Es posible que una mujer se haya curado del VIH sin tratamiento médico

Por Apoorva Mandavilli

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Una micrografía electrónica de exploración a color de un linfocito T humano, en azul y verde, infectado de VIH, en amarillo
Una micrografía electrónica de exploración a color de un linfocito T humano, en azul y verde, infectado de VIH, en amarillo

Una mujer que se contagió de VIH en 1992 podría ser la primera persona que se cura del virus sin someterse a un arriesgado trasplante de médula ósea, o incluso sin tomar medicamentos, según informaron investigadores.

Los científicos también comunicaron que, en otras 63 personas que participaron en su estudio y que controlaron su infección sin medicamentos, al parecer el VIH se aisló en el cuerpo de tal manera que no podía reproducirse. El hallazgo sugirió que estas personas podrían haber logrado una “cura funcional”.

La investigación, publicada en la revista Nature, describe un nuevo mecanismo mediante el cual el cuerpo puede suprimir el VIH, y que hasta ahora podemos ver gracias a los avances en la genética. El estudio también ofrece la esperanza de que un número reducido de personas infectadas que han tomado terapia antirretroviral durante muchos años también puedan suprimir el virus y dejar de tomar los medicamentos, que pueden tener efectos adversos en el cuerpo.

“El estudio sugiere que el tratamiento en sí mismo puede curar a las personas, lo cual va en contra de todo el dogma”, señaló Steve Deeks, experto en el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) de la Universidad de California en San Francisco y uno de los autores del nuevo estudio.

La mujer es Loreen Willenberg, de 66 años, de California, quien ya es famosa entre los investigadores porque su cuerpo ha suprimido el virus durante décadas después de una infección comprobada. Solo se ha declarado a otras dos personas curadas del VIH: a Timothy Brown de Palm Springs, California, y a Adam Castillejo de Londres. Ambos hombres se sometieron a agotadores trasplantes de médula ósea para curar el cáncer que los dejó con sistemas inmunitarios resistentes al virus.

Los trasplantes de médula ósea son demasiado riesgosos para ser una opción para la mayoría de las personas infectadas con VIH, pero la recuperación de estos pacientes despertó la esperanza de una cura. En mayo, investigadores de Brasil informaron que una combinación de tratamientos para el VIH podría derivar en otra cura, pero otros expertos señalaron que era necesario hacer más pruebas para confirmar ese hallazgo.

Creo que es un descubrimiento novedoso y relevante”, afirmó Sharon Lewin, directora del Instituto Peter Doherty de Infecciones e Inmunidad en Melbourne, Australia, acerca del nuevo estudio. “Por supuesto, el verdadero desafío consiste en cómo intervenir a fin de que esto sea relevante para los 37 millones de personas que viven con VIH”.

Incluso entre los virus, el VIH es particularmente astuto y difícil de erradicar. Se introduce en el genoma humano y engaña a la maquinaria de la célula para hacer copias. Por naturaleza, el VIH prefiere merodear al interior de los genes, los objetivos más activos de los copiadores de la célula.

En algunas personas, con el tiempo, el sistema inmunitario caza y atrapa a las células en las que el virus se ha introducido en el genoma, pero un análisis intensivo de los participantes de este estudio demostró que los genes virales podrían estar aislados en determinadas regiones del genoma que están “bloqueadas y cerradas”, donde no puede ocurrir la reproducción, dijo Xu Yu, autora principal del estudio e investigadora del Instituto Ragon de Boston.

Los participantes en la investigación fueron los llamados controladores de élite, el uno por ciento de las personas con VIH que pueden mantener el virus bajo control sin medicamentos antirretrovirales.

Es posible que algunas personas que toman terapia antirretroviral durante años también puedan alcanzar el mismo resultado, en especial si se someten a tratamientos que refuerzan el sistema inmunitario, especularon los investigadores.

“Este grupo único de individuos me proporcionó una especie de prueba de concepto de que, con la respuesta inmunitaria del huésped, es posible lograr lo que, en términos clínicos, es una cura en realidad”, dijo Deeks.

Los controladores de élite han sido estudiados de manera exhaustiva para obtener pistas de cómo controlar el VIH. Willenberg ha formado parte de esos estudios durante más de 15 años. Con excepción de una prueba hecha hace unos años que identificó una cantidad reducida de virus, los investigadores nunca lograron identificar el VIH en sus tejidos.

En el nuevo estudio, Yu y sus colegas analizaron 1500 millones de células sanguíneas de Willenberg y no encontraron rastro alguno del virus, a pesar de haber usado técnicas nuevas y sofisticadas que pueden señalar la ubicación del virus dentro del genoma.

Millones de células del estómago, el recto y los intestinos tampoco mostraron señales del virus.

“La paciente podría sumarse a la lista de lo que creo que es una cura, a la que se llegó por un camino muy diferente”, dijo Lewin.

Otros investigadores fueron más cautelosos. “Ciertamente es alentador, pero especulativo”, comentó Una O’Doherty, viróloga de la Universidad de Pensilvania. “Necesito más información antes de decir: ‘Vaya, está curada’”.

No obstante, O’Doherty, experta en los análisis de grandes cantidades de células, afirmó que en general estaba impresionada con los resultados.

Otras once personas del estudio, a quienes los investigadores llamaron controladores excepcionales, tienen el virus solo en una parte del genoma que es tan densa y lejana que la maquinaria de la célula no puede replicarla.

De acuerdo con hallazgos del equipo, algunas de las personas que reprimen el virus sin medicamentos no tienen anticuerpos detectables ni células inmunitarias que respondan rápidamente al VIH, pero sus sistemas inmunitarios llevan una memoria potente del virus.

Los poderosos linfocitos T, un componente del sistema inmunitario, eliminaron las células en las que los genes virales se habían alojado en partes más accesibles del genoma. Las células infectadas que quedaron retuvieron el virus en zonas remotas del genoma donde no podía ser copiado.

“En realidad es la única explicación para los hallazgos que tenemos”, dijo Bruce Walker, investigador del Instituto Ragon que ha estudiado a los controladores de élite durante 30 años.

Alrededor del diez por ciento de las personas que toman tratamientos antirretrovirales, en especial aquellas que comienzan a hacerlo poco después del contagio, también suprimen con éxito el virus incluso después de dejar de tomar los medicamentos. Los expertos sugirieron que es posible que esté sucediendo algo similar en esas personas.

*Copyright: 2020 The New York Times Company

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