Especial para Infobae de The New York Times.
SAN DIEGO — Si eres una mujer cuya edad oscila entre los 18 y los 34 años, tal vez hayas notado un comercial de Phexxi mientras veías algo en Hulu. O quizá te hayas topado con el producto —un gel anticonceptivo no hormonal que las mujeres pueden aplicarse una hora antes de tener sexo— mientras navegabas Instagram, en alguna publicación entre una receta para bagels de dieta paleo y una oda a la positividad corporal.
Phexxi se lanzó al mercado estadounidense en septiembre, tras recibir la aprobación de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por su sigla en inglés). Las recetas emitidas para Phexxi son unas pocas miles, alrededor de 17.280, según su empresa matriz que cotiza en bolsa, Evofem. Es una cifra escasa comparada con el estimado de 8,6 millones de mujeres que se han sometido a la esterilización femenina o los 6,6 millones de mujeres que toman píldoras anticonceptivas.
Sin embargo, Saundra Pelletier, directora ejecutiva de Evofem, espera conectar con una generación que, a diferencia de sus antecesoras, que se “liberaron” con la píldora anticonceptiva para luego ser estrictamente educadas a insistir en el uso del condón, ha crecido con las hormonas como el método anticonceptivo por defecto.
“Creo que es una locura que las mujeres no hayan tenido una opción como esta hasta ahora”, expresó Pelletier en mayo.
Las salas de conferencia en las oficinas de Evofem llevan nombres de mujeres que dejaron huella en el mundo: Ruth Bader Ginsburg, Rosa Parks, Marie Curie. Una Juana de Arco estilizada, en un color rosa intenso, se asoma en una pantalla en la “sala de guerra”. En la cafetería, la palabra “feminismo” está escrita en una placa, junto con su definición.
Las señales que envía la oficina personal de Pelletier son aún más feroces. En el baño, un vaso en el lavabo que contiene un cepillo y pasta de dientes lleva la leyenda: “Lágrimas de mis enemigos”. Una cortina de ducha (sí, hay una ducha en su oficina) proclama en letras negritas: “Esto va por las mujeres fuertes/Por conocerlas/Por serlas/Por criarlas”.
La ducha está ahí porque Pelletier, de 51 años, hace mucho ejercicio. Cuando le diagnosticaron cáncer en 2018, buscó médicos que aceptaran que no tenía ninguna intención de tomar un descanso mientras se sometía al tratamiento.
“Si dejo de trabajar, voy a tomar analgésicos todo el día, veré ‘Atínale al precio’ y terminaré en posición fetal en la esquina”, describió. Así que siguió trabajando mientras se sometió a seis meses de quimioterapia, una doble mastectomía, una histerectomía y una ooforectomía e incluso se presentó en conferencias en distintas partes del país.
Phexxi no solo está pensado para las mujeres que dudan sobre tomar hormonas, un contingente cada vez más vocal en un auge de la cultura del bienestar; también es para las mujeres a quienes no se les recomienda tomarlas. Por ejemplo, las mujeres con cáncer de mama.
El mecanismo de Phexxi es simple: el gel altera el pH de la vagina para que sea más ácido e inhóspito para los espermatozoides. El producto tuvo una efectividad de alrededor del 93 por ciento con uso perfecto en los ensayos clínicos que revisó la FDA y del 86 por ciento con uso típico. Ese porcentaje se encuentra más o menos entre los índices de los condones y los diafragmas (los condones evitan el embarazo un 87 por ciento de las veces con uso típico y los diafragmas lo hacen un 83 por ciento de las veces con uso típico, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. La píldora anticonceptiva tiene una tasa de efectividad del 93 por ciento con uso típico).
Meera Shah, autora de un libro sobre el aborto y directora médica de Planned Parenthood en la región de Hudson Peconic, es una de los casi 5400 proveedores de salud que han recetado Phexxi en Estados Unidos, según Evofem. Ella supervisa 10 clínicas. “Los médicos clínicos me han estado contactando para decirme que todas las personas están preguntando por Phexxi”, relató. “La demanda existe”.
Comparación de efectos secundarios
La historia está plagada de cajas de métodos anticonceptivos rechazados (¿alguien recuerda la esponja?).
Aun así, muchas mujeres no están satisfechas con las opciones disponibles hoy en día, y hay una disposición cada vez mayor a expresar ese descontento. En promedio, las mujeres prueban de tres a cuatro métodos anticonceptivos a lo largo de sus vidas, según una encuesta reciente de la Fundación de la Familia Kaiser (KFF, por su sigla en inglés). En un estudio, el 91 por ciento de las mujeres dijo que ningún método anticonceptivo tenía todas las características que ellas consideraban “sumamente importantes”.
Además, en años recientes, más personas están cuestionando lo que introducen a sus cuerpos, por lo que han adoptado rutinas y productos que les parecen más “naturales” y han rechazado cosas que perciben como tóxicas.
“Necesitamos más innovación y más opciones”, afirmó Erica Chidu, fundadora y directora ejecutiva de LOOM, una plataforma de educación sexual. “Para las personas que detestan tomar la píldora anticonceptiva u odian los condones y la sensación que dan, este producto me parece genial y revelador”, dijo sobre Phexxi.
Las quejas sobre los métodos anticonceptivos son variadas. Algunas personas le temen al dolor que implica la inserción de un dispositivo intrauterino. “Algunas personas no quieren tener un DIU en el cuerpo”, dijo Chidu. A algunas no les gustan los efectos secundarios que provocan las píldoras anticonceptivas, que pueden incluir dolores de cabeza, una disminución de la libido y altibajos emocionales.
A otras les preocupan los riesgos graves para la salud, como los coágulos sanguíneos. Hace poco, después de que la FDA interrumpió el uso de una vacuna contra la COVID-19 debido al riesgo de formación de coágulos que suponía, algunas mujeres se preguntaron por qué a los profesionales de la salud no les preocupaban más los riesgos de formación de coágulos sanguíneos que plantean las píldoras anticonceptivas (los coágulos de sangre relacionados con la píldora pueden ocurrir en la pierna o los pulmones, pero el riesgo es muy bajo).
“Las mujeres han sufrido efectos secundarios graves durante demasiado tiempo y nadie dice nada al respecto”, afirmó Pelletier. Los efectos secundarios más comunes asociados con Phexxi son irritación y prurito vaginales.
Cuando se sometió a quimioterapia, Pelletier solicitó “el tratamiento más riguroso y severo”, para que terminara lo más rápido posible. “Quería la quimioterapia más intensa”, afirmó. El tratamiento fue increíblemente agotador y aunque decidió aguantar hasta el final, pronto se dio cuenta de que no quería que su hijo, ahora de 14 años, viera los estragos que causaba en ella.
“Llegaba a casa de la escuela y literalmente subía corriendo las escaleras para ver si yo estaba ahí y si estaba viva”, relató. Luego se acostaba a mi lado en la cama y “me daba palmaditas durante como media hora”, dijo. “Finalmente, pensé: ‘Tengo que frenar esto. No puedo estar en la cama cuando él está aquí’. Me di cuenta de que era dañino para él, a nivel psicológico”. Para proteger a su hijo del dolor y agotamiento que estaba sintiendo, Pelletier, quien ya no está en tratamiento activo, cambió sus horarios de quimioterapia para que cuando él volviera a casa ella estuviera más recuperada y enérgica.
Su espíritu de guerrera ha estado presente desde que era niña en Caribou, un pequeño pueblo de Maine, pues le enfurecía que las niñas tuvieran que tomar clases de costura y economía doméstica. Para un proyecto escolar, actuó un fragmento de “La calumnia”, una obra escrita en la década de 1930 sobre dos mujeres que eran rechazadas de la sociedad por ser vistas como lesbianas. Sus padres quedaron impactados. “Mi pobre padre decía: ‘Ahora ya no podremos ir a la iglesia’”, narró Pelletier.
Contra la ‘amabilidad superficial’
Tras graduarse de la Universidad de Husson en Bangor, Maine, Pelletier trabajó como representante de ventas en G. D. Searle, la empresa farmacéutica que desarrolló por primera vez la píldora anticonceptiva, que ahora es propiedad de Pfizer. Ascendió de puestos hasta convertirse en directora de nuevos negocios globales en la división de salud para mujeres. “Trabajar en el sector farmacéutico me enseñó cómo hablar con influencia, cómo conducirme, cómo exponer ideas, cómo usar ciertas palancas, cómo intuir el estado de ánimo de los presentes en una habitación”, explicó.
En 2009, fundó una organización sin fines de lucro llamada Woman Care Global, que se enfocaba en la salud reproductiva en todo el mundo. En 2013, mientras estaba ahí, Pelletier se encontró con un producto llamado Amphora, desarrollado por un equipo de científicos de la Universidad Rush en Chicago y propiedad de una empresa llamada EvoMed que estaba en apuros. “No tenían la estrategia correcta, no tenían el financiamiento, el liderazgo”, comentó.
Al final, los inversionistas de EvoMed optaron por separar la división de salud para mujeres, crearon una nueva empresa llamada Evofem y pusieron a Pelletier a cargo. Amphora después adoptó el nombre de Phexxi (las dos primeras letras representan el pH y la doble X simboliza el cromosoma sexual). En 2015, asumió la dirección ejecutiva de la empresa y contrató a un pequeño equipo central. Desde entonces, ha guiado a Evofem a recaudar 491 millones de dólares de inversionistas y ha expandido su plantilla a 128 empleados.
Aunque siempre ha sido franca, Pelletier afirmó que después de su batalla con el cáncer, decidió que ya estaba cansada de la “amabilidad superficial”.
Implementó reuniones de 15 minutos de “baldazos de realidad” cada dos semanas con su equipo ejecutivo. “Les digo: ‘Esto no está saliendo bien, esta es la razón y esto es lo que les sugiero hacer para corregirlo; o aceptan mi idea o proponen una mejor’”, sentenció. “La gente se queda conmocionada. Creo que son muy pocas las personas que han recibido una retroalimentación honesta y transparente de sus jefes”.
Pelletier no teme decirles a los inversionistas cuando han rebasado algún límite. Una vez, un inversionista le dijo que estaba delirando por pensar que era “una especie de defensora que puede cambiar la historia de las hormonas” y le sugirió que renunciara a su trabajo. Ella decidió responderle: “‘Lo que dijiste hirió mis sentimientos y creo que debes retractarte porque no es verdad’”, citó de un correo electrónico.
“Los días más difíciles han sido los actuales”, afirmó Pelletier. “Es como caminar por la calle completamente desnuda. Todos ven lo que haces y todos se creen expertos”.
Sin embargo, si a la gente le molesta su sinceridad con respecto al sexismo y la misoginia, a Pelletier no le interesa. “No voy a ser la directora ejecutiva de esta empresa y fingir que pienso que existe la igualdad, porque no es así”, concluyó.