Yolanda López, una artista que rindió homenaje a las mujeres de la clase trabajadora, muere a los 78 años

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Especial para Infobae de The New York Times.

Yolanda López, una artista y activista que creó una de las obras de arte más famosas de la historia chicana al transformar de forma audaz a la Virgen de Guadalupe con su propia imagen, como una mujer joven, fuerte y morena que usa zapatos para correr y con una amplia sonrisa, murió el 3 de septiembre en su casa en San Francisco. López tenía 78 años.

El fallecimiento se produjo por complicaciones ocasionadas por un cáncer de hígado, dijo Río Yañez, su hijo que también es artista.

López realizó otro tipo de trabajos, incluidas instalaciones de arte conceptual y carteles políticos pero su pintura de 1978, “Retrato de la artista como la Virgen de Guadalupe” es, por mucho, su obra más aclamada y reproducida. A lo largo de los años, esa pieza ha sido incluida en libros de arte, historias feministas y antologías chicanas. Ha aparecido en camisetas y tatuajes. Y junto con el trabajo similar de Patssi Valdez y Ester Hernández, inspiró a las generaciones más jóvenes de artistas latinas a repensar el ícono católico romano, una visión de la Virgen María popular entre los mexicanos y los mexicoestadounidenses.

En esencia, López tomó a la Guadalupe, un modelo de la feminidad recatada, y la liberó. Rediseñó la túnica voluminosa y pesada de la imagen religiosa como un vestido corto y deportivo. Convirtió su manto azul con incrustaciones de estrellas en una capa de superhéroe. La representó corriendo, en vez de permanecer estática en un lugar, y se ve feliz.

Jill Dawsey, quien fue curadora de una exposición de la obra de López que se inaugurará en octubre en el Museo de Arte Contemporáneo de San Diego (será su primer homenaje en un museo), la calificó como “una revisión sorprendente de Guadalupe, despojada de sus orígenes colonialistas y patriarcales, y transformada en una imagen de optimismo feminista radical”. (Fue tan radical que, con frecuencia, López solía recibir amenazas de muerte).

Pocos se dan cuenta de cuántas versiones de la Virgen de Guadalupe creó López, incluidos al menos 20 collages y fotomontajes realizados como estudios. Su representación de la Guadalupe corriendo forma parte de un tríptico más grande que celebra a las chicanas de clase trabajadora de diferentes edades y tipos de cuerpo, y la idea del matriarcado en sí mismo. Una imagen muestra a su corpulenta madre remendando el manto de la virgen en una mesa de costura. Otra tiene a su abuela sentada sobre la tela apilada como si fuera un trono, sosteniendo de manera casual un cuchillo y una piel de serpiente.

Yolanda Margarita López, la mayor de cuatro hijas, nació el 1.° de noviembre de 1942 en San Diego de sus padres, Mortimer López y Margaret Franco. Su padre la abandonó poco después de nacer, y su madre y sus abuelos maternos la criaron en un hogar mayoritariamente secular. Su madre trabajaba como costurera para la base de la Marina estadounidense en San Diego, entre otros empleadores, y durante la infancia, López soñaba con convertirse en diseñadora de vestuario.

Frustrada por los valores conservadores de su ciudad natal, se fue al día siguiente de terminar el bachillerato para vivir cerca de San Francisco con su tío y el novio de su tío. En 1965, se matriculó en la Universidad Estatal de San Francisco, donde se unió a grupos activistas como el Frente de Liberación del Tercer Mundo, que buscaba reformas curriculares, de contratación y de admisión para estudiantes de color. Participó en la huelga de cinco meses del grupo, que logró la creación de una escuela de estudios étnicos y un departamento de estudios negros.

En 1969, fue una de las fundadoras de un grupo llamado Los siete de la raza que buscaba justicia para siete jóvenes latinos acusados de matar a un oficial de policía. (Más tarde fueron declarados inocentes). López diseñó el periódico del grupo, ¡Basta Ya!, así como algunos carteles, incluido uno que hacía girar la bandera estadounidense de modo que las rayas parecían barrotes de prisión en los rostros de los hombres. Según Karen Mary Davalos, presidenta de estudios chicanos y latinos en la Universidad de Minnesota, Emory Douglas de las Panteras Negras fue uno de los mentores de López, y le enseñó propuestas de diseño con materiales baratos como papel periódico y diversas técnicas para cortar y pegar.

Posteriormente, López regresó al sur de California para completar su Licenciatura en Artes en la Universidad Estatal de San Diego en 1975. Al año siguiente, comenzó a estudiar una Maestría en Bellas Artes en la Universidad de California en San Diego.

Su exposición de posgrado contó con tres importantes cuerpos de trabajo: el tríptico de Guadalupe, realizado en pastel al óleo y pintura sobre papel; una serie de autorretratos en acrílico y óleo, “¿A dónde vas, Chicana? Pasar la universidad”; y un conjunto de dibujos al carboncillo sobre papel de estraza de dos metros y medio de alto que hizo de ella misma, su madre y su abuela. Estos dibujos pretendían mostrar a mujeres “comunes”, escribió en una guía de exhibición, para contrarrestar “la falta de representaciones positivas de los latinoamericanos como seres humanos normales e inteligentes” y “el uso continuo de estereotipos como la atractiva y glamurosa latina y la esposa/madre pasiva y sufrida”.

“¿A dónde vas, Chicana?”, surgió de un nuevo pasatiempo: correr. Durante su programa de maestría, descubrió el amor por correr, como una forma de ejercicio y una forma de moverse por la ciudad sin un automóvil. Esto derivó en una serie de autorretratos que la muestran corriendo por las colinas de La Jolla y más allá de los nuevos y vanguardistas edificios modernistas del campus. Las obras muestran a López exigiendo su lugar como mujer chicana en una comunidad en la que los blancos eran una abrumadora mayoría. “Yo era la única estudiante de posgrado en el Departamento de Artes Visuales que era una persona de color”, dijo en una entrevista de 2020.

Después de que ella y su pareja, René Yañez, regresaron a San Francisco, tuvieron a su hijo, Rio, en 1980. Se separaron a finales de esa década.

Una de sus últimas obras de arte fue una colaboración con su hijo. En 2014, luego de recibir avisos de desalojo de su apartamento ubicado en el distrito de la Misión, López creó una “representación de desalojo” con ayuda de su hijo al vender su ropa, joyas y enseres domésticos en la Galería de la Raza. Fue una venta de garaje que sirvió también como una exhibición de arte y, según dijo Rio Yañez, “también fue una manera de hacer mucho ruido sobre el desalojo”. (Al final, López se quedó en su departamento después de que una organización comunitaria intervino y compró el edificio).

Los detalles sobre otros sobrevivientes de López, además de su hijo, no estuvieron disponibles de inmediato.

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