El gobierno de España indulta a los líderes separatistas catalanes encarcelados

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Supporters of Catalan independence on
Supporters of Catalan independence on their way to a speech in Barcelona, Spain, Oct. 26, 2017. Spain’s government on Tuesday, June 22, 2021, approved pardons to a group of separatists serving long prison sentences for their involvement in a failed attempt to form a breakaway state in the northeastern region of Catalonia, a major olive branch in a conflict that has long divided the country. (Samuel Aranda/The New York Times)

Especial para Infobae de The New York Times.

La medida intenta aliviar las tensiones en un conflicto muy divisivo provocó reacciones encontradas en el movimiento independentista.

MADRID — El gobierno de España aprobó el martes indultos para un grupo de separatistas que cumplían sentencias de cárcel prolongadas debido a su participación en un intento de formar un Estado separatistas en Cataluña, en la región noreste, una importante señal de conciliación en un conflicto que divide al país desde hace mucho tiempo.

Los indultos, aprobados por el gabinete español y dados a conocer en una conferencia de prensa, cumplían la promesa reciente del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, de reconciliarse con un movimiento separatista que remeció a España en 2017 con un referéndum de independencia. Las cortes españolas declararon que el voto era ilegal y el gobierno ordenó reprimirlo, al confiscar las boletas e incluso enviar al escuadrón antimotines para amedrentar por la fuerza a quienes intentaron votar.

Los funcionarios también ordenaron detenciones generalizadas, incluidas las de los nueve políticos y activistas independentistas, que originalmente recibieron sentencias de entre nueve y 13 años, por cargos que incluían sedición y malversación de fondos públicos. Los prisioneros fueron encarcelados hace unos tres años y medio.

En un anuncio de La Moncloa, el palacio del gobierno, Sánchez ofreció un tono de conciliación que marcó un cambio de otras posturas de confrontación del gobierno contra los prisioneros. Dijo que indultarlos era de interés público.

“El gobierno de España ha tomado esta decisión porque es la mejor para Cataluña, porque es la mejor para España”, dijo.

Sin embargo, el gobierno no ofreció indultos completos a los prisioneros, y se mantiene la prohibición de que varios de ellos —que se habían dedicado a la política— ocupen cargos políticos.

Entre quienes recibirán clemencia están Oriol Junqueras, el exvicepresidente de la Generalitat de Cataluña; Raül Romeva, quien estaba a cargo de los asuntos exteriores del anterior gobierno catalán; Jordi Sànchez, quien encabezaba un grupo independentista, y Jordi Cuixart, presidente de Omnium Cultural, una organización cultural con sede en Barcelona.

La decisión de los indultos acarreó riesgos para el presidente del gobierno, Sánchez, líder de los socialistas, quien ha recibido críticas de que el partido no ha mostrado suficiente fuerza frente al separatismo, a cuyos líderes muchos españoles ven casi como delincuentes. Los separatistas aseguran que son perseguidos políticos.

Luego de que Sánchez empezó a barajar la idea de los indultos con más seriedad este mes, tres de los principales partidos políticos —que representan a los votantes del centro, la derecha y la extrema derecha española— se manifestaron en Madrid, en una protesta que reunió a unas 25.000 personas.

Las encuestas muestran que la mayoría de los españoles se oponen a los indultos.

“Los indultos son un premio a los que han roto familias en Cataluña, a los que se saltaron las leyes”, dijo Inés Arribadas, una política catalana que lidera el partido centrista Ciudadanos y quien encabezó a un contingente de manifestantes. “Es una humillación, a los que seguimos desde Cataluña siendo leales a la Constitución y cumplimos las leyes”.

Arrimadas señaló que, hasta hace poco, Sánchez y miembros de su gobierno sostenían que los separatistas debían responder por sus crímenes, pero que su partido ahora necesita el apoyo de los nacionalistas catalanes para aprobar leyes.

Muchos analistas, sin embargo, observan que es un momento propicio para un gobierno que busca ganar simpatías en Cataluña.

Los socialistas de Sánchez obtuvieron la mayor parte de los asientos en un voto regional en Cataluña celebrado en febrero, después de años de quedar rezagados en las elecciones. Los partidos independentistas al final formaron un gobierno sin ellos, pero apoyaron a un lider moderado, Pere Aragonès, quien promueve un diálogo con Madrid en lugar de un nuevo referéndum.

Joaquim Coll, un historiador y columnista de Barcelona, dijo que en los años transcurridos desde el referéndum de 2017, el impulso del movimiento independentista ha decaído en toda la región, lo que significa que puede haber poca amenaza en la liberación de los prisioneros.

“Yo creo que del punto de vista del Estado es un gesto que reconfirma la victoria del Estado”, dijo, y añadió que es “el gesto que quiere el vencedor”.

Coll también comentó que al liberar a los prisioneros, el gobierno privó a los independentistas de línea dura de mártires que podrían ser utilizados para impulsar una mayor confrontación con Madrid. Eso le quita presión a los moderados en Cataluña.

Los encarcelamientos resultaron de un antiguo conflicto sobre quién debería gobernar Cataluña, una región que es hogar de 7,5 millones de personas, en donde está albergada Barcelona y que es poseedora de un idioma y una cultura distintas.

Luego de que las cortes españolas anularon buena parte de un decreto que debía otorgarle poderes autonómicos más amplios a la región, un movimiento separatista regional empezó a ganar impulso.

El referéndum de 2017 se llevó a cabo a pesar de una decisión del tribunal que determinaba que era ilegal. Los separatistas declararon victoria a pesar de que las encuestas de opinión mostraban una gran división del público en torno al tema y el gobierno de Cataluña declaró la independencia, solo para suspender la medida y ser disuelto a través de la intervención del gobierno español.

El siguiente enfrentamiento sucedió durante el juicio a los líderes independentistas, que dominaron los titulares durante meses. En 2019, el Tribunal Supremo de España sentenció al grupo hasta por 13 años por delitos que incluían sedición y malversación de fondos públicos.

Muchos observadores de derechos humanos, entre ellos Amnistía Internacional, quedaron sorprendidos por las prolongadas sentencias de prisión, y dijeron que la encarcelación de los separatistas equivalía a tener prisioneros políticos en el corazón de Europa.

La reacción a los indultos fue contradictoria entre algunos integrantes del movimiento independentista.

“Personalmente, sacarlos de prisión me dará alegría”, comentó Adrià Alsina, secretario nacional de la Asamblea Nacional de Cataluña, grupo independentista cuyo líder, Jordi Sànchez, fue uno de los que recibieron indultos. “Pero todo el proceso parece una enorme broma de mal gusto”.

Alsina dijo que su meta no eran los indultos sino la declaración de amnistía por parte del gobierno español, una declaratoria de que los prisioneros no habían cometido ningún delito y un acuerdo para permitir un nuevo referéndum para decidir sobre el estatus de Cataluña.

Tampoco los conservadores se mostraron complacidos, pero por otros motivos.

“Eso lanza un mensaje confuso a los ciudadanos sobre la equidad de la justicia”, dijo Trinidad Cornejo, un economista de la capital, Madrid. “No digo que esté en contra en el futuro, pero ahora mismo, no, porque ha pasado muy poco tiempo y ellos no están arrepentidos”.

José Bautista colaboró con la reportería.

Nicholas Casey es el jefe de la oficina de Madrid, que cubre España, Portugal y Marruecos. Pasó una década como corresponsal en América Latina y Medio Oriente y escribió sobre política estadounidense durante la campaña presidencial de Estados Unidos de 2020. @caseysjournal

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