Caminar a paso ligero es bueno para el envejecimiento del cerebro

Por Gretchen Reynolds

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vejez pixabay
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Caminar a paso ligero mejora la salud del cerebro y agiliza la mente de las personas mayores que sufren pérdida de memoria progresiva, según los resultados de un nuevo estudio que analizó los beneficios del ejercicio en pacientes con deterioro cognitivo leve. Se demostró que las personas de la tercera edad con signos tempranos de pérdida de memoria elevaron sus puntajes cognitivos después de comenzar a caminar con frecuencia. Estas caminatas también mejoraron el flujo de sangre hacia sus cerebros. Las mejoras cognitivas fueron sutiles pero consecuentes, concluyó el estudio, y podrían ser beneficiosas no solo para los adultos mayores, sino para cualquiera que tenga dificultades para retener información en su memoria.

La mayoría de nosotros, a medida que vayamos envejeciendo, descubriremos que nuestras capacidades para recordar y pensar irán decreciendo con el paso del tiempo. Esto es algo normal, aunque no por eso deja de ser algo molesto. Si la pérdida de memoria se intensifica puede desarrollarse un deterioro cognitivo leve, lo cual ya representa un problema mayor que no solo afecta a quien lo padece sino también a quiénes lo rodean. El deterioro cognitivo leve no es una demencia, pero los que lo sufren tienen un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer en el futuro.

Los científicos aún no han identificado cuáles son las causas subyacentes del deterioro cognitivo leve, pero se tiene evidencia de que los cambios en el flujo sanguíneo hacia el cerebro pueden ser un factor importante. La sangre transporta oxígeno y nutrientes a las células cerebrales; pero si ese flujo se interrumpe, las neuronas son las primeras en sufrir las consecuencias.

Desafortunadamente, muchas personas experimentarán una disminución en sus flujos de sangre hacia el cerebro conforme se hagan mayores y sus arterias se endurezcan y su corazón se debilite.

La buena noticia es que ejercitarse puede aumentar el flujo sanguíneo cerebral, incluso cuando las personas que estén haciendo ejercicio no se muevan. Un estudio neurológico de 2013 arrojó que los cerebros de los hombres mayores físicamente activos mostraban una saturación de sangre mucho mejor que la de los sedentarios, incluso cuando todos reposaban tranquilamente.

Sin embargo, estos estudios generalmente se enfocaron en personas cuyo cerebro y cognición eran relativamente normales. Se sabe mucho menos sobre si estos mismos efectos positivos del flujo sanguíneo ocurren en aquellos que están empezando a experimentar una pérdida de memoria más grave.

En el nuevo estudio, que se publicó este mes en el Journal of Alzheimer’s Disease, los investigadores del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas en Dallas y otras instituciones examinaron a un grupo de 70 hombres y mujeres sedentarios, de 55 años o más y diagnosticados con deterioro cognitivo leve.

Primero checaron su salud actual, sus funciones cognitiva y sus aptitudes aeróbica. Luego, utilizando ultrasonidos avanzados y otras técnicas, midieron la rigidez en cada uno de la arteria carótida, que transporta la sangre al cerebro.

Finalmente, dividieron a los voluntarios en dos grupos. Los primeros hicieron un programa de ejercicios ligeros de estiramiento y tonificación, pero los demás comenzaron a hacer ejercicio aeróbico, principalmente caminando en cintas de correr y luego, después de algunas semanas, cada quien por su cuenta fuera del laboratorio. A los más deportistas se les pidió que mantuvieran sus esfuerzos enérgicos, de modo que su frecuencia cardíaca y su respiración aumentaran notablemente. (Podían nadar, andar en bicicleta o hasta bailar si lo deseaban, pero todos tenían que caminar).

El primer grupo de control mantuvo su frecuencia cardíaca baja.

Al principio los dos grupos hicieron ejercicio tres veces a la semana, durante aproximadamente media hora y bajo supervisión. Luego agregaron sesiones por su cuenta, y en el transcurso de seis meses ya estaban completando alrededor de cinco entrenamientos. Este programa continuó durante un año y aproximadamente 20 voluntarios abandonaron la prueba, la mayoría eran del grupo de caminata.

Los voluntarios regresaron al laboratorio para repetir las pruebas originales y los investigadores compararon los resultados. Sin sorprender a nadie, el segundo grupo estaba más en forma, con mayor capacidad aeróbica También mostraron mucha menos rigidez en sus arterias carótidas y, en consecuencia, un mayor flujo sanguíneo hacia y a través de sus cerebros.

Quizá lo más relevante fue que también se desempeñaron mejor que el grupo de estiramiento y tono en algunas de las pruebas de función ejecutiva y otras habilidades de pensamiento involucradas en la planificación y la toma de decisiones.

Sin embargo, curiosamente, ambos grupos elevaron ligeramente sus puntuaciones en la mayoría de las pruebas de memoria y pensamiento, y casi en la misma medida. En efecto, levantarse y moverse de cualquier manera, y quizás también interactuar socialmente con las personas en el laboratorio, pareció haber perfeccionado las habilidades de pensamiento y ayudó a evitar la aceleración de los declives.

Aún así, los investigadores creen que durante un período de tiempo más largo, caminar a paso rápido daría como resultado mayores ganancias cognitivas y menos deterioro de la memoria que el estiramiento suave, según Rong Zhang, profesor de neurología en UT Southwestern Medical Center, quien supervisó el nuevo estudio.

Probablemente se necesite más” de un año para que el flujo sanguíneo cerebral se traduzca en una mejora cognitiva, dijo. Él y otros investigadores están desarrollando estudios más grandes y duraderos para probar esa hipótesis.

Estacione el carro más lejos” la próxima vez que vaya de compras, recomendó. “Suba las escaleras” e intente aumentar su frecuencia cardíaca cuando haga ejercicio. Hacerlo, explicó, puede ayudar a mantener y no perder su capacidad cognitiva.

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