Incluso antes de que la nieve del invierno más reciente se hubiera derretido por completo, el escándalo que hacen los sopladores de hojas comenzó a interrumpir la tranquilidad de muchas localidades, renovando las batallas de ruido que ya venían intensificándose desde que cada vez más personas comenzaron a trabajar desde sus casas.
Los sopladores de hojas no solo son ruidosos. Las pequeñas máquinas que funcionan con gasolina, sujetas a regulaciones federales menos restrictivas que los automóviles y camiones, liberan grandes cantidades de contaminantes al aire.
Pero Jamie Banks, presidenta de Quiet Communities, una organización sin fines de lucro ubicada en Lincoln, Massachusetts, afirmó que esto no se trata de un problema de una sola máquina.
”Si solo nos concentramos en los sopladores de hojas, trivializaremos todo el problema. En realidad, el problema es el uso generalizado de equipos absolutamente contaminantes que funcionan con combustibles fósiles”, afirmó Banks. “Y por supuesto, también son muy ruidosos”.
Banks, cuya organización promueve el uso de equipos menos contaminantes para el mantenimiento de las áreas verdes, fue la autora principal de un informe de 2015 para la Agencia de Protección Ambiental sobre los peligros de los equipos que funcionan con gasolina.
Para poner el problema en perspectiva: según la Junta de Recursos del Aire de California, operar una podadora comercial durante apenas una hora emite tanta contaminación como conducir un Toyota Camry unos 480 kilómetros. Para un soplador de hojas comercial, una hora de funcionamiento emite una contaminación comparable a conducir un Camry unos 1700 kilómetros.
El cambio podría estar a la vuelta de la esquina. Los avances tecnológicos, como por ejemplo los equipos que funcionan únicamente con baterías de litio de mayor duración, están reduciendo las emisiones y disminuyendo los niveles de ruido de los sopladores de hojas, podadoras e incluso motosierras. Los fabricantes, tanto nuevos como tradicionales, están ofreciendo equipos eléctricos y robóticos para el mercado doméstico y comercial.
Incluso tras contabilizar las emisiones que resultan de la carga de los equipos, las máquinas que funcionan con baterías son más ecológicas, especialmente si la electricidad se genera de recursos renovables, dijo Banks.
El mercado de todos los equipos de mantenimiento de jardín que se consumen al año en Estados Unidos es de aproximadamente 16.000 millones de dólares, según Outdoor Power Equipment Institute, una organización comercial con sede en Alexandria, Virginia. La mayor parte la compran los dueños de viviendas, y sus preferencias están cambiando.
Por ejemplo, si bien las podadoras a gasolina siguen dominando las ventas, “es notable la velocidad con la que están ganando terreno las alternativas que funcionan con baterías”, dijo Grant Farnsworth, presidente de la empresa de investigación de mercado Farnsworth Group.
En los últimos 4 años, las ventas de las cortadoras de césped con batería han aumentado del 4 por ciento al 8 por ciento, dijo Farnsworth.
Tan solo debido a la reducción del ruido, “las podadoras automatizadas son la mejor inversión”, afirmó Dan Mabe, fundador y presidente de American Green Zone Alliance (AGZA), una firma consultora con sede en California que está creando sus propios estándares y certificaciones para las áreas que adopten la jardinería sin emisiones.
Al igual que la certificación LEED (sigla en inglés para Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental) para edificios, tener la designación AGZA significará que la comunidad o el área comercial ha alcanzado un estado libre de emisiones en sus áreas verdes.
Las cortadoras de césped automatizadas son más frecuentes en Europa, donde los patios tienden a ser más pequeños. En Estados Unidos, algunas empresas han comenzado a ofrecer servicios automatizados, según Frank Rossi, profesor asociado de la Facultad de Agricultura y Ciencias de la Vida de la Universidad Cornell.
Los “desafíos laborales” en el mercado de la jardinería están ayudando a generar cambios, dijo Kris Kiser, presidente y director ejecutivo de Outdoor Power Equipment Institute.
Por ejemplo, una escasez de mano de obra fue lo que impulsó al principio al Langton Group, una empresa de jardinería en Woodstock, Illinois, a hacer la transición a equipos más silenciosos y libres de emisiones hace unos 5 años.
”Simplemente no podía conseguir suficientes personas para contratar, y vi la robótica como una manera de resolver mis problemas con la mano de obra”, dijo Joe Langton, presidente de la compañía. “Comencé a darme cuenta de que no solo nos ahorramos trabajo sino que también ayudamos al medioambiente”.
El año pasado, junto con Mabe de AGZA, designaron una zona ecológica de 11 hectáreas en Woodstock, la cual según Mabe fue la primera en el estado. La zona incluye un gran campus corporativo así como un conjunto de 4,5 hectáreas de casas adosadas.
Langton tiene en la actualidad una flota de 200 cortadoras de césped automatizadas —cada una de aproximadamente 60 por 76 centímetros y un poco más de 30 centímetros de alto— operando en esta zona. Se cargan en el lugar, algunas de forma convencional a través de enchufes eléctricos y otras con energía solar. Al igual que las aspiradoras robóticas, pueden volver a su estación de carga al terminar su trabajo (y pueden apagarse si hace mal clima).
Cada robot cubre media hectárea y está restringido por un cable subterráneo que emite señales, parecido al que se usa en las cercas invisibles para perros. La empresa familiar depende en gran medida de equipos fabricados por Husqvarna, una compañía sueca a la vanguardia de la tecnología ecológica de mantenimiento de césped.
Langton aseguró que el uso de los robots no ha eliminado puestos de trabajo, sino que ha modificado el tipo de trabajadores que contrata. Ahora necesita personas que puedan supervisar la tecnología y también podar arbustos y trabajar en la maleza, todo esto utilizando equipos con baterías.
Las podadoras automatizadas son costosas, lo que podría disuadir a los propietarios de viviendas de utilizarlas. Los precios pueden oscilar entre 1000 y 2500 dólares, dependiendo del modelo. Pero según un análisis de 2017 realizado por la Universidad de Arkansas, los modelos que funcionan con baterías terminan ahorrando dinero a largo plazo. Algunas comunidades están ofreciendo reembolsos y descuentos por llevarles viejas podadoras o sopladores, dijo Mabe.
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