En marzo, a medida que el coronavirus arrasaba en España, Lídia Bayona Gómez comenzó a sufrir ataques de vómito y tos.
Dado que trabaja en una residencia de mayores, trató sus síntomas como un caso potencial de COVID-19: se aisló y se hizo la prueba. Los resultados fueron negativos, en dos ocasiones. Debido a que estaba perdiendo peso y su orina se había vuelto roja, hizo repetidos intentos de ver a un médico y, a finales de abril, a través de una consulta por teléfono, uno le dijo que se quedara en casa y le recetó medicamentos para la gastroenteritis y una infección del tracto urinario.
No obstante, el dolor siguió empeorando y, a finales de junio, su hermana la llevó a una sala de urgencias en un hospital. A mediados de julio, se sometió a una intervención quirúrgica de doce horas para extirpar dos tumores cancerosos, uno en un ovario y el otro en los conductos biliares. Falleció en el hospital nueve días después, tenía 53 años.
No fue una tragedia aislada.
Los hospitales y otros centros de atención médica han sido obligados a dedicar la mayoría de sus recursos a los pacientes de COVID-19, y los médicos advierten que un creciente número de casos de cáncer y otras enfermedades graves no están siendo detectados, lo que podría acabar costando muchas vidas más. Ese saldo está comenzando a reflejarse en demandas legales.
Los detalles de la atención que recibió Bayona Gómez son parte de una demanda presentada por su hermana, Fátima Bayona, quien quiere que los fiscales de España formulen cargos por negligencia grave en contra de las autoridades locales de salud en la ciudad de Burgos, al norte del país. El mes pasado, los fiscales dijeron que investigarían la muerte.
Diversas otras demandas han sido presentadas tan solo en Burgos, incluyendo la de una mujer que se enteró de que tenía cáncer terminal tras siete meses de intentar ingresar a un hospital para realizarse pruebas.
Carmen Flores, presidenta de una asociación que ayuda a pacientes o a sus familiares a emprender acciones legales, dijo que su organización había ayudado a presentar más de cincuenta demandas desde septiembre, cuando España y otros países fueron afectados por una segunda ola de COVID-19. Dijo que su carga de trabajo estaba creciendo de manera exponencial como resultado de la mala praxis médica y los descuidos resultantes de la concentración de los médicos en la COVID-19 a expensas de otras enfermedades.
A diferencia de otros países, el Gobierno español no informa cuántas demandas médicas se presentan cada año. Sin embargo, Flores dijo que, con base en su monitoreo de los casos llevados ante la corte en todo el país, el número parece haberse elevado en lo que va del año en al menos un 30 por ciento.
Algunas demandas acusan a los médicos de rehusarse a atender a pacientes en persona. Sin embargo, otros consideran que los médicos sacaron conclusiones apresuradas y erróneas o no quisieron arriesgarse a tocar a los pacientes como parte de sus auscultaciones debido al riesgo de contagiarse de COVID-19.
No obstante, en su mayor parte, los médicos dicen que están sobrecargados de trabajo.
Médicos en muchos países han advertido que la pandemia puede haber exacerbado otros problemas de salud, ya sea a través de la reasignación de recursos o debido a que, particularmente en las etapas iniciales, las personas tenían temor de buscar ayuda para otros padecimientos.
El principal organismo de médicos en el Reino Unido, la Asociación Médica Británica, dijo que los hospitales recibieron más de 250.000 menos casos urgentes de cáncer de lo normal durante abril, mayo y junio. Una encuesta de pacientes de cáncer en Estados Unidos, publicada en abril, descubrió que casi uno de cada cuatro reportó retrasos en su atención debido a la pandemia.
Médicos españoles dicen que la crisis ha expuesto debilidades particulares en el sistema de salud del país.
“En España, desde hace tiempo hemos estado orgullosos de habernos convertido en los mejores del mundo en especialidades como trasplantes, pero esta pandemia ahora está haciendo que nos demos cuenta de cuánto hemos descuidado nuestra atención primaria”, dijo César Carballo, un médico en la unidad de emergencias del Hospital Universitario Ramón y Cajal en Madrid.
“Hemos visto a miles de nuestros profesionistas marcharse para trabajar en el extranjero y realmente necesitamos hacer que sea más atractivo para ellos trabajar aquí de nuevo”.
La escasez de personal ha sido particularmente preocupante en lugares como Madrid. La presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha estado construyendo un nuevo hospital. Sin embargo, le está costando encontrar a profesionales de la salud que trabajen ahí en una época en que los sindicatos de trabajadores de la salud expresan descontento de manera muy clara.
El mes pasado, médicos españoles realizaron una huelga nacional para protestar por las condiciones de trabajo y para advertir a las autoridades que no deben contratar a médicos adicionales sin las credenciales adecuadas.
“Nos costará mucho tiempo, dinero y esfuerzo reconstruir la base de nuestro sistema de salud”, dijo Carballo. “No se pueden encontrar nuevos médicos en solo un par de meses”.
Flores también expresó esas preocupaciones.
“Este virus al menos espero que nos esté haciendo entender que la atención primaria no puede seguir funcionando de modo adecuado cuando el personal y las inversiones han sido cortadas de manera repetida”, dijo.
© The New York Times 2020