¿Y si cancelamos el Día de San Valentín?

Una columnista del New York Times se pregunta sobre la vigencia de esta celebración en esta fecha y en medio de una pandemia

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Aunque tuviera una pareja, Ryan Bailey no se la pasaría el Día de San Valentín preparando cenas elaboradas de cinco tiempos o adornando una caja de bombones con pétalos de rosa. Ni tampoco estaría llevando a su amada a una cena de ensueño a la luz de las velas.

Para empezar, Bailey no sabe cocinar. Y vive en Los Ángeles, donde la situación del COVID-19 parece cambiar cada día. Al momento de la publicación de esta nota, los restaurantes al aire libre están abiertos. ¿Pero quién sabe qué pasará para el 14 de febrero?

“Odio politizar el Día de San Valentín, pero seguimos en una pandemia y Fauci dijo que no debemos estar tocando a las personas”, expresó Bailey, de 39 años, maestro de Actuación y presentador del pódcast “So Bad It’s Good”.

En su opinión, lo último que necesita el mundo en este momento es un día festivo de mercado de consumo que presiona a la gente para que gaste dinero que no tiene en productos rosas y rojos que no necesita.

Así que este año Bailey vetará el Día de San Valentín. En realidad, le gustaría que se erradicara el día por completo y cree que ahora es la ocasión perfecta para iniciar su campaña. ¿Qué mejor manera de crear armonía y unidad que hermanándonos con el propósito de eliminar un día diseñado para hacer que la gente se sienta mal?

“Solo es para los momentos ‘instagrameables’”, sostuvo Bailey. “Las chicas quieren impresionar a sus amigas mostrándoles qué les regalaron los hombres. Y los hombres solo quieren demostrar que saben ser buenos”.

Si en estos últimos 12 meses hemos aprendido algo es que expresar gratitud y afecto no debe quedar relegado a un día brumoso de febrero. Incluso Godiva —¡Godiva!— , la compañía de chocolates que prácticamente es sinónimo del Día de San Valentín, está plegando sus cajas con forma de corazón, así como cerrando sus 128 tiendas y cafeterías en América del Norte, aunque no hasta finales de marzo.

Basta decir que no necesitamos un día festivo oficial para comer chocolates: según datos de Nielsen, en 2020 los estadounidenses invirtieron casi 15.000 millones en chocolates, un incremento del cinco por ciento con respecto al 2019 (las ventas en línea de Godiva no se han visto afectadas). Pero, según la Asociación Nacional de Confiteros, las ventas de chocolates en 2020 fueron aún mayores, de unos 21.000 millones de dólares, un cinco por ciento más que el año anterior.

De cualquier manera, la pandemia ha lanzado una flecha al negocio del amor.

Los organizadores de eventos, normalmente asediados con consultas sobre fiestas de compromiso y bodas en esta época del año, perciben la falta de entusiasmo actual.

“Digamos que los tiempos son muy diferentes”, afirmó Melissa Rosenbloom, organizadora de eventos que vive en Nueva York.

Rosenbloom no llegaría al punto de abolir terminantemente el Día de San Valentín.

“Pero, para usar un término popular, yo diría que este día de tarjetas de felicitación está ‘en pausa’”, dijo.

Valga notar que la fecha de 14 de febrero es arbitraria; no hay una razón clara de por qué se volvió el día internacional del amor. De acuerdo con Annebella Pollen, profesora de Arte y Diseño en la Universidad de Brighton en Inglaterra y experta en el Día de San Valentín, el día se originó para conmemorar a un santo, aunque no está claro a cuál santo en específico.

“Decenas de cristianos llamados Valentín fueron martirizados y alcanzaron la santidad durante la primera etapa de la Iglesia, pero dos santos del siglo III llamados San Valentín fueron especialmente venerados a inicios de la Edad Media y al parecer ambos fueron ejecutados el 14 de febrero”, explicó Pollen en un correo electrónico.

La asociación entre San Valentín y el amor llegó a finales del siglo XIV gracias al poeta inglés Geoffrey Chaucer, que relacionó el apareamiento de las aves en primavera con el Día de San Valentín.

Enviar tarjetas a todos nuestros seres queridos se ha vuelto popular en los últimos años debido a la llegada del Día de ‘Galentine’ en Estados Unidos, un infausto nombre que mezcla en inglés Valentín con ‘gal’ que significa ‘chica’. Es un invento que solo existe para que las mujeres solteras sientan que tienen tanto derecho a gastar dinero como sus camaradas con parejas. Con eso en mente, se han enviado más tarjetas a amigos, familiares y colegas, dijo Nora Weiser, directora ejecutiva de la Asociación de Tarjetas de Felicitación. (Se puede suponer que las personas de género no binario preferirían el término ‘Palentines’, pues ‘pal’ puede ser un amigo de cualquier género).

Este año, incluso aquellos que se esmeran en el Día de San Valentín lo están reconsiderando. Caitlin Kiernan, de 50 años, y Kenny Kaplan, de 46 años, quienes están comprometidos, por lo general se arreglan y tienen una cena elegante para dos el 14 de febrero. No en esta ocasión.

“Hace un frío tremendo”, dijo Kiernan, exeditora de belleza que vive en Freehold, Nueva Jersey, con Kaplan, la madre de él y sus dos hijos de un matrimonio anterior. “No estoy segura de que quiera salir a la calle con una manta para comer. Soy feliz pidiendo una pizza y diciéndoles que pongan el pepperoni en forma de corazón en el centro. Abriremos una buena botella de vino y nos sentaremos junto al fuego para mirarnos y darnos las gracias por haber podido superar este año”.

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