Los líderes de EE. UU., Canadá y México muestran unidad y evitan los temas controversiales

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Especial para Infobae de The New York Times.

La Cumbre de Líderes de América del Norte permitió que los mandatarios hablaran sobre la unión de sus países, sin entrar en detalles sobre temas más profundos como las disputas comerciales o la migración.

WASHINGTON — El presidente Joe Biden recibió al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador en la Casa Blanca el jueves. Fue un evento diplomático en el que los tres líderes trataron de proyectar un frente unido en medio de las disputas comerciales, las acusaciones de proteccionismo estadounidense y las preocupaciones constantes por el aumento de la migración en la frontera de México y Estados Unidos.

Pero aunque acordaron conformar un grupo de trabajo sobre temas de la cadena de suministro regional, incluidos los minerales críticos, y llegaron a un acuerdo para compartir vacunas, los líderes parecían decididos a transmitir sutilezas diplomáticas para abordar cuestiones más difíciles, como las disputas comerciales o el creciente número de migrantes.

“Podemos enfrentar todos los desafíos si nos tomamos el tiempo para hablar entre nosotros”, dijo Biden durante una reunión con ambos líderes el jueves por la noche.

El regreso de la cumbre después de una pausa de cinco años demostró el interés de los líderes norteamericanos por mostrar un sentido de solidaridad estratégica y económica en medio del aumento de la competencia de Asia y Europa. La reunión también sucede en un momento crítico para Estados Unidos porque la ruptura de las cadenas de suministro globales y el movimiento masivo de personas en las Américas ha hecho que la cooperación con México y Canadá sea más vital que nunca.

“Esta es una de las relaciones más cercanas que tenemos”, dijo Biden durante una reunión con Trudeau, pasando por alto las quejas de Canadá de que las políticas de compra estadounidense del presidente sobre bienes como los vehículos eléctricos han trastocado el comercio entre ambos países.

En su primera reunión en persona con López Obrador desde que asumió la presidencia, Biden, hablando a través de un traductor, dijo que veía a Estados Unidos y México como iguales. El presidente mexicano elogió el plan de Biden de otorgar la ciudadanía a más de 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en Estados Unidos, una propuesta que ha ganado poco impulso en el Congreso.

A lo largo del día, los líderes se negaron a responder las preguntas de los periodistas sobre las políticas estadounidenses que hacen que los solicitantes de asilo vuelvan a México. Los asesores de Biden dijeron que el grupo discutirá métodos más humanos para abordar las causas fundamentales que impulsan a las personas hacia el norte y enfrentar el flujo de fentanilo y otras drogas hacia la frontera entre Estados Unidos y México. Pero también dijeron que no discutirán las políticas que se han convertido en puntos críticos para los activistas de inmigración, entre ellos un programa que obliga a algunos solicitantes de asilo a esperar en México mientras sus casos se procesan en Estados Unidos.

Cuando se le preguntó cómo se podría discutir el problema de la migración sin mencionar esos programas, Jen Psaki, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, les dijo a los periodistas que los litigios pendientes impidieron que la política, conocida como Quédate en México, se discutiera abiertamente, “pero ciertamente se hablará sobre migración”.

Un día antes de la cumbre, más de 70 organizaciones de defensa de los derechos humanos y la inmigración presionaron a Biden y sus contrapartes para discutir lo que describieron como políticas de inmigración “crueles, ineficaces e ilegales”.

No se llegó a ningún acuerdo por las actuales disputas sobre cómo cada país ha manejado sus compromisos comerciales. Desde que Biden asumió el cargo, los detalles del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá han estado en disputa. El pacto buscaba actualizar las leyes laborales de México, fomentar una mayor producción de automóviles en América del Norte y abrir los mercados canadienses para los productores lácteos estadounidenses.

En las últimas semanas, el gobierno canadiense ha argumentado que el crédito fiscal ofrecido a los consumidores estadounidenses que compran vehículos eléctricos fabricados en Estados Unidos infringe el acuerdo. El lunes, en declaraciones a los periodistas en una conferencia de prensa, Trudeau dijo que los incentivos de compra de la gestión Biden eran “contraproducentes” para promover el comercio entre los dos países.

“No lo vemos de esa manera”, dijo Psaki a los periodistas el jueves. “En nuestra opinión, el crédito fiscal para vehículos eléctricos es una oportunidad para ayudar a los consumidores en este país”.

Por su parte, la administración Biden acusó al gobierno canadiense de prácticas que favorecen a sus productores de leche y ha expresado su preocupación ante la posibilidad de que las políticas energéticas de México otorguen a las empresas estatales una ventaja injusta. Funcionarios estadounidenses dijeron el miércoles que Biden planeaba reafirmar las disposiciones del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá para la protección de los derechos laborales, en referencia a la disputa resuelta contra México a principios de este año.

Los líderes llegaron a un acuerdo sobre el intercambio de vacunas, y Canadá y México acordaron compartir “millones” de dosis con los países más pobres de América Latina y el Caribe, dijo un funcionario.

Para Biden, las discusiones más delicadas vendrían con el presidente de México, quien arremetió contra Estados Unidos y aplicó políticas que van en contra de los intereses estadounidenses. Si bien López Obrador elogió al presidente Donald Trump por no interferir en los asuntos mexicanos, ha adoptado una postura de confrontación más abierta hacia las políticas estadounidenses desde que Biden asumió el cargo.

México, que durante mucho tiempo ha tenido una posición débil en la relación con sus vecinos, ha ganado una influencia considerable en un año signado por la ola migratoria procedente de América Latina que fue impulsada por la pandemia. Para la gestión Biden, la importancia de mantener un fuerte operativo de seguridad en México quedó clara en septiembre, cuando miles de haitianos cruzaron la frontera hacia Texas.

“El equilibrio de poder entre el gobierno mexicano y el gobierno de Estados Unidos ha cambiado debido a las circunstancias”, dijo Duncan Wood, vicepresidente de estrategia del Wilson Center. Los funcionarios mexicanos, dijo Wood, “saben que pueden afectar a la administración Biden, y saben que la administración Biden lo sabe”.

Esta misma semana, López Obrador calificó el embargo estadounidense en Cuba como “vil” y atacó al gobierno de Biden por ayudar a financiar grupos de medios mexicanos que describió como “publicaciones opositoras”. (El mandatario mexicano ha dicho que el financiamiento estadounidense a la sociedad civil mexicana equivale a “promover el golpismo”).

La vicepresidenta Kamala Harris se reunió con López Obrador durante su viaje a México en el verano y desde entonces ha sido vista como la encargada de esa relación. En su reunión con López Obrador el jueves, Harris habló de su interés compartido en la historia, pero también de “nuestra preocupación mutua por la migración y lo que haremos como socios para abordar, en particular, las causas fundamentales de la migración”.

López Obrador, por su parte, aprovechó un momento durante la reunión con Biden y Trudeau para advertir sobre la creciente competencia de China y los riesgos de una complicada cadena de suministro global.

“Lo mejor, lo más conveniente, es fortalecer nuestras economías, fortalecer nuestras operaciones comerciales a través de Norteamérica y todo el continente”, dijo. “Es una paradoja que circule tanto dinero por América del Norte y que los puertos del Pacífico estén abrumados con mercancías de Asia”.

López Obrador también dijo que la migración representaba un “enorme potencial” para reforzar la fuerza laboral de cada país y le recordó a Biden su compromiso de encontrar una manera de ofrecer un camino a la ciudadanía para los indocumentados.

“Ningún otro presidente en la historia de Estados Unidos ha expresado un compromiso tan claro y cierto para mejorar la situación de los migrantes”, dijo López Obrador a través de un traductor. “Espero que cuente con el apoyo del Congreso y de los miembros de los partidos demócrata y republicano”.

Katie Rogers reportó desde Washington y Natalie Kitroeff desde la Ciudad de México. Ana Swanson, Eileen Sullivan y Zolan Kanno-Youngs colaboraron con reportes desde Washington.

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