Los vehículos autónomos logran otro gran avance

Zoox, propiedad de Amazon, presenta un vehículo eléctrico que se maneja solo. ¿Estamos listos para los autos sin conductor?

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Vehículo autonomo Zoox de Amazon
Vehículo autonomo Zoox de Amazon

Sabes cómo hacer búsquedas en Google, cómo pedir un Uber y cómo usar Netflix como pretexto para posiblemente tener sexo. Ahora, ¿Jeff Bezos puede convencerte de subirte a un Zoox?

Ese es el plan. El lunes, Zoox, la compañía propiedad de Amazon presentó un vehículo eléctrico autónomo como parte de lo que probablemente sea un agresivo intento por parte de la empresa de convertir a los robotaxis en un fenómeno.

Ese esfuerzo ha tenido un inicio incierto para Zoox (así como para Google, General Motors, Uber y varias compañías chinas). Invirtieron miles de millones de dólares durante la década pasada y han sufrido todo tipo de contratiempos, incluyendo problemas con directivos, errores tecnológicos y accidentes trágicos, todo en la búsqueda de quitar al humano del asiento del conductor.

Zoox, fundada en 2014, fue alguna vez valuada en 3.000 millones de dólares, en una mejor época para los vehículos autónomos. Amazon pagó alrededor de 1.200 millones por la compañía hace unos meses.

Como muchos pioneros, Zoox ha tenido sus desafíos, pero el progreso se frenó rápidamente cuando comenzó la pandemia. La directora ejecutiva, Aicha Evans, así como el director tecnológico y fundador, Jesse Levinson, me dijeron en una entrevista la semana pasada que la compañía fue obligada a suspender de manera temporal todas las operaciones en sus instalaciones, recientemente tuvo que hacerlo de nuevo.

La empresa también necesitaba capital para sobrevivir (ya fuera a través de nuevos inversionistas o mediante una venta). “Definitivamente pensamos que podríamos caer en la ruina”, dijo Evans, en referencia al momento en que comenzó la pandemia. “Pero una crisis como esa también puede enfocarte en buscar inversionistas que tienen la mentalidad a largo plazo que este tipo de tecnología necesita”.

En ese punto llegó el gigante el comercio electrónico. Y los 1.200 millones de dólares que Amazon pagó por la ambiciosa empresa automotriz ahora parecen una ganga.

Zoox de Amazon presentó su primer vehículo autónomo
Zoox de Amazon presentó su primer vehículo autónomo

“En resumen, a la larga queremos trasladar a personas por la ciudad”, dijo Evans, quien hace tiempo tuvo un empleo en las altas esferas de la estrategia de Intel. “Está construido con un propósito”.

Zoox no es la única compañía que avanza. Muchas esperan crear flotillas de taxis robóticos que se vuelvan populares dentro de los próximos años y una porción de ellas ha logrado progreso en los últimos meses.

El servicio chino sin conductor AutoX se puso en marcha en Shenzhen. Waymo de Google ha hecho lo mismo en una pequeña ciudad de Arizona. La empresa china Baidu obtuvo un permiso para probar autos en vías públicas en Beijing, que sufre de un tráfico abundante. Cruise de General Motors está a prueba en San Francisco. Y Aurora, administrada por un exejecutivo autónomo de Google, adquirió Advanced Technologies Group de Uber por 4000 millones de dólares (y el gigante de la transportación privada va a invertir 400 millones de dólares en la compañía).

Estos avances son más interesantes en el contexto de una pandemia. El transporte público, como los autobuses y el metro, han visto declives enormes en el uso. Y las inversiones de parte de Uber son particularmente destacadas, ya que la idea de subirse a un auto con un chofer de Uber se ha convertido en una propuesta más arriesgada (Uber también ha tenido algunos problemas de protección y laborales, a medida que enfrentó exigencias de tratar a los conductores como trabajadores tradicionales de tiempo completo).

Cuando los cubrebocas, las ventanas abiertas y otras precauciones para protección son necesarias, la idea de un vehículo autónomo privado en el que tú y tus familiares puedan viajar solos ciertamente se ha vuelto más atractiva.

El vehículo tiene lugar para cuatro pasajeros
El vehículo tiene lugar para cuatro pasajeros

Siempre me ha gustado la idea de los vehículos autónomos, al menos desde que Chris Urmson, el ejecutivo de Aurora, me mostró por primera vez las posibilidades de los robotaxis hace seis años, cuando él estaba en Google, durante una demostración del diminuto vehículo experimental de esa compañía.

Lucía como un auto de payasos y se movía alrededor de un estacionamiento en la sede de Google en Mountain View, California. El vehículo avanzaba de manera muy lenta y se sentía como una atracción para niños en un parque de diversiones, pues daba vueltas una y otra vez en círculos. Sin embargo, Urmson estaba decidido: se paró directamente frente al carro en movimiento a medida que se aproximaba a él para demostrar que era seguro hacer eso.

Hace unos meses me subí a un auto de Zoox en San Francisco (fue la primera vez que vi la tecnología autónoma en acción en el mundo real). El nombre que parece salido de un libro de Dr. Seuss es perfecto para el auto que tiene el aspecto de una caja rara que parece un Lego en esteroides. Mi recorrido se sintió como una atracción en Disneylandia, con dos asientos de frente a otros dos en una cabina espaciosa y puertas que se abrían de manera automática.

Recorrimos la ciudad llena de colinas en una ruta predeterminada que la compañía había usado para pruebas. Las personas, que están acostumbradas a ver todo tipo de invenciones tecnológicas descabelladas moviéndose por las calles, nos señalaban y nos daban su aprobación al levantar el pulgar.

Fue un gran cambio desde mi primera salida en un auto de Google. Zoox ofreció un recorrido fluido y con pocas paradas o arranques bruscos como los de algunos otros viajes autónomos. Además, el vehículo de Zoox es menos intimidante que los carros que vemos en el camino en la actualidad (tiene bordes suaves y esquinas redondeadas, con los que remite a los adultos como yo a nuestra época de juguetes montables).

Aun así, siempre me he sentido nerviosa sobre el transporte completamente autónomo (sin volante, tablero, pedales o cualquier modo de control por parte del pasajero). Hasta ahora, los vehículos autónomos han sido en su mayoría autos adaptados, con un conductor listo para intervenir en caso de emergencia.

No obstante, haciendo a un lado mis temores, mi mayor problema es que no quiero comprar un auto, así que realmente quiero que estos esfuerzos robóticos rindan frutos. Como quizá recuerden los lectores asiduos de esta columna, decidí no ser propietaria de un vehículo hace casi dos años. Desde entonces, he probado todo tipo de maneras de desplazarme por mi ambiente urbano, he usado de todo, desde escúteres eléctricos hasta bicicletas eléctricas.

El hecho de que la tendencia del robotaxi se acelere o no, por decirlo así, depende de muchos factores, aunque haber superado la etapa del concepto ha sido un gran avance.

Una preocupación, más allá de la seguridad, es que los vehículos autónomos pueden afectar el tránsito público, al hacer el transporte más privado y bajo demanda. Aun así, aunque todos los esfuerzos autónomos son descritos como versiones robóticas de los taxis, estas compañías tienen como objetivo atraer a un amplio rango de usuarios a largo plazo.

En efecto, a largo plazo. Como muchos otros esfuerzos sin conductor, los robotaxis de Zoox no estarán disponibles ampliamente para operaciones comerciales, pero continuarán a prueba en caminos privados a partir del próximo año en el Laboratorio Acelerador Nacional de la Universidad de Stanford. Llegar a un uso público extenso tomará mucho más tiempo.

Eso me ha dejado pensando: ¿es parte de la estrategia de Amazon acelerar las entregas autónomas?

Amazon ve “la magnitud de la oportunidad que va mucho más allá de solo ahorrar dinero en logística”, dijo Levinson, quien destacó que Zoox todavía opera de manera independiente bajo su filial y su enfoque se ha centrado de manera exclusiva en un robotaxi.

Los vehículos autónomos siguen siendo uno de los mayores desafíos tecnológicos actuales. Esta innovación no solo requiere avances físicos, sino también mentales. ¿Ya estamos listos para esto?

Evans entiende el escepticismo. “Quería construir algo que yo sintiera que es seguro para poner a mis dos hijos dentro”, dijo. “Así que lo entiendo”.

© The New York Times 2020

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