El cantante colombiano Camilo escribe éxitos aun sin buscarlo. Fue lo que pasó con Vida de Rico, la canción que lanzó en septiembre del año pasado. Como muchas de las composiciones de Camilo, y a diferencia de mucho del pop latino, centrado en la fanfarronería, “Vida de Rico” es una declaración de modestia realizada con solo un puñado de instrumentos. El colombiano canta que, aunque no sea rico, compartirá todo lo que tiene con quien ama y promete cerveza, en vez de champán.
A estas alturas, “Vida de Rico” se ha transmitido 240 millones de veces en Spotify, y su video, que muestra a Camilo y a su esposa, Evaluna Montaner, visitando su primera casa junto con los trabajadores, ha sido reproducido casi 500 millones de veces en YouTube. Fue el primer sencillo de “Mis Manos”, el disco que Camilo lanza este viernes, 11 días antes de cumplir 27 años.
A través de un video chat, desde la residencia en Miami de su suegro, el cantante pop argentino-venezolano Ricardo Montaner, Camilo dice que la nueva casa de la pareja todavía “necesita mucho trabajo. No hemos podido dormir allí ni una noche“. Se sienta en un sofá debajo de una pintura que es familiar para los millones de seguidores de YouTube de Camilo; él y Evaluna, quienes se casaron en febrero del año pasado, lo han compartido a menudo para actualizaciones de video sobre su romance de un año.
Vida de Rico originalmente tenía la intención de circular solo entre sus seguidores en las redes sociales, para generar interés por Mis Manos, según Édgar Barrera, colaborador de Camilo en la composición y producción de la mayor parte del nuevo álbum. “No la hicimos para la radio”, dice Barrera desde su casa en Miami. “La clave del éxito de la canción fue que no estábamos buscando un éxito, así resultó la canción”.
La interpretación tiene el ritmo pegajoso al viejo estilo de una cumbia, no del reguetón o de los ritmos trap que dominan la radio urbana latina, y su pequeño y divertido solo nasal no usa un tono de sintetizador cuidadosamente construido, sino uno de los primeros ajustes preestablecidos que aparecieron durante la sesión de composición. “No quitamos nada de lo que hicimos en el primer demo”, dice Camilo. “Esa canción tiene que ver con las raíces, la honestidad, la crudeza y los errores”.
Vida de Rico es parte de un álbum que es decididamente agradecido, transnacional, ecléctico y estratégicamente despojado. En Millones, Camilo se maravilla de que su pareja lo haya elegido entre millones de personas; en Tuyo y Mio, no está de acuerdo con el dicho de que “Detrás de todo gran hombre hay una gran mujer”, en lugar de eso, insiste, “Siempre estuviste por delante”.
Esa actitud está muy alejada del consumo conspicuo y el machismo lascivo de muchos éxitos latinos y del reguetón. “No lo hago como reacción”, asegura el artista. “Incluso si algo es muy diferente de lo que siento o de lo que creo, si es honesto, realmente lo respeto. Pero cuando estoy escribiendo una canción, cuando estoy creando un universo, solo tengo lo que siento y lo que quiero decirle a mi inspiración, que es mi esposa. Lo que estoy tratando de celebrar con las letras de este álbum es la honestidad. Estoy siendo fiel a lo que soy y hago que mi esposa se sienta orgullosa “.
Con el apoyo de Barrera, un prolífico productor mexicano que ha trabajado con artistas de toda América Latina, Camilo pone su voz de tenor en temas que tocan la champeta colombiana, el género norteño, el mariachi mexicano, la bachata dominicana y, en Machu Picchu, un dueto que hace con Evaluna, ritmos de los Andes. En Ropa cara, un sencillo que ya es un éxito, Camilo interpreta a un personaje que asegura no poder pagar objetos de Balenciaga o Gucci; la canción comienza con el ritmo programado del reguetón pero, de repente, cambia, como si se hubiera cortado la luz, a un son cubano con instrumentos acústicos.
“Hay una simplicidad al otro lado de la complejidad que me tomó mucho tiempo descubrir”, dice Camilo. “Este álbum se trata de proteger lo esencial. Es como el pan artesanal, que solo tiene tres o cuatro ingredientes. No quieres una lista larga de ingredientes, porque pierdes la esencia del pan. Este álbum está hecho con alma artesanal”.
Mis Manos es un sucesor rápido de la producción de Camilo de 2020 Por primera vez, nominada a un Grammy este año como mejor álbum pop latino o urbano. A pesar del nombre del disco, la verdad es que Camilo hizo su debut mucho antes.
Camilo Echeverry tenía 13 años en 2007, cuando se convirtió en concursante de El factor Xs, una versión infantil colombiana de The X Factor, y ganó. Había crecido escuchando música de toda Colombia, junto con Los Beatles, Pink Floyd, Led Zeppelin, los Bee Gees y los boleros mexicanos que amaban sus padres; quería tocar la guitarra como el maestro español de flamenco Paco de Lucía.
“Yo era sólo un niño”, dice cuando se le pregunta sobre el programa. “No estaba buscando la oportunidad de ser artista, solo me estaba divirtiendo. Sabía que lo que más disfrutaba en mi vida era tocar la guitarra y el sonido en general, pero cantar no era un plan para mí “.
Hizo dos álbumes como Camilo Echeverry, un niño estrella, siguiendo los consejos de una discográfica, y actuó en telenovelas, pero después de su segundo álbum, en 2010, desapareció detrás de la escena para ser compositor.
“Esa primera oportunidad llegó en un momento en el que no me apasionaba escribir mis cosas, pensar en mi legado, en lo que quería transmitir y en cómo quería hacer sentir a otras personas”, explica. “Si no encuentras tu sonido, tu mensaje, ¿qué tienes? No podrás hacer crecer nada en tu vida”.
En cambio, se abrió camino en sesiones de composición y grabación con el influyente productor de reggaetón Tainy, la agrupación Bomba Eséreo y cantantes como Becky G, Prince Royce, Maluma y los hermanos de Evaluna, el dúo Mau y Ricky.
“Comencé a escribir y producir para otros artistas, y eso me liberó de mucha presión en mi cabeza”, recuerda Camilo. “Estás escribiendo una canción y vas a un club, y miles de personas están cantando la canción que escribiste en el estudio y nadie sabe quién eres”.
También comenzó a hacer lo que él llama “videos de estilo de vida”, a veces divertidos, a veces serios, con Evaluna Montaner. “Empezamos a compartirlos porque pensamos que lo que vivíamos podía tener un impacto positivo en la vida de otras personas”, asegura.”Y ahora, hay muchas personas que veo en los aeropuertos, o en la calle, que dicen, ‘Lo que publicaste con tu esposa, esa leyenda que pusiste en esa foto, cambió mi vida’. Eso es mucho más profundo que, ‘Oh, esa melodía es pegajosa’“.
Otro signo de madurez llegó cuando Camilo cultivó una nueva marca visual: un extravagante bigote de manillar. “Hubo un momento en mi vida en el que luchaba con la forma en que se ven las cosas, porque pensaba que la estética era parte de un universo superficial”, explica. “Pero me di cuenta de que todo está conectado y todo lo que tienes, tu exterior, está dando una impresión, está haciendo sentir algo a otra persona. No es solo un accesorio, está dando un mensaje“.
Y añade: “Mucha gente dice, ‘¡Quítate ese bigote!’ Y yo digo, hermano, si me quito el bigote, voy a estar disfrazado, disfrazado de alguien que no soy. Esto es parte de quien soy. Y a mi esposa le encanta“.
A finales de febrero, Barrera le trajo a Camilo un bajo quinto personalizado, un gran híbrido de guitarra y bajo, con 10 cuerdas. Camilo aprendió a tocarlo casi de inmediato; había afinado su guitarra en los cinco tonos del bajo quinto y había practicado. “Camilo nació para esto”, dice Barrera. “Para explorar nuevos sonidos”.
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