncios señalaban directamente a Abbott durante unas reñidas elecciones primarias republicanas y acusaban al gobernador de no tomar medidas para “proteger a nuestros niños”.

Para entonces, Younger, de 57 años, había comparecido en repetidas ocasiones ante el Capitolio de Austin para hablar de medidas para restringir los tratamientos médicos para las personas trans. Después de que los proyectos de ley no fueron aprobados, se presentó a las elecciones primarias republicanas para contender por un escaño abierto en la Cámara de Representantes de Texas.

La semana pasada, Younger quedó en segundo lugar, lo cual lo califica para la segunda vuelta de mayo.

Para los activistas conservadores, el impulso legislativo ha formado parte de una lucha nacional más amplia sobre cuestiones sociales, incluida la legislación en Florida para prohibir la enseñanza sobre la identidad de género en las escuelas. Algunos de los mismos activistas que defienden los derechos de los padres en las batallas sobre los planes de estudio escolares sostienen que, en la cuestión del tratamiento de la transexualidad, los niños necesitan protección de sus propios padres.

“Los padres pueden tomar todo tipo de decisiones con sus hijos”, comentó Craig DeRoche, director general de la Alianza para las Políticas de la Familia, que forma parte de la coalición que ayuda a los legisladores a formular nuevas leyes sobre la transexualidad. “Y como comunidad, opinamos sobre qué decisiones deben o no deben estar en manos de los padres”.

Sin embargo, para muchas familias en Texas, la amenaza de una investigación estatal supone nuevos temores en una serie de decisiones médicas que ya son desafiantes. Ahora a los niños les preocupa que sus compañeros de clase o sus maestros puedan denunciar a sus padres por un presunto abuso. Algunas familias han tomado medidas para abandonar el estado.

“Estamos atentos a lo que sucede a nuestro alrededor”, dijo Autumn Tupper, de 43 años, de Frisco, Texas, un suburbio de Dallas. Debido a la directiva del gobernador, su hijo Orion, de 17 años, que reveló ser transgénero el año pasado, decidió retrasar el tratamiento hormonal de afirmación de género hasta que cumpla los 18 años este verano.

Ha habido otros casos de padres que luchan por la identidad de género de sus hijos. Pero Younger buscó atraer la atención con un sitio web y una campaña en la que aparecía el nombre de nacimiento de su hijo. Uno de los primeros artículos sobre el caso apareció en The Federalist en 2018. Younger concedió muchas entrevistas, incluso a Infowars.

“No se puede entender la situación política de Texas sin entender mi defensa política”, dijo Younger en una llamada de 16 minutos con The New York Times en la que se negó a responder preguntas. “Usted trabaja para una organización malvada y perversa”, dijo. “Creo que utilizará la precisión contra mis propios valores”, agregó.

Un abogado de Georgulas declinó una solicitud de comentarios, citando una orden de mordaza puesta en marcha por el juez del caso.

En 2019, la Fundación Heritage y la Alianza para las Políticas de la Familia celebraron debates en Washington sobre atletas y niños transgénero, que incluían un panel sobre los “daños médicos” de las intervenciones hormonales y quirúrgicas. Los grupos formaron una coalición, conocida como Promesa para los Niños de Estados Unidos, y presionaron la promulgación de nuevas leyes.

Pronto se presentaron proyectos de ley para restringir a los deportistas transgénero y, en más de 20 estados, las legislaturas consideraron la posibilidad de prohibir la atención médica de afirmación de género, incluyendo Texas el año pasado.

El proyecto de ley, que aprobó el Senado, no se aprobó en la Cámara de Representantes. Y aunque se aprobó una medida que restringía aún más a los atletas transgénero, algunos conservadores de Texas se enfadaron porque el proyecto de ley de tratamiento médico se había estancado.

El gobernador tomó nota. Luego, el fiscal general Ken Paxton, que enfrentaba una batalla fuerte en las elecciones primarias, emitió una opinión de que los medicamentos para bloquear la pubertad o los tratamientos hormonales podían considerarse abuso infantil conforme a las leyes existentes en Texas.

Abbott, que se enfrentaba a sus propias primarias dentro de unos días en medio de un aluvión de anuncios del Proyecto de Principios Estadounidenses, ordenó de inmediato a la agencia de protección de la infancia que iniciara investigaciones. Entre los primeros en ser investigados se encontraba un empleado de la agencia.

La semana pasada, un tribunal de Austin detuvo la investigación de manera provisional.

“La gente no entiende el tratamiento; piensa que siempre se somete a los niños a una cirugía”, comentó Chase Strangio, director adjunto de justicia transgénero de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, que, junto con Lambda Legal, presentó una demanda para detener las investigaciones. La oposición, agregó, ha estado usando “la confusión como un arma”.

La oficina de Abbott no respondió a una solicitud de comentarios. Pero su principal estratega de campaña dijo a los periodistas la semana pasada que el tema de la “mutilación genital” era un ganador político.

“Existe esta sensación, en especial entre los conservadores, de que están perdiendo su país”, dijo Terry Schilling, presidente del Proyecto de Principios Estadounidenses. “Hace apenas unos años estábamos debatiendo el matrimonio gay y ahora estamos debatiendo los cambios de sexo de los menores. Es un movimiento exponencial en términos de cultura”.

Guardar