Nuevos análisis muestran que la vacuna de Johnson y Johnson funciona bien

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Estudios de la FDA revelan que la inyección ofrece protección fuerte contra un caso severo de la enfermedad y podría reducir la propagación del virus. Pero la empresa no ha cumplido sus metas iniciales de producción.

La vacuna contra el coronavirus fabricada por Johnson & Johnson proporciona una fuerte protección contra la enfermedad grave y la muerte causadas por la COVID-19, y podría reducir la propagación del virus por parte de las personas vacunadas, según los nuevos análisis publicados en línea el miércoles por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por su sigla en inglés).

La vacuna tuvo una tasa de eficacia global del 72 por ciento en Estados Unidos y del 64 por ciento en Sudáfrica, donde surgió en otoño una variante muy contagiosa que ahora provoca la mayoría de los casos. La eficacia en Sudáfrica fue siete puntos superior a los datos anteriores publicados por la empresa.

La vacuna también mostró una eficacia del 86 por ciento contra las formas graves de la COVID-19 en Estados Unidos, y del 82 por ciento contra la enfermedad grave en Sudáfrica. Esto significa que una persona vacunada tiene un riesgo mucho menor de ser hospitalizada o morir a causa de la COVID-19.

Los análisis confirmaron que es probable que los estadounidenses se beneficien pronto de una tercera vacuna eficaz contra el coronavirus desarrollada en menos de un año, ya que la demanda de vacunación supera ampliamente la oferta. La FDA podría autorizar la vacuna tan pronto como el sábado, dependiendo de la votación de su panel asesor sobre vacunas el viernes, después de discutir los documentos recién publicados.

“Con una vacuna de J&J, podremos acelerar el despliegue de la vacuna para nuestro país y para el mundo”, dijo Dan Barouch, virólogo del Centro Médico Beth Israel Deaconess de Boston que dirigió gran parte de las primeras investigaciones sobre la vacuna el año pasado.

La vacuna de Johnson & Johnson puede ser almacenada a temperaturas normales de refrigeración durante al menos tres meses, lo que facilita considerablemente su distribución en comparación con las vacunas autorizadas fabricadas por Moderna y Pfizer-BioNTech, que requieren dos dosis y deben almacenarse a temperaturas heladas.

Pero el acceso a la nueva vacuna podría estar muy limitado al principio. Richard Nettles, vicepresidente de asuntos médicos en EE.UU. de Janssen Pharmaceuticals, la rama de desarrollo de medicamentos de Johnson & Johnson, dijo a los legisladores el martes que cerca de cuatro millones de dosis estarían listas para ser enviadas después de que la FDA autorice la vacuna, muy por debajo de los 12 millones que originalmente se había comprometido a entregar al gobierno federal para finales de febrero.

Los funcionarios de la Casa Blanca tenían un cálculo aún más bajo el martes, al decir a los gobernadores en una llamada semanal que alrededor de dos millones de dosis estarían disponibles la próxima semana, según un funcionario del gobierno.

Nettles dijo el martes que un total de 20 millones de dosis estarían listas para finales de marzo. La empresa tiene un contrato para entregar 100 millones de dosis a finales de junio.

La vacuna de Johnson and Johnson tiene una tasa de eficacia inferior a las vacunas de Moderna y Pfizer-BioNTech, que rondan el 95 por ciento.

Pero en Sudáfrica, la vacuna de Johnson & Johnson es hasta ahora la clara ganadora. La vacuna de Novavax tuvo una eficacia del 49 por ciento en Sudáfrica. Y un pequeño ensayo en Sudáfrica de la vacuna de AstraZeneca-Oxford descubrió que no ofrecía mucha protección. Los resultados negativos llevaron al gobierno sudafricano a abandonar su plan de administrar un millón de dosis de vacunas de AstraZeneca a los trabajadores de la salud. La semana pasada, el gobierno comenzó a administrar las vacunas de Johnson & Johnson en su lugar, y hasta ahora ha distribuido más de 32.000.

Los documentos recién publicados, que incluyen el primer análisis técnico de la FDA sobre el ensayo clínico de la compañía con 45.000 personas, presentaban pruebas de que la vacuna era segura, con efectos secundarios notablemente más leves que las vacunas de Pfizer y Moderna y sin ningún informe de reacciones alérgicas graves como la anafilaxia.

La protección de la vacuna fue consistente en voluntarios negros, hispanos y blancos, y también en diferentes edades. El ensayo indicó una eficacia menor, del 42,3 por ciento, para las personas mayores de 60 años que tenían factores de riesgo como enfermedades cardíacas o diabetes. Sin embargo, esta cifra se acompaña de una gran cantidad de incertidumbre estadística, señaló la FDA.

Aunque varias vacunas pueden proteger a las personas de enfermar de COVID-19, no está claro si las vacunas también pueden evitar que las personas se infecten y transmitan el virus a otras, lo que lleva a un debate sobre la rapidez con la que la sociedad puede volver a la normalidad después del inicio de las campañas de vacunación.

El ensayo de Moderna encontró algunos indicios de que las personas vacunadas tenían menos probabilidades de desarrollar una infección sin síntomas. Y AstraZeneca descubrió que su vacuna reducía las infecciones asintomáticas a la mitad aproximadamente.

Johnson & Johnson buscó infecciones asintomáticas mediante pruebas de anticuerpos contra el coronavirus 71 días después de que los voluntarios se vacunaran o recibieran un placebo. Los nuevos análisis estiman que la vacuna tiene una tasa de eficacia del 74 por ciento contra las infecciones asintomáticas. Pero ese cálculo se basó en un número relativamente pequeño de voluntarios, y la FDA señaló que “hay incertidumbre sobre la interpretación de estos datos y no se pueden sacar conclusiones definitivas en este momento”.

“Creo que se sumará a la creciente evidencia de que las vacunas realmente previenen la infección además de la enfermedad”, dijo Barouch.

Carl Zimmer es el autor de la columna
Matter
. Ha publicado trece libros, entre ellos She Has Her Mother’s Laugh: The Powers, Perversions, and Potential of Heredity. @carlzimmerFacebook

Noah Weiland es reportero en el buró del Times en Washington, donde escribe sobre los servicios de salud. Creció en East Lansing, Michigan, y se graduó de la Universidad de Chicago. @noahweiland

Sharon LaFraniere es periodista de investigación. Fue parte del equipo que ganó el Pulitzer en 2018 por sus investigaciones sobre las conexiones de Donald Trump con Rusia. @SharonLNYT

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