Los criminales creían que sus celulares eran seguros; el proveedor era el FBI

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Especial para Infobae de The New York Times.

Autoridades policiales dieron a conocer un operativo de tres años en el que dijeron haber interceptado millones de mensajes que llevaron a cientos de detenciones en todo el mundo.

MELBOURNE, Australia — Los teléfonos celulares, adquiridos en el mercado negro, realizaban una única función oculta tras una aplicación de calculadora: enviar mensajes y fotos cifrados.

Durante años, figuras de la delincuencia organizada de todo el mundo usaron estos dispositivos para orquestar envíos internacionales de droga, coordinar el tráfico de armas y explosivos y discutir sobre asesinatos por encargo, dijeron las autoridades policiales. Los usuarios confiaban tanto en la seguridad de los aparatos que a menudo no exponían sus planes en clave, sino en lenguaje sencillo.

Sin saberlo, toda la red estaba administrada por el FBI, en coordinación con la policía australiana.

El martes, autoridades policiales de todo el mundo revelaron una operación de tres años de duración, en la que, dijeron, interceptaron más de 20 millones de mensajes y detuvieron al menos a 800 personas en más de una decena de países.

La operación, conocida como Trojan Shield, representa un gran avance para las fuerzas del orden. Aunque las autoridades han descifrado o cerrado plataformas cifradas en el pasado —como una llamada EncroChat que la policía europea consiguió hackear—, este es el primer caso conocido en el que las autoridades han controlado toda una red cifrada desde su creación.

Europol, la agencia policial europea, describió el esfuerzo como “una de las mayores y más sofisticadas operaciones policiales hasta la fecha en la lucha contra las actividades delictivas encriptadas”.

“En las próximas semanas se llevarán a cabo innumerables operaciones derivadas”, dijo Europol en un comunicado. Se espera que las fuerzas del orden estadounidenses anuncien nuevas detenciones el martes.

En Australia, la operación atrapó a grupos de delincuencia organizada nacionales e internacionales y a pandillas de motoristas forajidos, y se detuvo a más de 200 personas, según las autoridades. En Suecia, la policía detuvo a 155 personas sospechosas de delitos graves y evitó el asesinato de diez personas gracias a la operación, según informaron las autoridades en un comunicado. La operación se dirigió también contra la delincuencia organizada italiana y las organizaciones internacionales de tráfico de drogas, y cientos de personas más fueron detenidas en Europa.

“Hemos estado en los bolsillos de la delincuencia organizada”, declaró el martes Reece Kershaw, comisario de la Policía Federal Australiana.

La operación del FBI, según los documentos judiciales que el Departamento de Justicia desveló el lunes, tuvo su origen a principios de 2018 después de que la oficina desmanteló un servicio de encriptación con sede en Canadá llamado Phantom Secure. Esa empresa, según los funcionarios, suministraba teléfonos celulares encriptados a cárteles de la droga y otros grupos criminales.

Al identificar un vacío en el mercado clandestino, el FBI reclutó a un antiguo distribuidor de Phantom Secure que había estado desarrollando un nuevo sistema de comunicaciones encriptadas llamado Anom. El informante aceptó trabajar para el FBI y dejar que la oficina controlase la red a cambio de la posibilidad de una reducción de la pena de prisión, según los documentos judiciales. El FBI pagó al informante 120.000 dólares, según los documentos.

Los dispositivos Anom eran teléfonos celulares que habían sido despojados de todas sus funciones normales. La única aplicación que funcionaba estaba disfrazada de calculadora: después de introducir un código, los usuarios podían enviar mensajes y fotos con encriptación de extremo a extremo. A lo largo de tres años, se vendieron más de 12.000 dispositivos Anom a más de 300 organizaciones criminales que operaban en más de cien países, según Europol.

En colaboración con las autoridades australianas, el FBI y el informante desarrollaron una “llave maestra” que les permitió desviar los mensajes a un tercer país y desencriptarlos, y así interceptaron más de 27 millones de mensajes.

Las autoridades también se apoyaron en el informante para hacer llegar los dispositivos a las redes delictivas extremadamente cerradas. El informante comenzó en octubre de 2018 ofreciendo los dispositivos a otros tres distribuidores con conexiones con el crimen organizado en Australia.

Según los funcionarios de las fuerzas del orden, hubo un gran avance cuando consiguieron que uno de los dispositivos llegase a manos de Hakan Ayik, un australiano que huyó del país hace una década y que la policía cree que ha estado dirigiendo importaciones de droga desde Turquía.

Jean-Philippe Lecouffe, director ejecutivo adjunto de Europol, dijo que la operación proporcionó a las fuerzas del orden “una perspectiva excepcional del panorama delictivo”.

A través de los teléfonos móviles encriptados, los delincuentes organizaron el envío de cocaína de Ecuador a Bélgica en un contenedor oculto dentro de latas de atún, según documentos judiciales estadounidenses. También se traficó con cocaína en sobres diplomáticos franceses sellados desde Bogotá, la capital de Colombia.

Las autoridades australianas reconocieron que Anom solo había llevado un pequeño porcentaje del volumen total de comunicaciones cifradas enviadas por las redes delictivas. Pero dijeron que Anom tenía una ventaja: quienes lo administraban podían escuchar —directamente— al público objetivo y dar a los usuarios lo que querían.

Después de que los usuarios hablaron de que deseaban teléfonos más pequeños y nuevos, las autoridades empezaron a proporcionárselos.

Las autoridades australianas dijeron que habían revelado la operación el martes debido a la necesidad de desbaratar tramas peligrosas en marcha y a los plazos limitados otorgados por las autoridades legales invocadas para interceptar las comunicaciones.

El sitio web de Anom mostraba anteriormente gráficos estilizados y videos brillantes que recordaban a los anuncios de Apple. El martes, tenía un nuevo mensaje: los usuarios que quisieran “discutir cómo su cuenta ha sido vinculada a una investigación en curso” podían introducir los detalles de su cuenta.

Europol dijo que, además de las 800 detenciones, las operaciones llevadas a cabo en los últimos días en 16 países habían dado lugar a 700 cateos domiciliarios, la incautación de toneladas de drogas, 250 armas de fuego, 55 vehículos de lujo y 48 millones de dólares en varias monedas y criptomonedas.

Yan Zhuang reportó desde Melbourne, Australia, y Elian Peltier desde Londres. Christina Anderson colaboró con reportería desde Estocolmo.

Yan Zhuang es reportera en el buró de The New York Times en Australia y reside en Melbourne. @yanzhuang25

Elian Peltier es reportero de la oficina londinense de The New York Times y se centra en las noticias de última hora. @ElianPeltier

Yan Zhuang reportó desde Melbourne, Australia, y Elian Peltier desde Londres. Christina Anderson colaboró con reportería desde Estocolmo.

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