Manejar la relación con tus jefes puede ser tan importante como enfrentar tu lista de pendientes. Si estás al tanto de sus preferencias, te comunicas con destreza y te ganas su confianza con un trabajo excelente, puedes mejorar tus oportunidades de reconocimiento, aumentos y ascensos.
Esta actitud, conocida como gestionar hacia arriba, es parte de tu trabajo, según Gorick Ng, orientador vocacional para estudiantes de la Universidad de Harvard y autor del libro The Unspoken Rules: Secrets to Starting Your Career Off Right (”Las reglas no escritas: secretos para comenzar bien tu carrera”), próximo a publicarse. He aquí algunos hábitos de trabajo que pueden producir relaciones positivas con tus superiores.
— Rema en la misma dirección. Asegúrate de que tu jefe y tú trabajen hacia un objetivo común, comentó Romy Newman, cofundadora del sitio web de orientación profesional Fairygodboss. “Todo el día tomas microdecisiones sobre cómo repartir tu tiempo”, mencionó Newman, así que revisa tu lista de pendientes con tu jefe y asegúrate de que las prioridades laborales de ambos estén alineadas.
— Asegúrate del “qué, cómo y para cuándo”. Cerciórate de conocer todos los detalles y las fechas de entrega cuando tu jefe te asigne un nuevo proyecto, señaló Ng. La precisión es más crucial en el trabajo remoto porque no es tan fácil hacer una visita casual para hacer una aclaración. “La ambigüedad casi garantiza que habrá malentendidos”, advirtió Ng. Además, a nadie le gusta volver a hacer el trabajo.
Como parte de cualquier nueva tarea, sugiere un momento y una manera para ponerte en contacto, por ejemplo: “Haré el intento de terminar esto para el viernes y enviarte un resumen para que me des tu opinión” o “¿Podemos programar una breve reunión de seguimiento para la próxima semana?”.
Si tú haces la sugerencia, puedes especificar el horario y el formato que te permita hacer mejor tu trabajo. Pregunta y aclara antes de entrar de lleno, recomendó Ng. “No hagas una tarea de cinco horas antes de enterarte de que la versión de cinco minutos era la correcta”, agregó.
— Adáptate al estilo de tu jefe. Presta atención y entrega tu trabajo del modo que prefiere tu jefe, mencionó Newman. ¿A tu jefe le encanta analizar los datos contigo? Prepárate para esa conversación. ¿Prefiere los escritos de una página a las presentaciones de PowerPoint? Si le das a tu jefe lo que espera, el trabajo de ambos será más llevadero.
— Hazlo antes de que te lo pidan. Comprender tus responsabilidades y realizarlas al más alto nivel es la clave para mantener feliz a tu jefe, comentó Jameeka Green Aaron, veterana de la Marina y directora de información en United Legwear and Apparel, una empresa de unos 750 empleados.
Aaron ofreció un ejemplo de su propio equipo: “Lo último en mi lista era revisar que todas las computadoras portátiles de los empleados estuvieran actualizadas”. Sin embargo, antes de llegar a ese pendiente, su gerente de activos se le acercó con una hoja de cálculo en la que venían las computadoras portátiles de la empresa y cuáles estaban a punto de llegar al fin de su vida útil. Además, ya había hecho una investigación para comprar los nuevos modelos y encontró múltiples valoraciones de precios para los remplazos.
“Se lo habría pedido, pero el hecho de que se me hubiera adelantado fue genial”, dijo Aaron. “Lo único que tuve que hacer fue revisar y autorizar”.
— Prepara recomendaciones. Cuando le pidas consejos a tu jefe sobre algún asunto, explícale las opciones que pensaste, cuáles prefieres y por qué. Esto demuestra que has investigado al respecto, entiendes los detalles y puedes evaluar con ingenio soluciones equilibradas. Asimismo, tu jefe también puede elegir una de tus opciones en vez de elaborar las suyas.
Cuando pidas retroalimentación o una decisión, especifica la fecha límite. “No dejes que pospongan una decisión, porque ‘después’ se puede volver ‘nunca’”, opinó Ng, y tu misiva puede perderse en la montaña de correspondencia electrónica.
Hazle saber a tu jefe que necesitas su retroalimentación antes de las cinco de la tarde del martes, por ejemplo, así podrás enviar un informe a las cinco de la tarde del miércoles; o que, si no obtienes una respuesta para cierta hora (razonable), seguirás adelante con tu plan.
— Sin sorpresas. Nunca sorprendas a tu jefe, en especial con malas noticias. Según Newman, sigue siendo válido el adagio: “Dime antes, soy tu amigo. Dime después, soy tu crítico”. Si estás en problemas o corres el riesgo de no cumplir con una fecha de entrega, hazlo saber a tu jefe lo más pronto posible y trabajen juntos.
— Crea confianza. Demostrar tu integridad y credibilidad ayuda a crear un nivel de confianza y evitará que tu jefe sienta la necesidad de controlarte de manera excesiva. Los valores personales que exhibes son tan importantes como el trabajo que produces, según Aaron. Esto tiene especial importancia en el trabajo remoto. Mantén a tu jefe al tanto, comentó Aaron, pues “es agotador estar persiguiendo a la gente”.
Gestionar hacia arriba también implica evitar que tu jefe haga trabajo innecesario. Si no puedes hacer una tarea, intenta conseguir a un colega que te ayude en vez de pedirle a tu jefe que reasigne la tarea. Si tienes una pregunta, primero ve si puedes encontrar la respuesta por ti mismo para que le puedas decir a tu jefe los caminos que probaste.
— Ayuda a tu jefe a ayudarte. Muchas oportunidades de desarrollo profesional se han quedado a medio camino cuando las empresas operan en modo de emergencia o con un personal más reducido. Para Newman, una manera de ampliar tus horizontes es aligerar la carga de trabajo de tu jefe: él lo apreciará y tú podrías conocer más sobre el trabajo de los niveles más altos o hacerte notar.
Agradecerle a tu jefe por haberte dado la oportunidad de dar una presentación en una reunión, por tomarse el tiempo para compartir sus conocimientos contigo o por conectarte a su red de contactos generará más de lo mismo. La práctica de fomentar los comportamientos que quieres que se repitan, la cual usan los padres con niños pequeños, también funciona con los jefes.
— Ayuda al equipo. Más allá de las habilidades técnicas y los hábitos de trabajo, “mis empleados favoritos muestran interés”, comentó Aaron. Los miembros empáticos del equipo que “consideran al mundo y la gente que los rodea, y están en contacto con sus colegas”, agregó, mantienen la salud de un equipo de maneras que no se obtienen únicamente al enfocarse en la excelencia.
— Entiende que tu jefe quizá está estresado. Tu jefe puede parecer distraído, frenético o contradictorio, comentó Ng, pero esto puede deberse a otras responsabilidades como gerente del equipo, la interacción con sus superiores y su propio trabajo (sin mencionar los desafíos del trabajo desde casa).
“Tal vez solo empieza a pensar en ti y tu trabajo cuando te apareces en una reunión, y deja de pensar en ti y tu trabajo en cuanto termina la reunión”, mencionó Ng.
Si en efecto tu jefe parece nervioso o abrumado, prueba con preguntarle: “¿Cómo te puedo ayudar?”, sugirió Newman. “La gente se olvida de cuánto puede ayudar una pregunta a generar una conexión”.
— Cambia las conductas negativas. ¿Malos jefes? Ng dijo que hay que comparar la intención con el impacto. Tu jefe tal vez no se da cuenta del estrés que te están provocando sus fechas de entrega tan inmediatas, sus correos electrónicos, sus reasignaciones de tareas, su opacidad en la toma de decisiones y los cambios de dirección de último minuto.
Comunica tus inquietudes sin involucrar tus emociones, limítate a citar los hechos. Decir algo como: “Nuestras últimas tres fechas de entrega se anticiparon de manera inesperada”, funciona mejor que: “Siempre cambias las fechas de entrega en el último minuto”, y explica de qué modo estas acciones perjudican la calidad, la precisión u otros aspectos de tu trabajo.
© The New York Times 2021