Los críticos dicen que la nueva prueba es más compleja para quienes están aprendiendo inglés. Además incluye preguntas más matizadas y destaca temas como los derechos de los estados y la guerra de Vietnam.
El gobierno de Trump está implementando cambios radicales en el examen que los inmigrantes deben tomar para convertirse en ciudadanos de Estados Unidos, ahora se incluyen matices de filosofía conservadora que dificultan la prueba para las personas que están estudiando el idioma inglés.
La nueva prueba de ciudadanía, que entró en vigor el martes, es más larga que antes y ahora se requiere que los solicitantes respondan correctamente 12 de 20 preguntas en vez de 6 de 10. También es más compleja, elimina la geografía simple y agrega docenas de posibles preguntas posibles, algunas con frases matizadas y complicadas que podrían hacer que los solicitantes se equivoquen si no las analizan detenidamente.
De las 18 preguntas que se eliminaron de la prueba anterior, 11 tenían respuestas simples, a veces de una sola palabra.
El nuevo examen agrega un obstáculo más para los inmigrantes que buscan convertirse en ciudadanos con derecho al voto, en los últimos días de una gestión que ha impuesto nuevas barreras para la inmigración y límites para quienes ya están en el país y aspiran a la residencia legal para, eventualmente, naturalizarse.
Un tema muy comentado es que se proporciona una nueva respuesta a la pregunta: “¿A quién representa un senador de Estados Unidos?”. Antes la respuesta era “a toda la gente del estado”; en la nueva prueba, se especifica que representa a los “ciudadanos” en el estado.
Destaca una nueva pregunta sobre la Décima Enmienda, que reserva a los estados todos los poderes que no se le otorgan específicamente al gobierno federal, una de las secciones favoritas de la Carta de Derechos para los conservadores que cuestionan la autoridad federal.
Otra pregunta nueva, “¿Por qué Estados Unidos se involucró en la guerra de Vietnam?”, tiene una única respuesta correcta: “Detener la propagación del comunismo”. La prueba no aborda las intensas protestas o el enorme número de muertos derivados de la guerra.
Las organizaciones de inmigración, incluidas algunas que han ayudado a miles de personas a completar sus solicitudes de naturalización durante la última década, advierten que la nueva prueba podría dificultar que los inmigrantes pobres de países no angloparlantes se conviertan en ciudadanos y, en última instancia, reduciría el número de inmigrantes que votan.
Los críticos también dijeron que el nuevo examen podría generar más demoras en un sistema que ya está plagado de retrasos.
“Es el último esfuerzo de un gobierno que busca evitar que las personas cumplan su sueño de convertirse en ciudadanos”, dijo Eric Cohen, director ejecutivo del Centro de Recursos Legales para Inmigrantes en San Francisco, un grupo sin fines de lucro que ayuda a los residentes que solicitan la ciudadanía.
“No existe una razón legal, ni una razón regulatoria para hacer esto”, dijo Cohen, y señaló que la prueba de ciudadanía no había cambiado desde 2008. “Ellos decidieron por su cuenta que tenían que cambiarla por razones políticas”.
Dan Hetlage, portavoz del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS, por su sigla en inglés), la agencia que supervisa el proceso de naturalización, dijo en un comunicado que la prueba fue revisada “para garantizar que siga siendo un instrumento que evalúe de manera integral el conocimiento de los solicitantes sobre la historia, el gobierno y los valores estadounidenses y apoya la asimilación”.
El presidente electo Joseph R. Biden Jr. tiene la opción de revertir los cambios, aunque es probable que eso no ocurra, si es que llega a suceder, hasta que hayan transcurrido varios meses del próximo año.
La nueva prueba será requerida para todas las personas que soliciten la ciudadanía después del 1 de diciembre, aunque suele existir un lapso de varios meses entre el momento en que los candidatos solicitan y la fecha en que se programa la entrevista con un oficial del USCIS, lo que significa que es posible que algunos candidatos todavía presenten la prueba anterior.
La tasa de aprobación del actual examen de ciudadanía, según el USCIS, es del 91 por ciento. La Red Católica de Inmigración Legal hizo un análisis de la nueva prueba que concluyó que 40 preguntas de las 100 originales permanecieron sin cambios con respecto a la versión anterior; el resto se reformuló o se incluyó por primera vez.
Algunos inmigrantes ya han expresado su nerviosismo por los cambios en el examen.
Nefi Reyes, un electricista salvadoreño que presentó la prueba anterior este año, aprobó con una puntuación perfecta. Habían pasado 30 años desde que cruzó la frontera hacia Estados Unidos para escapar de la guerra civil en El Salvador, y votó en Estados Unidos por primera vez en noviembre.
“Me siento afortunado de haberla presentado”, dijo Reyes sobre los cambios en la prueba. Dijo que tuvo dificultades para memorizar los nombres de las colonias y el nuevo examen requiere que los solicitantes nombren cinco de los 13 estados originales, en cambio en la prueba que él presentó solo le pidieron mencionar tres.
Luz Gallegos, directora ejecutiva de Todec, un grupo sin fines de lucro dedicada a asistir a inmigrantes en el sur de California, dijo que su organización había visto un aluvión de personas que solicitaban tomar el examen de ciudadanía, no solo para poder votar en las elecciones de noviembre, sino porque muchos esperaban evitar la nueva prueba. “Tal como está, es difícil para ellos memorizar todas las respuestas de la parte de teoría cívica de la prueba”, dijo.
Los inmigrantes no son los únicos a quienes les parece desafiante la prueba de ciudadanía, incluso en su formulación previa. Aproximadamente solo uno de cada tres estadounidenses podría aprobar una prueba de opción múltiple que consta de elementos tomados de esa versión, según una encuesta nacional de 2018 realizada por la Woodrow Wilson National Fellowship Foundation. La mayoría de los encuestados no sabía cuántos jueces forman parte de la Corte Suprema o en qué países luchó Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
Las pruebas de ciudadanía han pasado por varias versiones desde que se introdujeron hace aproximadamente un siglo, remplazando un sistema anterior que fue ampliamente criticado porque los jueces de naturalización evaluaban el conocimiento de los inmigrantes sobre la educación cívica y el idioma inglés como lo consideraban conveniente.
“Hubo una absoluta inconsistencia e injusticia en la forma en que los jueces de naturalización examinaban a los posibles ciudadanos”, dijo Jack Schneider, profesor asistente de educación en la Universidad de Massachusetts, Lowell, y señaló que esas audiencias provocaron que un gran número de solicitantes fuesen rechazados.
La prueba ha cambiado considerablemente con el paso del tiempo. Hace décadas, el examen preguntaba la altura del Monumento Bunker Hill, sin mencionar qué es lo que representa, lo cual es, según algunos críticos, el aspecto más importante. También preguntaban “¿cuántas estrellas hay en una moneda de 25 centavos de dólar?”, pero se eliminó cuando fue evidente que la respuesta correcta dependía de las diferentes presentaciones de la moneda.
La nueva prueba de ciudadanía forma parte de una serie de medidas que fueron tomadas durante la gestión de Trump, no solo para detener la inmigración no autorizada, sino también para restringir la inmigración legal. El gobierno ha dificultado que las personas obtengan asilo, aumentó los costos de solicitar la ciudadanía y, bajo el manto de la pandemia del coronavirus, suspendió la emisión de tarjetas de residencia a los inmigrantes que buscan trabajo temporal en el país.
Vistas en conjunto, estas medidas equivalen a una ruptura con lo que históricamente ha sido el apoyo bipartidista a la naturalización para los inmigrantes que viven y trabajan en Estados Unidos y que aprovechan la oportunidad de convertirse en ciudadanos.
Las personas deben completar una solicitud de 20 páginas, aprobar verificaciones de antecedentes, enviar una gran cantidad de documentos y aprobar exámenes de educación cívica e inglés durante una entrevista. El gobierno tomó medidas este año para aumentar las tarifas de naturalización de 725 a 1170 dólares, o 1160 si la solicitud se presentó en línea, pero un juez federal de California bloqueó el aumento en septiembre.
Las organizaciones que ofrecen clases de ciudadanía para ayudar a los inmigrantes a estudiar para el examen se esfuerzan por renovar sus contenidos con el fin de responder las nuevas preguntas.
Lynne Weintraub, quien capacita a instructores de ciudadanía y participó en el diseño de la prueba de 2008, dijo que los cambios se adoptaron sin aportes profesionales externos que podrían haber garantizado que el examen fuera una medida justa y válida del conocimiento cívico de los solicitantes.
“Ni siquiera puedes imaginar la confusión que esto ha creado”, dijo Weintraub. La nueva prueba, dijo, presenta problemas adicionales para muchos estudiantes del idioma inglés al agrupar conceptos abstractos en una sola frase “haciendo que sea imposible de entender para los inmigrantes con bajo nivel educativo y poco dominio del inglés”.
Simon Romero es corresponsal nacional radicado en Albuquerque. Entre otros temas, cubre inmigración. Anteriormente fue jefe de la oficina en Brasil y en Caracas, Venezuela, y reporteó sobre la industria energética global desde Houston. @viaSimonRomero
Miriam Jordan es corresponsal nacional cuyas historias abren el telón sobre las complejidades y paradojas de las políticas de inmigración y su impacto en las personas que migran, las comunidades y la economía. Antes de unirse al Times, cubrió inmigración durante más de una década en el Wall Street Journal y fue corresponsal en Brasil, Israel, Hong Kong e India. @mirjordan
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