“No hay marcha atrás”: los disidentes cubanos se envalentonan a pesar de la represión

Las fuerzas de seguridad del Estado detuvieron a decenas de manifestantes luego de la ola de protestas que se inició el domingo. Pero los opositores expresan optimismo de que las manifestaciones lleven a cambios duraderos

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El domingo en La Habana numerosos grupos de manifestantes protestaron contra el Estado, el aumento en el costo de vida y la escasez de medicinas y alimentos, que se agrava (Reuters)
El domingo en La Habana numerosos grupos de manifestantes protestaron contra el Estado, el aumento en el costo de vida y la escasez de medicinas y alimentos, que se agrava (Reuters)

Guillermo Fariñas, un opositor cubano veterano conocido por sus largas estancias en la cárcel y sus habituales huelgas de hambre, dijo que no creía lo que veía cuando los calabozos de la comisaría de policía en la que estuvo brevemente detenido se llenaron de rostros desconocidos, muchos de ellos de adolescentes.

Dijo que ninguno le resultaba familiar de los círculos tradicionales de la oposición.

“Le dije a la seguridad del Estado que me arrestó: ‘Van a tener que cambiar’”, dijo Fariñas, de 59 años. “Este es el pueblo. Y no nada más es el pueblo, es la juventud. Míralos: ellos ya decidieron que no van a seguir solo marchándose del país, ellos quieren un cambio aquí”.

Después de la notable ola de protestas por toda Cuba el fin de semana, el gobierno detuvo a decenas de personas en un esfuerzo que los activistas describieron como la mayor represión en años y tal vez incluso en décadas.

Un activista de derechos humanos experimentado dijo que los arrestos por toda la isla solo eran comparables a las severas medidas implementadas antes de la invasión de Bahía de Cochinos en 1961.

Amnistía Internacional indicó el martes que había recopilado una lista de 150 personas detenidas tras las protestas del domingo. Otro grupo, el Movimiento San Isidro, un grupo de disidentes cubanos liderado por artistas y académicos, contaba 171 reportes de personas que habían sido detenidas o que habían desaparecido durante las protestas.

Las manifestaciones del domingo fueron las más numerosas desde la Revolución cubana, y fueron a nivel nacional (Reuters)
Las manifestaciones del domingo fueron las más numerosas desde la Revolución cubana, y fueron a nivel nacional (Reuters)

“Las protestas pacíficas masivas fueron históricas”, dijo Erika Guevara-Rosas, directora de Amnistía Internacional para las Américas. “A pesar de que las formas de represión son las mismas, estamos viendo movilización sustancial y peligrosa por parte de la policía y las fuerzas de seguridad”.

Los grupos de derechos humanos dijeron que podría tomar varios días para tener un panorama claro de la escala de la respuesta gubernamental debido a que la mala conexión telefónica y de internet dificulta monitorear la cantidad de personas detenidas.

Pero los cubanos dijeron que había una fuerte presencia de las fuerzas de seguridad en las calles el lunes y el martes, y muchas familias intentaban rastrear desesperadamente a sus seres queridos que habían sido detenidos o que desaparecieron luego de las protestas.

Aún así, los opositores experimentados dijeron que la represión era de esperarse después de lo que muchos llamaron el mayor día de protestas en el país desde la Revolución cubana, lo que obligó a los líderes de Cuba a reconocer la severa crisis económica que lanzó a miles de personas a las calles. Muchas describieron un punto crítico en un país en el que el Partido Comunista ha logrado sofocar incluso los desafíos más nimios a su autoridad durante décadas.

La chispa está prendida, señoras y señores, no hay marcha atrás”, dijo la periodista independiente Yoani Sánchez en un breve pódcast que grabó el martes. “El pueblo sintió, disfrutó por primera vez lo que es gritar libertad en las calles cubanas”.

(Reuters)
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El gobierno cubano a menudo detiene a los disidentes durante un día o dos luego de que las fuerzas de seguridad dispersan las protestas. No estaba claro si las detenciones del domingo conducirán a una nueva generación de prisioneros políticos de largo plazo.

Daniel Triana, un actor cubano que fue detenido en un centro de La Habana durante unas 24 horas, relató que la celda en la que lo tenían fue inundada por manifestantes.

“Mucha gente a lo largo del país sigue detenida, yo diría cientos”, dijo en una entrevista telefónica. “En mi anexo había decenas de personas y estaban metiendo gente cuando yo llegué, y estaban metiendo gente cuando me fui”.

Camila Remón, integrante del Movimiento San Isidro, dijo que las protestas recientes eran posibles debido a la conectividad a internet generalizada en la isla, un fenómeno relativamente reciente.

“Ha sido un medio muy efectivo para expresarse”, dijo, y recalcó la cantidad de videos en línea, muchos de ellos transmitidos en vivo, que le dio a la gente en todo el mundo un atisbo en tiempo real de lo que sucedía al interior de Cuba mientras ocurrían las protestas. “Hemos logrado sacar mucho contenido mostrando lo que hace el régimen”.

Pero el servicio de internet fue bloqueado con rapidez en todo el país el domingo y numerosos activistas han dicho que tienen dificultades para conectarse esta semana. Los disidentes dijeron que el gobierno parecía estar restringiendo el acceso a una herramienta que representa una fuerte amenaza a su poder.

Lo único que nos dio la valentía de ir a la calle fue ver que otra gente también lo estaba haciendo”, dijo Triana, el artista. “Cortar internet va aplastar cualquiera seguridad que teníamos”.

En Florida, Estados Unidos, los líderes discutieron el martes cómo empoderar a los grupos de oposición en Cuba. El gobernador del estado, Ron de Santis, expresó su interés en que las empresas locales examinaran la posibilidad de ampliar el acceso a internet en la isla.

Altos funcionarios cubanos parecían sorprendidos por la magnitud de la protesta del domingo, que se extendió en decenas de pueblos y ciudades de toda la isla. Multitudes de manifestantes desafiantes denunciaron al Estado, el aumento en el costo de vida y la escasez de medicinas y alimentos.

El presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez llamó a los partidarios del gobierno a recuperar las calles e insinuó la posibilidad de que hubiera violencia cuando el régimen buscara establecer el control. “Nosotros no vamos a entregar la soberanía, ni la independencia del pueblo, ni la libertad de esta nación”, dijo el domingo luego de las protestas. “Somos muchos los revolucionarios en este pueblo que estamos dispuestos a dar la vida”.

Al día siguiente, Rogelio Polanco Fuentes, jefe del departamento de ideología del Partido Comunista, comentó que las protestas eran parte de una “estrategia de guerra no convencional” que Estados Unidos había emprendido para buscar un cambio de régimen.

“Sigue tácticas de la llamada lucha no violenta para generar inestabilidad y caos en los países”, dijo, para “provocar a las fuerzas del orden para inducir acciones de represión que, a su vez, generen la percepción de violación de derechos humanos”.

No obstante, muchos líderes en todo el mundo, entre ellos el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, rápidamente se adhirieron a la causa de los manifestantes y condenaron la ola de detenciones.

“El lugar para estas personas no es en una prisión sino en el discurso público”, dijo a la prensa Peter Stano, vocero de la Unión Europea el martes. “Pedimos a las autoridades cubanas liberar inmediatamente a todas las personas que han sido detenidas a causa de su convicción política y su trabajo periodístico”.

Activistas en la isla comentaron que muchas personas, en particular los disidentes bien conocidos y las personas que no habían cometido actos de vandalismo, ya habían sido liberadas.

Julie Chung, la principal diplomática estadounidense para América Latina, dijo que la detención y desaparición de manifestantes “nos recuerda que los cubanos pagan muy caro su libertad y dignidad”.

Con el aumento de las tensiones el martes, muchos periodistas independientes y activistas reportaron que se les prohibía salir de sus viviendas. Eso sucedió con Denis Solís, un músico que canta contra el gobierno de Cuba y a quien acababan de liberar de una pena de ocho meses en prisión cuando se desataron las protestas del domingo.

Pero pensar en lo que sus compatriotas habían hecho ponía a Solís muy alegre.

“No puedo creer lo que está pasando”, dijo. “Es lo que hemos estado esperando desde 1959. Algo que era imposible se ha vuelto posible”.

© The New York Times 2021

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