Especial para Infobae de The New York Times.
En una audiencia judicial, la cantante dio un testimonio apasionado sobre la tutela que controla su vida personal y sus finanzas, y le dijo a una jueza que le gustaría finalizar esa situación.
El miércoles, Britney Spears le dijo a una jueza de Los Ángeles que durante los últimos 13 años la drogaron y la obligaron a trabajar en contra de su voluntad, además impidieron que se quitara un dispositivo anticonceptivo, mientras le suplicaba a la corte que pusiera fin al control legal de su padre sobre su vida.
“He estado en negación. He estado en estado de shock. Estoy traumatizada”, dijo Spears, de 39 años, por medio de una llamada telefónica que fue transmitida durante una audiencia. “Solo quiero recuperar mi vida”.
Fue la primera vez que el mundo escuchó a Spears detallando sus luchas contra la tutela otorgada a su padre, James P. Spears, en 2008, cuando las preocupaciones sobre su salud mental y el potencial abuso de sustancias lo llevaron a presentar una petición ante la corte para tener autoridad legal sobre su hija adulta.
Spears pidió que se finalizara ese sistema sin que ella “tuviera que ser evaluada”. “No debería estar bajo tutela si puedo trabajar. Las leyes deben cambiar”, agregó. “Realmente creo que esta tutela es abusiva. No siento que pueda vivir una vida plena”.
La lucha entre una de las más grandes estrellas del pop y su padre se ha convertido en una saga que ha generado el movimiento “Liberen a Britney” [Free Britney] entre sus fanáticos y otras celebridades.
Afuera de la sala del tribunal, la voz de Spears silenció a una multitud de unos 120 simpatizantes que se reunieron para apoyarla, pero dejaron de gritar consignas para escuchar sus palabras en sus celulares.
Su inusual intervención se produjo luego de que el abogado designado por el tribunal, Samuel D. Ingham III, pidiera en abril que se le permitiera, de forma expedita, dirigirse directamente a la jueza. Los documentos judiciales confidenciales que The New York Times obtuvo de manera reciente revelaron que desde 2014 Britney Spears había planteado problemas con el rol de su padre, y que había pedido en varias ocasiones terminar de manera total con la tutela, aunque Ingham no ha realizado esa petición.
“Lo que me ha pasado es vergonzoso y desmoralizante y esa es la principal razón por la que no lo comenté abiertamente”, dijo Spears. “Pensé que nadie me creería”. Spears dijo que no sabía que podía presentar una petición para poner fin al acuerdo. “Lamento mi ignorancia”, afirmó, “pero no sabía eso”.
Mientras relataba sus argumentos, la cantante hablaba tan rápido y de manera tan apasionada que la jueza le pidió, más de una vez, que redujera la velocidad por el bien de la taquígrafa de la corte.
“Le estoy diciendo la verdad, ¿de acuerdo?”, dijo Spears. “No soy feliz. No puedo dormir. Estoy tan enojada que es una locura”.
La cantante ha vivido con una tutela doble en California que abarca su vida personal y su patrimonio desde 2008, cuando las preocupaciones sobre su salud mental y el posible abuso de sustancias hicieron que su padre solicitara al tribunal que le concediera la autoridad legal sobre su hija.
Actualmente, James Spears, de 68 años, junto con una firma de administración de patrimonio profesional que la cantante solicitó, supervisan la fortuna de casi 60 millones de dólares de Spears. En 2019, un tutor profesional comenzó a hacerse cargo de manera temporal del cuidado personal de la cantante.
Los abogados de James Spears y la tutoría legal han argumentado que era necesario proteger a la cantante y que ella podía solicitar el fin de la tutela cuando lo deseara.
Britney Spears dijo que se sentía obligada a dirigirse de nuevo a la jueza de su caso, Brenda Penny, después de hablar en contra de la tutela en una audiencia a puerta cerrada en mayo de 2019. “No creo que me hayan escuchado cuando vine a la corte la última vez”, dijo Spears antes de recapitular su testimonio anterior, en donde dijo que había sido forzada a hacer una gira, someterse a evaluaciones psiquiátricas y tomar medicamentos en 2019. “Las personas que me hicieron esto no deberían poder liberarse tan fácilmente”, dijo.
La cantante describió haber sido obligada a someterse a evaluaciones médicas involuntarias y rehabilitación después de quejarse durante un ensayo de su show en Las Vegas que después fue cancelado. Cuando se opuso a un movimiento de la coreografía, “fue como si hubiera puesto una bomba gigante en algún lugar”, dijo Spears. “No estoy aquí para ser esclava de nadie. Puedo negarme a dar un paso de baile”.
“Necesito su ayuda”, le dijo a la jueza. “No quiero estar sentada por horas al día en una habitación, como antes. Hicieron que lo pasara incluso peor”.
En varias ocasiones, Spears enfatizó que podía trabajar para “hacer que tanta gente se ganara la vida y pagarle a tanta gente”, pero no controlaba su propio dinero. “Soy buena en lo que hago”, dijo. “Y permito que estas personas controlen lo que hago, señoría, y ya es suficiente. Esto no tiene ningún sentido”.
Por años, fanáticos de Spears y otras personas han cuestionado que la cantante todavía sea considerada alguien que necesita tutela, una figura legal que se usa como último recurso para la gente que no puede cuidar de sí misma, como personas con discapacidades graves o demencia. Hasta hace poco, la cantante había continuado con sus actuaciones y había recaudado millones de dólares.
El miércoles, afuera del juzgado en el centro de Los Ángeles, docenas de seguidores apasionados de Spears, que protestaron con la bandera de #FreeBritney, se reunieron para bailar, cantar y dar discursos sobre la injusticia hacia la cantante frente a un fondo rosa neón. Los fanáticos dijeron que habían viajado desde Las Vegas y Detroit para estar ahí. Después de que aumentó la presencia en los medios, la multitud creció hasta llenar una cuadra completa.
También se les unieron algunas personas de mayor edad que ven el caso de Spears como un llamado de atención sobre el sistema de tutela que necesita una reforma. “Cuando nos enteramos de este grupo de jóvenes con conciencia social, vimos la oportunidad de educar a los estadounidenses”, dijo Susan Cobianchi, de 61 años, quien se contactó con el contingente #FreeBritney a principios de este año, después de que su madre muriera mientras estaba bajo una tutela que, aseguró, las mantuvo separadas durante sus últimos días.
En 2016, Spears le dijo a un investigador judicial asignado a su caso que quería que la tutela terminara lo antes posible, según los informes reportados por el Times. “Expresó que siente que la tutela se había convertido en una herramienta opresiva y controladora en su contra”, escribió el investigador. “Está ‘harta de que se aprovechen de’ ella y dijo que ella es la que trabaja y se gana su dinero, pero que todos los que la rodean están en su nómina”.
En ese momento, el investigador, quien es responsable de las evaluaciones periódicas que se le otorgan al juez del caso, concluyó que la tutela era en el mejor interés de Spears debido a sus complejas finanzas, susceptibilidad a influencias indebidas y problemas ‘intermitentes’ con las drogas. Pero el informe también pidió “un camino hacia la independencia y la eventual terminación de la tutela”.
El miércoles, Spears habló de la autoridad de su padre, a quien calificó como “el que aprobó todo”, y relató haber sido intimidada y castigada por él y su equipo asesor. “Deberían estar en la cárcel”, dijo. También mencionó que quiere demandar a su familia.
Después de solicitar un receso tras los comentarios de la cantante, Vivian Lee Thoreen, abogada de James Spears, leyó una breve declaración en nombre de su cliente. “Lamenta ver a su hija sufrir y con tanto dolor”, dijo. “Spears ama a su hija y la extraña mucho”.
Ingham, quien dijo al comienzo de la audiencia que no sabía lo que diría Britney Spears, también parecía sorprendido. Aseguró que actuó a discreción de la corte y advirtió que dejaría de ser el abogado de Spears si se le pedía hacerlo.
“Como hoy hizo sus comentarios de manera pública, ahora considera que sería aconsejable que, en el futuro, estos procedimientos sean confidenciales”, dijo Ingham. De manera previa se había programado otra audiencia para julio, pero aún no se sabe cuáles serán los pasos exactos a seguir.
Aunque el camino legal de Spears puede ser complicado a futuro, sus deseos son más simples. Quiere poder peinarse y arreglarse las uñas con libertad, dijo, y visitar a sus amigos que viven a “ocho minutos de distancia”.
Aunque dijo que prefería poner su fe en Dios, Spears señaló que no se oponía a someterse a un tratamiento si se mantenía en privado. “De hecho, sé que necesito un poco de terapia”, dijo riendo.
Pero también dijo que la tutela le estaba “haciendo mucho más daño que bien”. “Merezco tener una vida”.
Spears aseguró que le habían impedido ir al médico para remover su dispositivo intrauterino, un método anticonceptivo: “Este supuesto equipo no me deja ir al doctor para sacarlo porque no quieren que tenga hijos”, dijo.
“Quiero poder casarme y tener un bebé”, agregó la cantante. “En este momento del tutelaje me dijeron que no puedo casarme ni tener un bebé”.
Antes, Spears había dicho que se sentía “acabada”. “Todo lo que quiero es ser dueña de mi dinero, que esto termine y que mi novio me lleve en su carro”, dijo, agregando un improperio.
Caryn Ganz y Liz Day colaboraron con informes desde Nueva York. Lauren Herstik y Samantha Stark colaboraron con reportes desde Los Ángeles.
Joe Coscarelli es reportero cultural especializado en música pop. Su trabajo busca revelar las maneras en las que se descubren, crean y comercializan las canciones de éxito y los nuevos artistas. Antes trabajó en la revista New York y The Village Voice. @joecoscarelli