Especial para Infobae de The New York Times.
La Organización Mundial de la Salud aprobó la vacuna de Sinopharm para uso de emergencia justo cuando los funcionarios de China advierten de una escasez nacional.
Los países en desarrollo que luchan para conseguir vacunas contra el coronavirus ahora tienen otra opción confiable y la reputación de China como superpotencia científica emergente ha conseguido un gran impulso.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció el viernes que una vacuna fabricada por la compañía china Sinopharm es un modo seguro y confiable de combatir el virus. La declaración constituye un paso significativo para despejar las dudas en torno a la vacuna después de que ni el gobierno chino ni la compañía dieran a conocer demasiados datos de ensayos clínicos de fases avanzadas.
La aprobación de uso de emergencia de la OMS permitiría que la vacuna Sinopharm se incluya en Covax, una iniciativa global para proporcionar vacunas gratuitas a los países pobres. La posible inclusión en Covax genera esperanzas de que más personas, especialmente aquellas en países en desarrollo, tengan acceso a vacunas en un momento crucial.
Los países ricos acaparan las vacunas. India, un gran fabricante de vacunas, ha frenado las exportaciones para atender su crisis de coronavirus, que empeora. Las preocupaciones de seguridad causaron que algunos países pausaran temporalmente la distribución de vacunas fabricadas por AstraZeneca y Johnson & Johnson.
“Sumar esta vacuna tiene el potencial de acelerar rápidamente el acceso a las vacunas contra la COVID-19 para los países que buscan proteger a los trabajadores de la salud y las poblaciones vulnerables”, dijo en un comunicado Mariângela Simão, subdirectora general para Acceso a Medicamentos, Vacunas y Productos Farmacéuticos de la OMS.
El acceso fiable a la inmunización podría mejorar aún más la próxima semana, cuando la OMS considere otra vacuna china, fabricada por una empresa llamada Sinovac. Pero la celebración puede ser breve. Si bien China ha afirmado que puede producir hasta 5000 millones de dosis para finales de este año, funcionarios chinos dicen que el país está teniendo dificultades por fabricar dosis suficientes para su propia población y advierten a un mundo cansado de la pandemia que modere sus expectativas.
“Esta debería ser la era dorada para que China ponga en práctica su diplomacia de vacunas. El problema es que, al mismo tiempo China misma enfrenta una escasez”, dijo Yanzhong Huang, miembro sénior para salud global del Consejo de Relaciones Exteriores. “Así que en lo referente al acceso a vacunas, yo no anticipo que la situación mejore significativamente en los siguientes dos o tres meses”.
La campaña china de vacunación inició lentamente, en parte porque el gobierno dio prioridad a las exportaciones y los habitantes del país no sintieron urgencia por vacunarse. El país ahora está acelerando su campaña nacional de vacunación y se ha propuesto inmunizar al 40 por ciento de sus 1400 millones de habitantes para finales de junio.
Sinopharm y Sinovac producen unas 12 millones de dosis al día, solo un poco más de los 10 millones de dosis que China espera distribuir diariamente para alcanzar su objetivo nacional. Las empresas tendrían que producir alrededor de 500 millones de dosis adicionales para satisfacer las demandas de otros países, según un cálculo de datos realizado por Bridge Consulting, una consultora con sede en Pekín que estudia el impacto de China en la salud global.
La escasez de vacunas en China pone en relieve la complejidad de desplegar una campaña nacional de vacunación en el país más poblado del mundo al mismo tiempo que un ambicioso programa de exportaciones. Las empresas involucradas en la cadena de suministro de la vacuna, como los fabricantes de jeringas, por ejemplo, trabajan horas extras.
“En todo el mundo hay escasez de la vacuna”, dijo un portavoz de Sinovac, Pearson Liu. “La demanda es, sencillamente, demasiado grande”.
Para mitigar este déficit, autoridades chinas han señalado que la segunda dosis podría retrasarse hasta ocho semanas para aquellos que están siendo vacunados en ese país, o que podrían utilizarse dos vacunas del mismo tipo pero producidas por distintos laboratorios. Han dicho también que la escasez debería menguar hacia junio.
Andrea Taylor, quien realiza análisis de los datos globales de vacunas en el Duke Global Health Institute, dijo que la potencial suma de dos vacunas chinas al programa Covax podía ser un “punto de inflexión”.
“La situación ahora mismo es tan desesperada para los países de ingresos bajos y medios bajos que cualquier dosis que podamos conseguir vale la pena el esfuerzo”, dijo Taylor. “La posibilidad de dos nuevas opciones provenientes de China de verdad podría cambiar el panorama en los próximos meses”.
Las vacunas de China han sido distribuidas a más de 80 países, pero han enfrentado un escepticismo considerable, en parte porque las compañías responsables no han hecho públicos los datos de los estudios clínicos de fase 3 para que otros científicos puedan evaluar de forma independiente su eficacia. Un grupo asesor de la OMS publicó datos esta semana.
La vacuna de Sinopharm, desarrollada junto al Beijing Institute of Biological Products, tiene una tasa de eficacia del 78,1 por ciento, según el grupo asesor de la OMS. La vacuna de Sinovac tiene tasas de eficacia que varían del 50 por ciento al 84 por ciento, dependiendo del país donde se realizaron los ensayos de fase 3. Ambas vacunas están hechas usando una tecnología probada y comprobada que implica debilitar o matar el virus con químicos.
Los datos del grupo asesor mostraron que tiene “un alto nivel de confianza” en que la vacuna de Sinopharm sirve para prevenir la COVID-19 en adultos, pero un “bajo nivel” de confianza en el caso de adultos mayores de 60 años. Los hallazgos del grupo son similares para la vacuna de Sinovac.
La OMS dijo que, dado que pocos adultos mayores de 60 años participaron en los ensayos de Sinopharm, la agencia de salud no puede estimar la eficacia de la vacuna para ese grupo de edad. Pero la OMS dijo también que no restringiría el uso de la vacuna para personas de esa edad debido a que la información preliminar sugiere “que es probable que la vacuna tenga un efecto de protección en personas mayores”.
Existe información limitada sobre cuán eficaz puede ser la vacuna contra las diferentes variantes del coronavirus que están surgiendo alrededor del mundo. Las vacunas chinas son, en general, menos efectivas que la inoculación producida por Pfizer-BioNTech y Moderna.
Pero, aún así, las autoridades chinas pueden ver la aprobación de la OMS como una medalla de honor. Xi Jinping, líder máximo del país, ha prometido hacer de la vacuna contra el Covid-19 un “bien público global”.
Luego de que India anunció restricciones para las exportaciones de vacunas el mes pasado, Indonesia y Filipinas dijeron que acudirían a China en busca de ayuda. La semana pasada, el ministro de Relaciones Exteriores chino ofreció ayudar a los países del sur de Asia a conseguir acceso a vacunas.
Indonesia señaló que obtendría dosis adicionales de la vacuna de Sinovac luego de que el presidente Joko Widodo se comunicó con Xi Jinping. En un discurso esa misma semana, el presidente filipino Rodrigo Duterte dijo que “tenía una deuda de gratitud” con China por las vacunas.
Queda por ver aún si la aprobación de la OMS cambiará el reparto de vacunas realizado por Pekín. China ha entregado solo 10 millones de dosis a Covax, aunque ha donado de forma independiente 16,5 millones de dosis y vendido otras 691 millones a 84 países, según un informe de Bridge Consulting. Muchas de esas donaciones fueron hechas a naciones en desarrollo de África y Asia.
“No les gusta diluir su generosidad con los productos bajo alguna marca de las Naciones Unidas”, dijo J. Stephen Morrison, director del centro de salud pública global del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. “Se encuentran en una fase histórica”, dijo. “Quieren que los receptores sepan que es China quien cumple”.
Jason Gutierrez colaboró con reportería. Elsie Chen colaboró con investigación y reportería.
Sui-Lee Wee es corresponsal para China de The New York Times. Ha cubierto China desde 2010 y se ha centrado en la atención médica, el género y la demografía. @suilee
Jason Gutierrez colaboró con reportería. Elsie Chen colaboró con investigación y reportería.