Violencia en la marcha de mujeres en Ciudad de México; hay al menos 81 personas heridas

Guardar

Armadas con sopletes y mazos, las manifestantes exigieron frente a la residencia del presidente que el gobierno actúe ante una de las peores tasas de violencia de género en el mundo.

CIUDAD DE MÉXICO— Cientos de mujeres marcharon a la sede de gobierno el lunes. Algunas llevaban a sus hijos, otras sopletes, bates y mazos, preparadas para una confrontación que esperaban obligara al país a ocuparse de una rampante violencia contra las mujeres.

La protesta del Día Internacional de la Mujer fue azuzada por la indignación hacia el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha respaldado a un político acusado de violación en un país que sufre una de las peores tasas de violencia de género en el mundo. A pesar de un distanciamiento con su partido a causa del asunto, López Obrador ha apoyado al hombre de cara a las elecciones de junio.

Reunidas alrededor del Palacio Nacional —la sede del gobierno donde reside López Obrador— dirigieron su ira hacia una valla de metal que había sido erigida para proteger el edificio. Mujeres con pasamontañas negros tiraron secciones de la barricada mientras la policía lanzaba descargas de granadas aturdidoras a la multitud, lo que causó varias pequeñas estampidas.

Al menos 62 policías y 19 civiles resultaron heridas la tarde del lunes según las autoridades de seguridad de la Ciudad de México.

Mientras que López Obrador ha presentado su presidencia como parte de un movimiento populista para defender a los marginados de México, las activistas dicen que el presidente ha ignorado de hecho las necesidades de la mitad de la población. El lunes el presidente insistió en que su gobierno está comprometido con la igualdad, pero sus críticos argumentan que ha hecho poco en su mandato con respecto a la violencia contra las mujeres.

Las tasas de violencia contra las mujeres no han cambiado significativamente en los dos años desde que ocupa el poder López Obrador. El año pasado, 10 mujeres en promedio fueron asesinadas cada día en el país y se registraron unas 16.000 violaciones. Una investigación del portal Animal Político encontró que entre 2014 y 2018 solo cinco por ciento de las denuncias de agresión sexual, incluidas las de violación, resultaron en una sentencia penal.

Esa es la impunidad que encolerizó a las mujeres y causó que algunos grupos encontraran en la violencia una táctica de llamar la atención del país hacia sus exigencias.

“Luchamos hoy para no morir mañana”, cantaban las mujeres el lunes de camino al Palacio Nacional. Otras gritaban: “La culpa no era mía ni de dónde estaba ni de lo que vestía”.

Durante el fin de semana, activistas pintaron la barricada alrededor del palacio con los nombres de mujeres asesinadas por sus esposos, novios o supuestos pretendientes.

Ivette Granados, de 49 años, y su hija María Puente, de 16, fueron juntas a la protesta del lunes. Comentaron que les molestaba la lucha diaria contra el abuso sexual que dicen es parte de la vida cotidiana de las mujeres en México. Madre e hija enumeraron al alimón las vejaciones que habían sufrido al pasar de los años: toqueteos en la calle, el metro o en una fiesta, hombres que exhiben en público sus genitales.

Aunque Granados dijo no estar de acuerdo con la violencia como táctica para reclamar los derechos de las mujeres, lamentó que fuera la única forma de lograr que el país prestara atención a una batalla que lleva años.

“Ya lo he visto a lo largo de la historia en las marchas pacíficas de las mujeres. No dieron ningún resultado”, dijo Granados. “Sin embargo, pienso que estas cosas hacen que los gobiernos y la gente voltee y aunque no esté de acuerdo, la vida me ha demostrado que solamente así se voltean a ver las situaciones, ¿no?”.

Las protestas de este año, que entre todas reunieron a miles de mujeres, fueron mucho menos numerosas que las de 2020, cuando acudieron decenas de miles.

Algunas asistentes dijeron que la causa de la menor asistencia era el coronavirus.

El año pasado las manifestantes llenaron las calles de la capital luego de que varios terrible ataques contra mujeres encendieron la indignación popular, entre ellos el asesinato de una niña de siete años que fue encontrada descuartizada en una bolsa de plástico.

Un día más tarde, decenas de miles de mujeres no acudieron a trabajar durante un paro nacional en contra de la violencia.

López Obrador ha minimizado repetidamente el movimiento de protestas o acusado a los grupos feministas de tener motivaciones políticas. Y ha seguido enfureciendo a muchas mujeres en México al rehusarse a condenar a un líder de su propio partido que ha sido acusado de agresión sexual por varias mujeres. El candidato, Félix Salgado Macedonio postula a la gubernatura del estado de Guerrero, a la espera de que una encuesta del partido confirme su candidatura.

La mañana de las protestas, el presidente volvió a acusar a los movimientos conservadores de cooptar el movimiento feminista y aseguró que las marchas solo habían empezado después de que asumió el poder. Indicó que su gobierno tenía un compromiso con la lucha por la igualdad al nombrar al primer gabinete paritario de la historia de México.

López Obrador defendió la valla que su gobierno erigió alrededor del palacio de gobierno. Y dijo, que aunque apoyaba el movimiento feminista, no toleraría la violencia ni el vandalismo que se registraron durante la marcha del año pasado.

Granados y su hija dijeron que el muro no parecía acorde con un presidente que dice ser un hombre del pueblo.

“Mira, yo no estoy de acuerdo en destruir monumentos ni en dañar, ¿no?” dijo Granados. “Pero me queda claro también que no vale más un monumento que la vida de una chica”.

Su hija, María Puente, intervino.

El muro, dijo, “es una contradicción”.

Ana Sosa colaboró con la reportería en Ciudad de México.

Maria Abi-Habib es la jefa de la corresponsalía para México, Centroamérica y el Caribe. Ha reportado para el Times desde el sur de Asia y el Medio Oriente. Síguela en Twitter: @abihabib

Guardar