Premios Oscar 2021: los mejores y peores momentos

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Especial para Infobae de The New York Times.

Fue una noche extraña: entre una entrada cinematográfica y un final desangelado hubo triunfos, decepciones y un aullido de lobo.

La 93ª edición de los Premios de la Academia ya se perfilaba como algo inusual: retrasada por la pandemia y con películas que, en su mayor parte, no pasaron por las salas de cine y fueron vistas a través de servicios de emisión en continuo, o streaming. Así que se pidió a los productores, entre ellos Steven Soderbergh y Stacey Sher, que dieran un giro al espectáculo. Y así lo hicieron, al llevarlo a cabo en Union Station, en el centro de Los Ángeles, y alterando el orden de los premios para que la mejor película se anunciara antes de lo habitual y el mejor actor fuera el último en revelarse. Si bien
Nomadland
ganó el premio a la mejor película, tal y como preveían los expertos, las esperanzas de que los actores de color arrasaran se desvanecieron a última hora de la noche.

En definitiva, fue una de las noches de los Oscar más extrañas que se recuerdan. Aquí están los puntos altos y bajos tal como los vimos.

La entrada más cinematográfica

La apertura sirvió para establecer grandes expectativas: la cámara acompañó a la primera presentadora, Regina King, en un largo plano secuencia que la seguía a medida que avanzaba entre mesas de estilo banquete, rodeada de invitados a los que se les había hecho la prueba del coronavirus, una y otra vez, por si acaso. King, cuyo debut como directora de One Night in Miami, fue nominado a tres estatuillas, sirvió de guía en una escena que casi nos hizo olvidar que estábamos en medio de una pandemia. — Sarah Bahr

Los creadores de tendencias más inesperados

En la alfombra roja… es decir, rosa, fueron los hombres los que subieron el nivel: Colman Domingo, de rosa intenso, Leslie Odom Jr., de dorado (como incorporando el espíritu de la estatuilla), y Paul Raci, todo de negro. Incluídas las uñas. — Vanessa Friedman

Los atuendos más ambiciosos

Tanto Carey Mulligan, nominada a mejor actriz por Una hermosa venganza, y Andra Day, nominada en la misma categoría por The United States vs. Billie Holiday, intentaron conjurar una victoria en los Oscar vestidas de dorado. Puedes llevarte a casa una estatuilla o simplemente vestirte como una. — Vanessa Friedman

Grandes conquistas

Los nominados a los premios de la Academia de este año han sido, históricamente, uno de los grupos más diversos del certamen: setenta mujeres fueron nominadas en 23 categorías, y nueve personas de color fueron nominadas por su actuación. Y eso dio lugar a algunas victorias que hicieron historia:

Chloé Zhao, la cineasta nacida en China responsable de Nomadland, fue la primera mujer de color en ganar —y ser nominada— como mejor directora. (Como productora de Nomadland, Zhao también ganó el premio a la mejor película).


Yuh-Jung Youn
, nombrada mejor actriz de reparto por su papel de abuela irónica en Minari: historia de mi familia, fue la primera actriz coreana en ganar un Oscar.

Mia Neal y Jamika Wilson, que trabajaron en La madre del blues, fueron las primeras mujeres negras en ganar el premio al mejor maquillaje y peluquería (y en ser nominadas en esta categoría). “Sé que un día no será inusual ni revolucionario”, dijo Neal en su discurso de aceptación. “Simplemente será normal”.

Anthony Hopkins, a sus 83 años, se convirtió en el actor de mayor edad en ganar el premio al mejor actor. Ganó por su interpretación de un hombre que sufre demencia en El padre.

Ann Roth, que ganó por el diseño de vestuario en La madre del blues, se convirtió en la mujer de más edad en recibir un Oscar. Tiene 89 años.

Y por último, una racha de derrotas: Glenn Close, nominada como actriz de reparto por Hillbilly, una elegía rural, alcanzó un hito menos emocionante: después de ocho nominaciones infructuosas, ha empatado el récord de Peter O’Toole en número de nominaciones de actuación sin victoria. — Nancy Coleman

El mejor discurso desconcertante de agradecimiento

Después de anunciarse que Daniel Kaluuya se llevaría a casa su primera estatuilla, la de mejor actor de reparto por su papel en Judas y el mesías negro, su madre probablemente anticipó que su hijo la reconocería. Pero no de esta manera. “Es increíble”, dijo, tras expresar su gratitud a Dios, a su familia y a sus seguidores en Londres. “Mi madre y mi padre tuvieron sexo. Es increíble, hombre. Estoy aquí. Así que estoy feliz de estar vivo”. Su madre y su hermana lo estaban viendo desde Londres, y las cámaras mostraron en tiempo real cómo sus expresiones mutaron de un orgullo lloroso a una expresión confusa de “¿Qué acaba de decir?” y a llevarse las manos a la cabeza, avergonzadas. — Sarah Bahr

El mejor discurso de agradecimiento en general

Yuh-Jung Youn ya había pronunciado uno de los mejores discursos de la temporada de premios cuando aceptó su trofeo en los BAFTA hace semanas y dijo que era aún más significativo viniendo de los votantes británicos, “un pueblo muy snob”. En los premios de la Academia, cuando ganó el Oscar de actriz de reparto por interpretar a la abuela en Minari: Historia de mi familia, Youn aportó esa misma energía cómica y algo más. Al saludar al presentador Brad Pitt, productor de Minari, soltó: “Señor Brad Pitt, ¡qué alegría conocerlo por fin! ¿Dónde se encontraba cuando estábamos rodando?”. El discurso que siguió fue a la vez sincero —“Esto se debe a que mami ha trabajado muy duro”, dijo a su familia— y divertido, ya que Youn musitó a sus compañeros nominados: “Esta noche tengo más suerte que ustedes. ¿Y quizás esto es hospitalidad estadounidense para la actriz coreana?”. En una ceremonia terriblemente árida, Youn fue un regalo del cielo. — Kyle Buchanan

Thomas Vinterberg, director de la ganadora del premio al mejor largometraje internacional,
Another Round
, atrapó al público por el cuello con un discurso conmovedor que contrastaba con la alegría plasmada en su película. Vinterberg dedicó la victoria a su hija Ida, que murió a manos de un conductor distraído poco después de comenzar la producción. Tenía 19 años y estaba previsto que apareciera en la película. “Queríamos hacer una película que celebrara la vida”, dijo Vinterberg en el escenario. “Y a los cuatro días de empezar a rodar, ocurrió lo imposible. Un accidente en una autopista se llevó a mi hija, un accidente causado por una persona que miraba un celular. Y la echamos de menos, y la amo”.

Explicó que dos meses antes del rodaje, ella le había enviado una carta “burbujeando de emoción” por el proyecto. Y añadió: “Acabamos haciendo esta película para ella, como su monumento. Así que, Ida, esto es un milagro que acaba de ocurrir. Y tú eres parte de este milagro. Tal vez has estado moviendo algunos hilos en alguna parte, no lo sé”. — Nicole Sperling

El discurso más sentido

Desde que su Diary of a Mad Black Woman llegó con estruendo a la taquilla hace 16 años, Hollywood ha subestimado a Tyler Perry y su trabajo. En realidad, tachemos eso: es más exacto decir que ha menospreciado a Tyler Perry. El domingo, el presuntuoso establishment cinematográfico lo reconoció, eligiendo a Perry para recibir uno de los dos Oscars honorarios.

Para sorpresa de algunos en la capital del cine (pero no para los que le han prestado atención todos estos años), Perry pronunció un discurso de aceptación magistral “Mi madre me enseñó a rechazar el odio, me enseñó a rechazar el prejuicio totalizador”, dijo. “Me niego a odiar a alguien porque es mexicano o porque es negro o blanco o LGBTQ. Me niego a odiar a alguien porque es policía. Me niego a odiar a alguien porque sea asiático”.

Dedicó el premio “a todo aquel que quiera situarse en el centro, sin importar lo que haya en torno a las murallas. Pónganse en el medio, porque ahí es donde se produce la sanación. Ahí es donde se produce la conversación. Ahí es donde se produce el cambio”. — Brooks Barnes

La inquietud más apremiante

Regina King aludió al veredicto de Derek Chauvin en su discurso de apertura. Dos completos desconocidos, un corto de acción real sobre un policía blanco que mata a un hombre negro, ganó el Oscar en su categoría. Tyler Perry pronunció un emotivo discurso en el que instó a los estadounidenses a “rechazar el odio”.

Y para presentar el segmento In Memoriam de la ceremonia, el homenaje a los fallecidos en el año, Angela Bassett insistió en reconocer las vidas perdidas tanto por la pandemia del coronavirus como por la “violencia de la desigualdad, la injusticia, el odio, el racismo y la pobreza”.

De formas significcativa y también sutiles, el continuo ajuste de cuentas de Estados Unidos con la justicia racial resonó a lo largo de la ceremonia.

“Sé que muchos de ustedes, en casa, quieren tomar su control remoto cuando sienten que Hollywood los está sermoneando”, dijo King para comenzar el espectáculo.

Pero casi tres horas después, los intérpretes y otras personas a las que se les dio la oportunidad de hablar se las habían arreglado para transmitir un mensaje.

“En 2020, nos unió la pérdida”, dijo Bassett antes de que comenzara el segmento In Memoriam. Señaló que más de tres millones de personas habían muerto a causa de la covid en todo el mundo, y añadió: “Teniendo en cuenta la enormidad de nuestra pérdida colectiva, y los tiempos a menudo incomprensibles que estamos viviendo, queremos reconocer también esas preciosas vidas perdidas a causa de la violencia de la desigualdad, la injusticia, el odio, el racismo y la pobreza”. Y agregó: “A todos los que se fueron de nuestras vidas demasiado pronto, apreciamos los momentos que tuvimos el honor de pasar con ustedes”. — Matt Stevens

La mejor portavoz del cine

Los Oscar de este año presentaron llamativas promos para
West Side Story
e In the Heights. La intención era transmitir el mensaje de que ¡Oigan, el cine ha vuelto!. Pero solo una de las ganadoras en el escenario pareció hacer un llamado expreso para que el público vuelva a interesarse por la pantalla grande.

En su papel de productora de Nomadland, Frances McDormand aceptó el premio a la mejor película mientras les vendía la experiencia teatral tanto a los espectadores como a sus colegas, un reconocimiento de lo difícil que ha sido la situación para la industria.

“Por favor, vean nuestra película en la pantalla más grande posible”, dijo. “Y un día, muy muy pronto, lleven a todos sus conocidos a una sala de cine, hombro con hombro, en ese espacio oscuro, y vean todas las películas representadas aquí esta noche”.

En una velada que —en el mejor de los casos— parecía una celebración reprimida, este momento destacó más que un tráiler de Spielberg. — Mekado Murphy

La imitación animal más considerada

El premio a la mejor película se anunció antes de los principales premios de interpretación, y no al final de la noche, como suele ocurrir. Por ello, el equipo de Nomadland no acudió con el ímpetu de final de espectáculo que normalmente tienen los discursos de aceptación de la mejor película. Por suerte, contaban con Frances McDormand para crear un momento climático: la actriz dejó escapar un gutural aullido de lobo antes de que el grupo saliera del escenario. Fue un homenaje a Michael Wolf Snyder, el mezclador de sonido de la película, fallecido en marzo. McDormand apartó la cara del micrófono cuando empezó a aullar, un gesto de gr. n amabilidad para quien haya estado en la mesa de mezclas de sonido de la transmisión. — Gabe Cohn

La presentación mejor lograda


Borat Subsequent Moviefilm
(Borat 2) no ganó el Oscar al mejor guion adaptado (que fue para Florian Zeller y Christopher Hampton por El padre). Sin embargo, debería haber un premio por el anuncio de la nominación de Borat 2.

“OK, allá vamos”, dijo la presentadora Regina King al tomar aire antes de leer la lista de los nueve guionistas que trabajaron en la película y que estaban representados en cinco señales de video distintas, una desde Sidney, otra desde Londres y el resto de nominados repartidos por el público de Union Station. Por si fuera poco, King leyó a continuación el título completo de la película: Borat Subsequent Moviefilm: Delivery of Prodigious Bribe to American Regime for Make Benefit Once Glorious Nation of Kazakhstan. King recibió un merecido aplauso después de eso, que parecía una producción cinematográfica en sí misma. — Mekado Murphy

El peor momento para un momento divertido

Bien entrada la tercera hora del programa, los productores pusieron en escena la primera pieza cómica genuina de la noche: un concurso musical en el que Lil Rel Howery preguntó a las estrellas sobre las canciones nominadas, ganadoras o ignoradas en los Oscar. Entre los participantes estaban Daniel Kaluuya, Andra Day y Glenn Close. Parecía mucho pedirle a Close, que ya había perdido su octava nominación, un récord, pero se prestó a un reto al ritmo de “Da Butt”, un éxito go-go de Aulas turbulentas (1988), e incluso hizo una demostración del baile para deleite de todos. Lástima que sucedió cuando el espectáculo ya se retrasaba, prolongando aún más la extraña velada. — Stephanie Goodman

El mejor ajuste de la transmisión

Por lo menos, esta edición de los Oscar ha demostrado que la inflación no proviene de los discursos de aceptación demasiado largos: viene de todo lo demás. Sin monólogo, sin actuaciones musicales y sin una sede cavernosa, ¡resulta que hay tiempo de sobra para que los ganadores digan lo que quieran! Los discursos de aceptación son el espectáculo, y en esta ceremonia más enfocada, pareció lo correcto que los ganadores contaran con un poco más de tiempo para decir lo que pensaban. — Margaret Lyons

El peor ajuste de la transmisión

Normalmente, en las galas de premios se proyectan fragmentos de las actuaciones de los nominados, se ofrece un vistazo al peinado y al maquillaje, y se nos da una idea de los cortos. Ahora no fue así; la ceremonia incluyó escenas de las categorías de película internacional, película animada y mejor película, pero eso fue todo. (También tocaron fragmentos de las canciones nominadas, pero no eran realmente clips de las películas). Los fragmentos cumplen un propósito, y su ausencia significó no solo que nos perdimos pequeñas muestras de todas las películas, sino también que la primera hora del programa careció de textura. Los datos biográficos están bien, pero también necesitamos clips. ¡Liberen los clips! — Margaret Lyons

El final más raro

Fue como salir del estadio después de que un multi campeón estatal de baloncesto encestara un tiro en el último segundo para vencer al favorito en el tiempo extra. Los productores decidieron que la categoría de mejor actor debía ocupar el último lugar de la noche, en lugar de la de mejor película, y entonces Anthony Hopkins (El padre) derrotó a Chadwick Boseman y los Oscars simplemente… terminaron. Hopkins ni siquiera asistió a la ceremonia para aceptar el premio, y los créditos empezaron a aparecer ante un teatro conmocionado. Boseman, que murió de cáncer en agosto, a los 43 años, había sido nominado por su última aparición en el cine, en La madre del blues. Era una actuación que había sido premiada durante toda la temporada (con victorias en los Globos de Oro y otras ceremonias), y su triunfo parecía un hecho hasta hace pocos días, cuando los expertos empezaron a informar sobre un aumento del interés por Hopkins. Pero aquí no hubo final de Hollywood. — Sarah Bahr

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