(Those We've Lost)
Todas las noches entre semana, durante catorce años, Fernando Hidalgo irrumpía en las salas de los hogares hispanohablantes de todo Estados Unidos con una animada fanfarria cubana, mientras bailarinas vestidas de lencería colorida se contoneaban al son de los bongós y las trompetas y de un tema musical que llevaba su nombre.
Transmitido desde un estudio en Hialeah Gardens, Florida, a las afueras de Miami, Hidalgo llenaba su programa con entrevistas, monólogos, escenas cómicas con guiños de doble sentido, bailarinas con poca ropa que escandalizaban a las abuelas y una generosa ración de música cubana en directo para los abuelos nostálgicos. A las siete de la tarde o a las once de la noche, “El show de Fernando Hidalgo”, que se emitía en América TeVé y más tarde en MegaTV, era una cita obligada en los hogares latinos, especialmente en el sur de Florida, Nueva York y Puerto Rico.
Hidalgo murió el 15 de febrero en el Doctors Hospital de Coral Gables, Florida. Tenía 78 años. Su muerte fue confirmada por su hijo Marlon Corona, de 28 años, quien dijo que su deceso se debió a complicaciones por COVID-19.
América TeVé señaló en un comunicado que Hidalgo mostró un “enorme talento para interpretar la sensibilidad de nuestra comunidad, así como su impresionante capacidad de improvisación y renovación temática”.
Fernando Corona nació en Marianao, Cuba, el 18 de septiembre de 1942, hijo de Robert Corona, un soldado cubano que más tarde tuvo un negocio de flores, y de Concepción (Hidalgo) Corona, ama de casa, dijo su hijo.
Fernando Hidalgo era adolescente cuando se trasladó con su familia de Cuba a Chicago, donde consiguió un trabajo leyendo poemas sobre Cuba en la radio, dijo Nereida Dellan, su exesposa.
Cuando se estableció como intérprete y locutor, Hidalgo adoptó como nombre artístico el apellido de soltera de su madre, dijo Dellan.
Su carrera lo llevó a Puerto Rico y Venezuela y de vuelta a Estados Unidos, donde actuó y presentó programas, incluyendo una comedia de situación, “Cómo ser feliz en el matrimonio”. También presentó un programa de juegos similar a “The Newlywed Game” llamado “Los casados felices”.
El primer episodio de “El show de Fernando Hidalgo” se transmitió en septiembre de 2000. Hidalgo había estudiado de cerca a los presentadores de la televisión estadounidense, en particular a Johnny Carson, y adoptó un formato de comedia y variedad que respondía a los gustos e intereses latinos.
Trabajó duro para convertir el programa en una institución e incluso fue de puerta en puerta a los negocios de Miami en sus primeros días para vender publicidad, dijo su hijo. Todas las noches, Hidalgo veía su propio programa y se criticaba a sí mismo, dijo Dellan.
Hidalgo estaba muy orgulloso de su legado cubano y llevó ese espíritu al programa. Terminaba todos los episodios con una interpretación de la popular canción cubana “Guantanamera” y cambiaba la letra para reflejar los acontecimientos actuales.
Además de Corona, le sobreviven otros dos hijos, Ronald Corona y Fernando Corona; sus hijas, Bárbara Corona y Shayra Corona; nueve nietos, y una bisnieta.
Un ejecutivo de la cadena le preguntó una vez a Hidalgo cómo pensaba hacer que su programa fuera interesante cada noche. Corona recordó que Hidalgo le dijo: “No te preocupes, todos los cubanos de Miami tienen una historia interesante”.
“Se necesitó mucho convencimiento” para establecer el programa, dijo Corona, “pero ese era uno de sus puntos fuertes, vender y convencer a la gente”.
En 2012, el programa se trasladó a MegaTV, que creó nuevos episodios hasta 2014, dijo Dellan. Hidalgo protagonizó y produjo una película, “El manifiesto de Ernesto”, en Los Ángeles en 2019, con la que cumplió un viejo sueño.
“Murió con su película”, dijo Dellan en español sobre Hidalgo y su película. “Fue su corona de oro”.