Especial para Infobae de The New York Times.
Esa sensación arenosa y la comezón en los ojos puede ser ocasionada por muchas causas, entre ellas el tiempo que pasas frente a la pantalla. Los colirios podrían empeorar la situación.
No tuve que esperar al noveno piso para apreciar lo molestos que pueden resultar los ojos secos. Y me desconcertó la gran variedad de productos en las farmacias que prometen aliviar un problema que afecta a alrededor de uno de cada cinco adultos. Tal vez tú, como yo, te encuentres entre las muchas personas que han probado varios remedios de venta libre que no sirvieron o, en ocasiones, empeoraron las cosas.
Las dificultades con los ojos secos se vuelven cada vez más prevalentes con la edad. En mi caso, desde los treintaypico vengo lidiando con una forma leve de la condición y, a pesar de las consultas con los especialistas, solo he logrado un alivio limitado. Con todo el tiempo “extra” que he tenido para leer por placer en la pandemia, la sensación arenosa de mis ojos crónicamente secos ha hecho que esta distracción sea todo menos placentera. Otra queja común relacionada con los ojos secos es la comezón y la sensibilidad excesiva al sol y las luces brillantes, que también me aquejan.
En una encuesta realizada en línea que se publicó en enero, dos tercios de los encuestados reportaron síntomas de sequedad ocular y de ellos, más de una cuarta parte dijo que sus síntomas habían empeorado con el uso de mascarillas. No obstante, Ira Udell, profesor de oftalmología en la Escuela Zucker de Medicina de Hofstra/Northwell dijo que aunque los cubrebocas pueden causar incomodidad ocular, es poco probable que exista una relación entre el ojo seco y el uso de mascarillas per se, dado que la humedad exhalada al llevar mascarillas empaña los lentes y, en todo caso, dicha humedad elevaría los niveles de humectación alrededor de los ojos.
Una explicación más probable de dichos hallazgos podría ser la relación entre la sequedad ocular y el estrés pandémico. En dos estudios realizados con veteranos, los investigadores encontraron un vínculo sólido entre el síndrome de ojo seco, el síndrome de estrés postraumático y la depresión.
¿Cuál es la causa de la sequedad en los ojos?
Recientemente me enteré de lo complicado que puede ser mantener mis ojos humectados y libres de esa irritante sequedad, una necesidad más desafiante porque cada vez dependemos más de las pantallas para trabajar y entretenernos. Las personas parpadean con menos frecuencia cuando pasan horas mirando las pantallas de las computadoras, lo que resulta en ojos secos, cansados y afligidos.
La lubricación inadecuada de la superficie ocular también puede dar como resultado visión borrosa, un síntoma que en repetidas ocasiones me ha empujado a hacerme un examen de la vista, solo para descubrir que mi graduación actual no ha cambiado a pesar de que las palabras en una página cada vez son menos nítidas.
Aunque los problemas de ojo seco son más frecuentes en las personas de más dee 50 años, también están aumentando entre los adultos más jóvenes, algo que los expertos atribuyen al uso extendido de computadoras y teléfonos inteligentes. Las personas más jóvenes también son más propensas a usar lentes de contacto, y si lo hacen de forma prolongada, pueden sufrir de sequedad ocular.
El ojo seco es un síntoma distintivo del síndrome de Sjörgen y otras enfermedades autoinmunes que incapacitan los tejidos lubricantes del cuerpo. El ojo seco también ocurre comúnmente de forma temporal después de la cirugía de cataratas, la operación Lasik que modifica la forma de la córnea para mejorar la vista y la blefaroplastia, una intervención para corregir la caída de los párpados.
Algunas personas desarrollan ojo seco crónico debido a que sus párpados no cierran completamente mientras duermen. Si sospechas que este puede ser tu caso y vives solo, Udell sugiere que un visitante revise tus ojos cuando duermes. Una foto de celular sería muy útil para mostrarle a tu médico.
¿Cómo se mantiene lubricado el ojo?
Imagina que la película de lágrimas que cubre y lubrica el ojo es un sándwich de tres capas y cada una de esas capas la producen distintas glándulas. Las glándulas de meibomio en los párpados superior e inferior crean una capa exterior oleosa que estabiliza la película. Si la película se rompe con demasiada facilidad, lo más probable es que resulte en visión borrosa. Luego vienen dos conjuntos de glándulas lacrimales que proveen las lágrimas acuosas. Al interior está la capa mucina que atrae el agua y ayuda a esparcir la película de lágrimas sobre la superficie de la córnea. Incluso si la cantidad de lágrimas es adecuada, una mucina deficiente puede impedir que la córnea se moje y dañar la superficie.
Tanto las glándulas de meibomio como las lacrimales cuentan con receptores para las hormonas sexuales, andrógenos y estrógenos, y una caída en los niveles hormonales posiblemente es lo que explica por qué los problemas de ojo seco aumentan en las mujeres menopáusicas y en los hombres que se someten a la terapia antiandrógenos para el cáncer de próstata. En efecto, la causa más común del ojo seco es la evaporación de la humedad ocular debido a la disfunción de las glándulas de meibomio, lo que resulta en la inestabilidad de la película lagrimal.
Algunas veces recurrimos a una solución que puede empeorar la irritación ocular, como utilizar distintas gotas oftálmicas que contienen preservativos. Yo acabé con ojos rojos crónicos después de usar ese tipo de gotas y el problema se resolvió tan pronto como cambié a lubricantes de uso único que no contenían preservantes. Aunque las gotas de un solo uso pueden emplearse en una ocasión, Udell dijo que suele ser seguro usarlas hasta por dos días si quieres disminuir el costo y el desperdicio siempre y cuando no toques la punta y la cubras después de cada uso.
Los medicamentos que se usan para tratar otras condiciones también pueden interferir en la producción adecuada de lágrimas. Entre los culpables habituales se encuentran los antihistamínicos, los betabloqueadores, las píldoras anticonceptivas, los diuréticos y los fármacos que se usan para tratar el párkinson, los desórdenes de ansiedad, asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y las arritmias cardiacas.
¿Qué puedes hacer para aliviar la sequedad ocular?
Entre las condiciones ambientales que pueden agravar el ojo seco se encuentran el humo y ele aire excesivamente seco, que pueden resultar de la calefacción y el aire acondicionado. Mucho antes de la pandemia, empecé a usar gafas en exterior, sobre todo durante los días de mucho viento y siempre cuando iba en bicicleta, para protegerme los ojos de la resequedad y la arenilla. Hay muchos tipos de gafas para bloquear el brillo, el viento y los irritantes aéreos.
Si nadas, asegúrate de usar gafas de natación para evitar que el agua salada o con químicos irrite tus ojos.
Otro consejo práctico en el que insiste Udell es aplicar compresas de agua tibia a los párpados mañana y noche para ayudar al funcionamiento de las glándulas de meibomio. Yo me lavo los párpados con delicadeza de la nariz hacia afuera con un paño tibio y húmedo cada noche. Si por las mañanas te levantas con “sueño en los ojos”, repite la limpieza con el paño tibio y luego aplica lágrimas artificiales.
El uso de lágrimas artificiales varias veces al día es esencial para la mayoría de las personas con ojo seco. Aunque no existe ningún producto que imite con precisión la composición de las lágrimas naturales, muchos pueden ser de ayuda si se les emplea con regularidad, dijo Udell. Sugirió probar distintos productos, uno a la vez, para encontrar el más efectivo para ti. Podrías empezar con un producto genérico y de bajo costo y, si no alivia, intentar con la versión de marca, dijo el médico.
Sin embargo, si los remedios de venta libre y las medidas prácticas descritas en este artículo no te brindan alivio, consulta con un especialista en ojos. Para los casos severos de ojo seco existen medicamentos de prescripción y gafas especiales que ayudan a crear una cámara de alta humedad alrededor de los ojos, entre otros.
Jane Brody escribe la columna de salud Personal Health, un cargo que ha ocupado desde 1976. Ha escrito más de una decena de libros incluyendo los éxitos de ventas Jane Brody’s Nutrition Book y Jane Brody’s Good Food Book.