Especial para Infobae de The New York Times.
El anuncio de la Casa Blanca sucede cuando el gobierno de Biden ha estado presionando discretamente a México para que limite el flujo de migrantes.
CIUDAD DE MÉXICO — Estados Unidos planifica enviar millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca a México y Canadá, dijo el jueves la Casa Blanca, un paso notable en la diplomacia de las vacunas justo cuando el gobierno de Joe Biden presiona discretamente a México para que frene el flujo de migrantes que llegan a la frontera.
Jen Psaki, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, dijo que Estados Unidos planea compartir 2,5 millones de dosis de la vacuna con México y 1,5 millones con Canadá, y añadió que “no se ha finalizado todavía, pero ese es nuestro objetivo”.
Millones de dosis de la vacuna están almacenadas en los centros de fabricación estadounidenses. Aunque su uso ya ha sido autorizado en decenas de países, incluidos México y Canadá, la vacuna aún no ha sido aprobada por los reguladores estadounidenses. Psaki dijo que los envíos a México y Canadá serían esencialmente un préstamo, y que Estados Unidos recibiría dosis de AstraZeneca, u otras vacunas, en el futuro.
El anuncio de la distribución de la vacuna se produjo en un momento crítico de las negociaciones con México. El presidente Biden se ha movido con rapidez para desmantelar algunas de las políticas de inmigración emblemáticas del expresidente Donald Trump: ha suspendido la construcción de un muro fronterizo, detenido la rápida expulsión de niños en la frontera y propuesto una vía de acceso a la ciudadanía para millones de inmigrantes en Estados Unidos.
Pero se aferra a un elemento central de la agenda de Trump: confiar en México para contener a una ola de personas que se abren paso hacia Estados Unidos.
Previendo una oleada de migrantes y la mayor cantidad de aprehensiones por parte de agentes estadounidenses en la frontera en dos décadas, Biden preguntó en una videollamada este mes al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, si se podía hacer más para ayudar a resolver el problema, según funcionarios mexicanos y otra persona informada sobre la conversación.
Los dos presidentes también discutieron la posibilidad de que Estados Unidos envíe a México parte de sus excedentes de vacunas, dijo un alto funcionario mexicano. México ha pedido públicamente al gobierno de Biden que le envíe dosis de la vacuna de AstraZeneca.
En una conferencia de prensa el jueves, Psaki dijo que las conversaciones sobre las vacunas y la seguridad fronteriza entre Estados Unidos y México no estaban “relacionadas” pero también “se traslapan”.
Cuando un periodista le preguntó si Estados Unidos tenía “condiciones vinculadas” a su oferta de darle vacunas a México, Psaki respondió que había “varias conversaciones diplomáticas, conversaciones paralelas, muchas capas de conversaciones” en las discusiones.
“Es muy inusual que haya un solo tema que se esté discutiendo con cualquier país al mismo tiempo”, dijo Psaki. “Sin duda ese no es el caso de México. No es el caso de ningún país del mundo. Y, por lo tanto, no interpretaría este caso más allá de nuestra capacidad para proporcionar, prestar, dosis de vacunas”.
Funcionarios mexicanos también sostienen que los esfuerzos para asegurar las vacunas están separados de las negociaciones sobre la migración y rechazaron la idea de que se tratara de un quid pro quo.
“Ambos gobiernos cooperan sobre la base de un sistema migratorio ordenado, seguro y regular”, dijo Roberto Velasco, director general para la región de América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, en un comunicado, refiriéndose al compromiso entre los dos países en materia de migración y vacunas.
Pero reconocen que las relaciones entre Estados Unidos y México, que ha sufrido una de las epidemias de coronavirus más mortíferas del mundo, se verían favorecidas por un envío de dosis al sur.
“Son dos temas distintos, ya que buscamos un sistema migratorio más humano y una mayor cooperación contra la COVID-19, en beneficio de nuestros dos países y de la región”, añadió Velasco.
Varios países europeos suspendieron el uso de la vacuna de AstraZeneca esta semana, como precaución porque algunas personas que habían recibido la inyección desarrollaron posteriormente coágulos de sangre y hemorragias graves. Pero el jueves, el regulador europeo de medicamentos declaró que la vacuna era segura. AstraZeneca también ha dicho que una revisión de 17 millones de personas que recibieron la vacuna encontró que eran menos propensas que otras a desarrollar coágulos peligrosos.
Un funcionario del gobierno de Biden declinó hacer comentarios sobre las conversaciones con México, pero señaló que ambos países comparten el objetivo de reducir la migración abordando sus causas de origen, y dijo que trabajan estrechamente para frenar el flujo de personas que llegan a la frontera.
México ha acordado aumentar su presencia en la frontera sur con Guatemala para disuadir la migración desde Centroamérica, dijo uno de los funcionarios del gobierno estadounidense, y los funcionarios locales mexicanos dicen que su país ha intensificado recientemente los esfuerzos para detener a los migrantes también en la frontera norte con Estados Unidos.
Pero también hay indicios de que el compromiso de México de vigilar la migración —una demanda central de Trump, que esgrimió la amenaza de imponer aranceles a todos los productos mexicanos a menos que se frenase la migración— puede haber flaqueado en los últimos meses del gobierno de Trump.
De octubre a diciembre del año pasado, el número de centroamericanos aprehendidos por México disminuyó, mientras que las detenciones por parte de agentes estadounidenses aumentaron, según cifras del gobierno mexicano y datos compilados por The Washington Office on Latin America, una organización de investigación que aboga por los derechos humanos.
“La probabilidad de que el gobierno saliente de Trump amenazara de nuevo con aranceles era baja, por lo que había un incentivo para que México volviera a su estado predeterminado de bajas aprehensiones”, dijo Adam Isacson, experto en seguridad fronteriza de The Washington Office on Latin America.
El llamado del gobierno de Biden para hacer más contra la migración ha puesto a México en una posición difícil. Mientras que Trump forzó a México a militarizar la frontera, algunos funcionarios mexicanos argumentan que sus duras políticas pueden haber ayudado a veces a disminuir su carga, al disuadir a los migrantes de intentar hacer el viaje hacia el norte.
Es menos probable que Biden recurra a las amenazas sobre los aranceles para salirse con la suya, dicen funcionarios y analistas. Pero ahora se le pide a México que mantenga su posición contra una oleada de migrantes, mientras que el gobierno de Biden envía señales de que Estados Unidos es más acogedor para los migrantes.
“Ellos quedan como los buenos y los mexicanos como los malos”, dijo Cris Ramón, consultor de inmigración con sede en Washington, D. C.
“Todas las políticas humanitarias positivas las hace el gobierno de Biden”, añadió Ramón, “y luego los mexicanos se quedan con el trabajo sucio”.
En cuanto a Canadá, varios de los oponentes políticos del primer ministro, Justin Trudeau, lo presionaron repetidamente para que le insistiera al nuevo gobierno de Biden la liberación de las vacunas. Muchos canadienses han expresado su consternación por el hecho de que Estados Unidos no haya compartido ningún suministro con Canadá, donde no se fabrican vacunas contra el coronavirus.
Hasta el jueves, todo el suministro de vacunas de Canadá había procedido de Europa o de la India, y la vacunación en Canadá se ha desarrollado a un ritmo lento en comparación con Estados Unidos y muchos otros países.
Con México, el gobierno de Biden ha instado a acoger a más familias expulsadas por las autoridades estadounidenses y a intensificar la vigilancia en la frontera sur con Guatemala, según dos funcionarios mexicanos y otras dos personas informadas de las conversaciones.
López Obrador también trata de encontrar la manera de aumentar la capacidad de albergar a los migrantes en los albergues, que están repletos. En un comunicado del martes, el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, dijo que estaba “trabajando con México para aumentar su capacidad de recibir a las familias expulsadas”.
Una ley mexicana que entró en vigor en enero prohíbe a las autoridades retener a las familias y niños migrantes en centros de detención, y la falta de espacio en los albergues se ha convertido en un gran problema.
“Los albergues están al borde del colapso”, dijo Enrique Valenzuela, coordinador principal de los esfuerzos de migración del gobierno del estado de Chihuahua.
Funcionarios locales de Chihuahua y operadores de los refugios dicen que la coordinación se ha roto entre las autoridades mexicanas y estadounidenses. Durante los últimos años del gobierno de Trump, los funcionarios estadounidenses notificaban a sus homólogos mexicanos antes de expulsar a los migrantes a través de la frontera y orquestaban los cruces en un puñado de puestos de control fronterizos bien dotados, dicen.
En el gobierno de Biden, dicen, los agentes de la Patrulla Fronteriza y de Aduanas ahora depositan a los migrantes en algunos de los puntos de control más desconocidos y con menos personal, lo que deja a sus homólogos mexicanos en apuros cuando descubren a docenas de migrantes que caminan desde Estados Unidos.
Funcionarios del gobierno local en Ciudad Juárez y operadores de albergues dicen que México está intensificando las operaciones de captura y deportación de migrantes a lo largo de la frontera norte. Según dos de ellos, las autoridades mexicanas detienen casi a diario furgonetas repletas de familias y camionetas que transportan ganado con migrantes agachados en el suelo para evitar ser detectados.
Parte de la razón por la que México está dispuesto a seguir tomando medidas severas es que, a pesar de ser un país que lleva mucho tiempo enviando gente al norte, hay mucho resentimiento hacia los migrantes centroamericanos.
“El nivel que tenemos, de la actitud negativa a los flujos de migrantes irregulares, subió de tono. Entonces no va a haber especialmente costo político” para López Obrador, dijo Tonatiuh Guillén, quien dirigió el Instituto Nacional de Migración de México en el primer semestre de 2019. “Pero con respecto a Trump no negociamos nada. Dimos mucho y no nos dieron nada”, añadió, al argumentar que la estrategia debería ser diferente con Biden.
A pesar de las tensiones muy públicas con México bajo el mandato de Trump, López Obrador se ha mostrado cauteloso con el gobierno de Biden, preocupado por la posibilidad de que esté más dispuesto a interferir en asuntos internos como los derechos laborales o el medioambiente.
En cambio, dicen varios funcionarios mexicanos, su gobierno ha presionado a Estados Unidos para que disuada a los centroamericanos de migrar con el envío de ayuda humanitaria a Honduras y Guatemala tras los dos huracanes que devastaron esos países y que, según muchos expertos, empujaron a más personas a migrar.
Las autoridades mexicanas también han pedido a Estados Unidos que, en vez de entregarlos a México, envíe a más hondureños y guatemaltecos detenidos en Estados Unidos directamente a sus países de origen, lo que dificultaría aún más su intento de volver a cruzar la frontera.
La necesidad de vacunas en México es evidente. Unas 200.000 personas han muerto en México a causa del virus —el tercer mayor número de muertes del mundo— y el país ha sido relativamente lento en vacunar a su población. Esto supone un riesgo político potencial para López Obrador, cuyo partido se dirige a unas elecciones cruciales en junio, que determinarán si el presidente mantiene el control del Congreso.
“México necesita la cooperación de Estados Unidos para poner en marcha su economía y conseguir vacunas para salir de la crisis sanitaria”, dijo Andrew Selee, presidente del Instituto de Política Migratoria en Washington. “Así que hay espacio para que los dos países lleguen a acuerdos basados en intereses alineados y no en amenazas abiertas”.
Michael D. Shear colaboró con la reportería desde Washington, D.C. e Ian Austen desde Ottawa, Canadá.
Maria Abi-Habib es la jefa de la corresponsalía para México, Centroamérica y el Caribe. Ha reportado para el Times desde el sur de Asia y el Medio Oriente. Síguela en Twitter: @abihabib
Zolan Kanno-Youngs es el corresponsal de seguridad nacional, con sede en Washington. Cubre el Departamento de Seguridad Nacional, inmigración, asuntos fronterizos, crimen transnacional y la respuesta del gobierno federal a emergencias nacionales y amenazas a la seguridad. @KannoYoungs
Jim Tankersley es corresponsal en la Casa Blanca especializado en política fiscal. Lleva más de una década escribiendo desde Washington sobre la disminución de las oportunidades económicas para los trabajadores estadounidenses y es autor de The Riches of This Land: The Untold, True Story of America’s Middle Class. @jimtankersley
Michael D. Shear colaboró con la reportería desde Washington, D.C. e Ian Austen desde Ottawa, Canadá.
This article originally appeared in The New York Times.