Un artículo evaluado por pares en la revista científica The Lancet muestra que la vacuna tiene una sorprendente efectividad del 91,6 por ciento contra el virus y que protege contra los casos severos de la COVID-19.
MOSCÚ— Rusia superó un obstáculo en su despliegue de vacunas al publicarse el lunes en la respetada revista médica británica The Lancet un artículo con los resultados de ensayos de fase tardía que muestran que la vacuna Sputnik V es segura y altamente efectiva.
La publicación sin duda impulsará la promoción del gobierno ruso de la vacuna tanto dentro del país como alrededor del mundo y fortalecerá la participación del Kremlin en la diplomacia de vacunas al recibir una validación creíble de la seguridad del producto.
Rusia suscitó críticas de los expertos occidentales al aprobar la vacuna para uso de emergencia en agosto —antes de dar por iniciado los ensayos de última fase— y empezar las inmunizaciones ese mismo mes.
Moscú reclamó victoria en la carrera por la vacuna, como hizo décadas atrás en la carrera espacial al lanzar el satélite Sputnik, aunque en ese momento había otras vacunas más avanzadas en las fases de prueba. Al final, su despliegue politizado solo sirvió para profundizar el escepticismo en torno a ella.
El artículo, arbitrado por pares y publicado el martes, disipó dichas dudas. Mostró que la vacuna tenía una sorprendente tasa de efectividad de 91,6 por ciento contra el virus y resultó protectora por completo contra casos severos de COVID-19.
“El desarrollo de la vacuna Sputnik V ha sido criticado por el apuro impropio, la simplificación y la falta de transparencia”, escribieron en un comentario publicado en The Lancet dos investigadores independientes, Ian Jones de la Universidad de Reading y Polly Roy de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
“Pero el resultado aquí reportado”, prosiguieron, “es claro y se demuestra el principio científico de la vacunación”.
El comentario sí observó que el diseño de la vacuna rusa, que se basa en un virus de la gripe genéticamente modificado y es similar a un puñado de otras vacunas, entre ellas las de Johnson & Johnson y AstraZeneca, es difícil de producir en masa.
A pesar de la rapidez del lanzamiento sin aprobación regulatoria, Rusia se ha demorado con la producción masiva y la vacunación, que constituyen en sí lo que protege a las personas de enfermar y morir.
La empresa financiera rusa que promueve la vacuna ha dicho que alrededor de dos millones de personas en todo el mundo han sido inoculadas con Sputnik V, muchas menos que las que han recibido las vacunas Pfizer o Moderna.
La empresa, el Fondo de Inversiones Directas de Rusia, no desglosa las vacunaciones por países. Pero de los dos millones de vacunas, al menos cientos de miles han sido en países fuera de Rusia, lo que sugiere que el gobierno ha priorizado discretamente las exportaciones.
Si bien es beneficiosa para acelerar la inmunidad global a la enfermedad, la política también ha cosechado beneficios diplomáticos y de relaciones públicas para el gobierno ruso, incluso cuando los residentes de muchas ciudades rusas de provincia todavía no tienen acceso a las vacunas. El lunes, por ejemplo, las autoridades de la región de Leningrado, en el noroeste de Rusia, dijeron que se habían agotado los suministros.
Hasta ahora, otros 15 países, entre ellos Argentina, Hungría y Serbia, han aprobado la vacuna Sputnik V para su uso de emergencia.
“La publicación en The Lancet hoy demuestra realmente que Sputnik V es la vacuna para toda la humanidad”, dijo en un comunicado Kirill Dmitriev, director del Fondo de Inversiones Directas de Rusia. “Hoy es una gran victoria”.
La vacuna es una de las tres que han completado los ensayos de última etapa mostrando una tasa de efectividad superior al 90 por ciento, junto con las inyecciones fabricadas por Pfizer y Moderna.
La versión de la vacuna rusa probada en los ensayos debe enviarse y almacenarse a temperaturas difíciles de manejar, por debajo de los -17 grados Celsius (cero grados Fahrenheit). El Ministerio de Sanidad ruso también ha aprobado una versión liofilizada (deshidratada por congelación) que puede almacenarse en una refrigeradora. Rusia comercializa la Sputnik V a un precio de unos diez dólares por dosis para la vacuna que requiere dos inyecciones.
El ensayo clínico realizado en Moscú a finales del año pasado con unos 20.000 voluntarios solo mostró efectos secundarios comúnmente asociados a las vacunas, como dolores de cabeza o fiebres leves.
Los investigadores determinaron que ningún evento adverso, o problema médico grave entre los participantes del ensayo, estaba asociado a la vacuna. En total, encontraron 70 episodios médicos graves en 68 personas del ensayo, tanto en el grupo de placebo como en el de la vacuna.
En particular, dos personas a las que se administró la vacuna murieron de COVID-19 tras enfermedades que comenzaron días después de la primera inyección. Los investigadores dijeron que ambas personas probablemente se infectaron antes de que comenzara el ensayo y enfermaron antes de que la vacuna tuviera tiempo de generar anticuerpos contra el coronavirus.
La “enfermedad había progresado antes de que se desarrollara cualquier inmunidad de la vacuna”, escribieron.
Los autores rusos del artículo de The Lancet también señalaron que el ensayo en Moscú carecía de diversidad étnica para garantizar la seguridad de la vacuna en receptores de poblaciones de color. Según los investigadores, un ensayo de Sputnik V que se está llevando a cabo en los Emiratos Árabes Unidos incluye un grupo de estudio más diverso.
Andrew E. Kramer es un reportero del buró en Moscú. Fue parte de un equipo que ganó el Premio Pulitzer en 2017 por cobertura internacional de una serie sobre la proyección encubierta del poder de Rusia. @AndrewKramerNYT