El arma poco convencional contra futuros incendios forestales: las cabras

Es más que un acto de cuidado de sus animales: Lani Malmberg espera que las cabras coman suficiente vegetación para mitigar los incendios forestales en los próximos años

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La pastora nómada de cabras Lani Malmberg entra en acción en Silverthorne, Colorado (Amanda Lucier/The New York Times).
La pastora nómada de cabras Lani Malmberg entra en acción en Silverthorne, Colorado (Amanda Lucier/The New York Times).

Cuando los megaincendios arden al unísono y las sequías severas abrasan el oeste, los gobiernos locales, las empresas de servicios públicos y las compañías luchan por evitar los focos de calor, sobre todo porque cada año se registran cifras récord de destrucción.

Con un arma poco convencional, Lani Malmberg recorre el oeste estadounidense en una caravana Arctic Fox, ocupando un pequeño pero vital nicho empresarial en esa batalla.

Malmberg, de 64 años, es pastora de cabras y pionera en el uso de estos animales para devolver a las tierras devastadas por el fuego pastos más verdes y hacerlas menos propensas a la propagación de las llamas.

Desarrolló esta técnica de prevención de incendios en la escuela de posgrado y es una de las pocas personas que utilizan métodos de pastoreo para mitigar los incendios. Es un negocio que se publicita de boca en boca, y los propietarios de tierras privadas y los gobiernos locales la contratan para eliminar las malas hierbas y restaurar la fertilidad del suelo.

(Amanda Lucier/The New York Times)
(Amanda Lucier/The New York Times)

Malmberg trabaja con su hijo, Donny Benz; su prometida, Kaiti Singley; y un becario ocasional no remunerado. El equipo trabaja según el tiempo de las cabras y solo cenan cuando el trabajo del día ha terminado.

Llegan temprano y abren el remolque. Las cabras saltan fuera, listas para comer, mientras Malmberg vigila que no se pierdan. El equipo instala una valla eléctrica para confinar a las cabras y a su comida en una zona específica durante la noche.

(Amanda Lucier/The New York Times)
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Después de que las cabras digieren la maleza, sus desechos devuelven la materia orgánica al suelo, aumentando su potencial de retención de agua. Las cabras son herbívoros que se alimentan de la hierba, las hojas y la maleza alta que las vacas y otros animales pastadores no pueden alcanzar. Este tipo de vegetación se conoce como la escalera de combustible de los incendios y conduce a una mayor propagación cuando estos se desatan. Más que sofocar un incendio, Malmberg pretende evitar que se inicie.

”Cuando se aumenta la materia orgánica del suelo un uno por ciento, ese suelo puede retener 16.500 galones adicionales de agua por cada 0,4 hectáreas”, explicó Malmberg. “Si los helicópteros vienen y echan agua a los incendios, no se hace nada por el suelo”.

En 2020, Malmberg ayudó a emprender la Fundación Goatapelli, sin fines de lucro, para capacitar a la gente en el uso de las cabras con el fin de prevenir los incendios forestales. Relató que, de los aproximadamente 200 participantes, solo unos cuantos han puesto en marcha sus propios negocios. Los costos de inicio podrían ascender a los 360.000 dólares, comentó Malmberg, incluyendo el equipo y el ganado, que ella misma entrena.

”Lani es un ejemplo de alguien que ha abierto el camino y es pionera en esta industria del pastoreo prescrito”, señaló Brittany Cole-Bush, una de las alumnas de Malmberg y propietaria de Shepherdess Land and Livestock en Ojai Valley, California. “Queremos apoyar la ecología en la medida de lo posible. Queremos apoyar el crecimiento de los pastos nativos perennes”. Cole-Bush, que utiliza cabras y ovejas en su negocio, dice que fortificar los pastos perennes, en lugar de plantar hierba anualmente, hará que la tierra sea más tolerante a la sequía.

La pastora nómada de cabras Lani Malmberg, tercera desde la izquierda, prepara un corral para sus cabras con la ayuda de su hijo, su nuera y otras personas (Amanda Lucier/The New York Times).
La pastora nómada de cabras Lani Malmberg, tercera desde la izquierda, prepara un corral para sus cabras con la ayuda de su hijo, su nuera y otras personas (Amanda Lucier/The New York Times).

Malmberg, que tiene una maestría en Ciencias de las Hierbas por la Universidad Estatal de Colorado, pasa la mayor parte del año viajando por el oeste del país para realizar trabajos. El año pasado, por primera vez, la Oficina de Administración de Tierras contrató a Malmberg y sus cabras para la mitigación de incendios en Carbondale, Colorado.

Pensamos que las cabras podrían lograr nuestros objetivos gracias a su capacidad para trabajar en pendientes pronunciadas”, comentó Kristy Wallner, especialista en gestión de tierras de la oficina de campo del valle del Colorado. “Va a ser una herramienta útil para que la utilicemos en el futuro”.

En su afán por evitar el agravamiento de los incendios forestales, los organismos estatales y locales que desean eliminar el exceso de maleza recurren a los herbicidas y a la maquinaria, así como a las quemas prescritas: incendios intencionados que cada tanto tiempo eliminan la maleza, los árboles muertos y otros combustibles.

”Debido a los incendios forestales, cada vez hay más personas que comprenden la urgencia y están dispuestas a probar herramientas diferentes a las que están acostumbradas”, afirmó Jenn Balch, miembro de la junta directiva de la Fundación Goatapelli, que planea poner en marcha un negocio en el noreste del país que utiliza cabras para restaurar prados y zonas recreativas cubiertas de maleza.

El trabajo de Malmberg puede durar entre un día y seis meses; ella pone el precio tras evaluar el lugar. A finales de agosto, la contrataron para trabajar en una propiedad de Silverthorne, Colorado, que le llevó seis días y le costó más de 9.000 dólares.

(Amanda Lucier/The New York Times)
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Al principio y al final de cada trabajo, Malmberg pide a los espíritus de la zona que protejan su rebaño. Enciende un palo de tabaco ceremonial y llama para presentarse, como intrusa en la tierra, a los animales que viven allí.

Con 40 hectáreas que cubrir, Malmberg y su equipo pasaron un día trasladando a las cabras de una parcela a otra a través de una autopista. La policía detuvo el tráfico para que los animales pudieran cruzar.

(Amanda Lucier/The New York Times)
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El trabajo puede tardar más debido a las condiciones sobre el terreno. El proyecto de mitigación de Carbondale se retrasó tres semanas porque los desprendimientos de lodo provocados por los incendios forestales del año pasado habían cerrado la Interestatal 70, la principal carretera del estado.

Los científicos afirman que los incendios forestales se han vuelto más calientes, intensos y destructivos en los últimos años.

(Amanda Lucier/The New York Times)
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Los expertos atribuyen las temporadas de incendios más largas y feroces al cambio climático. Los incendios forestales en el oeste son cada vez más grandes, se extienden más rápido y llegan más alto, escalando montañas que antes eran suficientemente húmedas y frías para soportarlos. Los estudios han demostrado que los incendios forestales están provocando daños en la piel y partos prematuros.

El costo de la supresión de incendios se ha duplicado desde 1994 hasta llegar a más de 400 millones de dólares en 2018, un costo, dijo Malmberg, que no tiene en cuenta la manera en que la gente se ve afectada por la pérdida de sus tierras y hogares.

¿Cómo valoramos el nido que nos sustenta?”, dijo Malmberg. “Estamos a punto de quedarnos sin tiempo para cambiar la forma en que hacemos las cosas”.

(Amanda Lucier/The New York Times)
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(c) The New York Times

Editor Notes: Amanda Lucier colaboró con este reportaje desde Silverthorne, Colorado.

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