Especial para Infobae de The New York Times.
La medida se produce en un momento en el que el país se enfrenta a demandas de cambio social generalizadas.
SANTIAGO — Los legisladores de Chile legalizaron el martes el matrimonio igualitario, una victoria fundamental para los activistas de los derechos gay que subraya el cambio profundo que en la última década ha atravesado la política y la sociedad del país.
Con abrumadoras mayorías en ambas cámaras, los legisladores pusieron las uniones entre parejas del mismo sexo a la par que otras uniones. Chile se convierte así en el país número 31 en permitir el matrimonio igualitario y da un paso significativo hacia su consolidación en América Latina.
La votación sucede cuando Chile, percibido como un país conservador y estable en la región, enfrenta una exigencia urgente por parte de varios sectores de la sociedad de hacer cambios sociales importantes. Millones de chilenos tomaron las calles en 2019 en protestas que llevaron a una votación para descartar la Constitución, un documento heredado de la dictadura de Augusto Pinochet, así como para reformular las leyes que enmarcan al país.
El momento de la verdad mostró cuán desconectada había estado la clase política en una amplia gama de temas, incluidos los derechos de las personas gay, dijo Rolando Jiménez, uno de los líderes de Movilh, una organización líder en derechos de las personas gay en Chile.
“Había una clase política sorda, ciega y muda respecto a una serie de temas en los que la sociedad civil y los chilenos y chilenas comunes y corrientes hemos avanzado”, dijo.
El presidente Sebastián Piñera, quien por mucho tiempo se había opuesto al matrimonio igualitario, sorprendió al establishment político cuando se pronunció a favor de dichas uniones en junio. Instó al Congreso a priorizar una ley que durante años había sido dejada de lado, asegurándose que la legislación estuviera entre los últimos logros de una presidencia turbulenta.
La medida se convertirá en ley en la recta final de la polarizada contienda presidencial de Chile. La votación es el 19 de diciembre y los principales candidatos, Gabriel Boric, un exactivista estudiantil de izquierda, y José Antonio Kast, un excongresista de extrema derecha, están amargamente enfrentados en una amplia gama de temas, incluido el matrimonio igualitario.
La tarde del martes, durante una reunión con líderes evangélicos, Kast dijo que estaba en desacuerdo con la nueva ley.
“Nosotros respetamos la democracia; eso no quiere decir que cambiemos nuestras convicciones”, dijo. “Para nosotros, el matrimonio es entre un hombre y una mujer”.
Mientras que el movimiento por el matrimonio igualitario ha avanzado con lentitud en gran parte del mundo en los últimos años, la gran mayoría de las personas en América Latina ahora viven en países donde dichas uniones son legales. En algunas naciones grandes, entre ellas Brasil y México, el derecho ha sido otorgado por las cortes.
La lucha por ampliar el derecho al matrimonio a las parejas del mismo sexo en Chile comenzó en diciembre de 2010, cuando César Peralta y Hans Arias, una pareja que está criando a dos niños, llegó a una oficinal gubernamental en Santiago y pidió casarse con la plena conciencia de que su solicitud sería rechazada.
La solicitud fue rechazada, como se esperaba, y la pareja abandonó el edificio para dirigirse a los reporteros que habían sido convocados afuera por Movilh, la organización de derechos de las personas homosexuales.
Fue la primera salva en una batalla legal que se desarrolló durante más de una década ante los jueces tanto en el país como en el extranjero.
Peralta siguió la votación y lloró al escuchar el resultado.
“Estoy muy emocionado y muy feliz de que habrá un poco más de dignidad para el país, para la gente, para la comunidad”, dijo. “Estoy muy feliz de haber sido parte de esto”.
Activistas por los derechos de las personas gay estaban muy conscientes de los obstáculos que enfrentaban al poner en marcha el proceso de legalización.
En América Latina los activistas habían estado empoderados por el ejemplo de Argentina, que se convirtió en el primer país en legalizar el matrimonio igualitario en julio de 2010 a través de una votación en el Congreso.
En aquella época, el vecino Chile, mucho más conservador, estaba muy lejos de imitar el ejemplo. Una ley que proscribía la sodomía fue eliminada hasta 1999. El divorcio se legalizó en 2004.
Para 2010, algunos legisladores chilenos proponían una ley de unión civil para las parejas que no se habían casado, pero pocos de los políticos más conocidos favorecían en público ampliar la definición del matrimonio o brindarles a las parejas del mismo sexo el derecho de adoptar niños.
Movilh, al darse cuenta de que tenían poco apoyo en el Congreso, llevó el caso a la corte de apelaciones a finales de 2010 y finalmente a la Corte Suprema, que en abril de 2012 falló en contra de los demandantes.
Ese fallo allanó el camino para que en 2012 Movilh demandase a Chile ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, órgano jurídico que considera disputas legales que surgen en sus Estados miembro.
Cuando se litigaba el caso, Chile aprobó la ley de uniones civiles en 2015, pero los grupos de derechos de las personas homosexuales argumentaron que las parejas del mismo sexo seguían desprovistas de sus derechos elementales, entre ellos la posibilidad de adoptar.
Tras años de negociaciones con la comisión, el gobierno de Chile acordó en junio de 2016 iniciar el proceso para legalizar el matrimonio igualitario.
En 2017, la presidenta de entones, Michelle Bachelet —una política de centroizquierda que antes había dicho que el matrimonio debía limitarse a un hombre y una mujer— presentó la ley del matrimonio igualitario.
“No puede ser que los prejuicios antiguos sean más fuertes que el amor”, dijo.
El impulso limitado del proyecto se estancó cuando Piñera, un político conservador, asumió el cargo.
Pero en octubre de 2019, a medio término de su mandato, Chile se estremeció durante meses a causa de la desigualdad, el costo de vida y los derechos sociales. Y, para sorpresa de críticos y partidarios por igual, Piñera cambió de opinión.
En un discurso a principios de junio, dijo que ahora apoyaba el matrimonio igualitario. “Hoy pienso que debemos profundizar sobre el valor de la libertad, incluyendo la libertad de amar y formar familia con el ser amado”, dijo.
Piñera le dio prioridad al proyecto de ley, lo que allanó el camino para la votación del martes.
Además de Argentina, el matrimonio igualitario es legal en América Latina en Brasil, Colombia, Ecuador, Uruguay, Costa Rica y en 24 de los 32 estados de México.
La nueva ley de Chile permitirá que las parejas homoparentales tengan derechos de maternidad o paternidad por sus hijos biológicos o adoptados de una pareja y establece reglas para la herencia y otros temas económicos.
Peralta y Arias se separaron en 2014. Pero Peralta dijo que eso no hace que la victoria del martes sea menos significativa para él. Mientras estuvieron bajo los reflectores públicos, la pareja sufrió burlas y críticas, incluso de parte de chilenos que dijeron que no se les debería permitir criar a los dos hijos biológicos de Peralta.
“Estoy orgulloso de lo que he hecho”, dijo.
Pascale Bonnefoy reporteó desde Santiago y Ernesto Londoño desde Río de Janeiro, Brasil.
Ernesto Londoño es el jefe del buró de Brasil, con sede en Río de Janeiro. Anteriormente fue parte del Consejo Editorial del Times y, antes de unirse al diario en 2014, trabajó para The Washington Post. @londonoe • Facebook
Pascale Bonnefoy reporteó desde Santiago y Ernesto Londoño desde Río de Janeiro, Brasil.