Para descansar de las temperaturas inusualmente cálidas de esta semana (en Reino Unido, al menos), algunos londinenses se refrescaron en una nueva piscina situada a más de diez pisos de altura, que une a dos edificios residenciales de lujo.
Hecha de polímero transparente, la piscina de 25 metros de largo se inauguró el mes pasado tras ser diseñada y construida en Grand Junction, Colorado. La estructura de 61 toneladas se envió a Londres en un viaje que duró tres semanas. Fue la culminación de cuatro años de construcción, incluidos seis meses de planificación del diseño.
”Era una idea que realmente destacaba y que nos pareció muy especial”, dijo Sean Mulryan, director ejecutivo de Ballymore Group, la empresa que ayudó a desarrollar el complejo residencial Embassy Gardens, que alberga la piscina. “Solo los avances tecnológicos nos permiten hacer esto. Nadar en ella te hará sentir que flotas en el aire”.
Embassy Gardens, un desarrollo de EcoWorld Ballymore, se encuentra en un barrio del suroeste de Londres que está siendo remodelado. Desde la llamada Sky Pool, los nadadores tienen vistas de la vecina Embajada de Estados Unidos, el río Támesis y el horizonte de edificios de Londres. Si miran hacia abajo, verán la calle a 35 metros.
El uso de la piscina, que sus promotores han descrito como la primera piscina flotante del mundo, es exclusivo para los residentes y sus invitados, pero no para todos los residentes. Muchas de las nuevas urbanizaciones de Londres están obligadas a asignar un porcentaje de sus unidades a residentes de bajos ingresos. En Embassy Gardens, dichos inquilinos ocupan 260 de un total de 1500 apartamentos con valor desde 635.000 libras (unos 900.000 dólares). Los arrendatarios de menos recursos no cuentan con acceso a la piscina ni a otros servicios porque no pagan una cuota, según la empresa que gestiona sus viviendas.
(c) The New York Times
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