Cuando conseguí mi primer apartamento en Manhattan en el caluroso verano de 1976, no había una ley que te obligara a levantar las heces de tu perro y las calles estaban tapizadas de popó.
Firmé el contrato de alquiler, salí a la calle y la grúa se había llevado mi auto. Todavía pensaba: “Este es el mejor lugar en el que he estado en mi vida”.
Manhattan es una isla frente a la costa de Estados Unidos. ¿Somos parte de Estados Unidos? Más o menos. Y este es uno de los momentos más difíciles que hemos vivido en mucho tiempo.
Pero hay algo que sé con certeza: lo último que necesitamos en medio de tantos desafíos es que un baboso en LinkedIn esté quejándose y lloriqueando porque: “¡Todos se fueron! ¡Quiero que regrese el 2019!”.
Ay, cállate. No puedo imaginar estar en una guerra de verdad al lado de este sujeto.
Escucharlo decir: “Solía jugar al ajedrez todo el día. Podía conocer gente. Podía empezar cualquier tipo de negocio”. Sécate las lágrimas, límpiate el trasero y tranquilízate.
Dices que conoces a gente que se fue de Nueva York con destino a Maine, Vermont, Tennessee, Indiana. He estado en todos esos lugares muchas muchas muchas veces a lo largo de muchas décadas. Y con todo el respeto y afecto que merecen, ¡¿es... en... serio?!
Dices que todos se han ido para siempre. ¿Cómo diablos sabes eso? Te mudaste a Miami. Sí, también tengo un lugar en Long Island. Pero nunca me iré de la ciudad de Nueva York. Jamás.
Y he estado en el escenario de tu club de comedia Standup NY varias veces. Le vendría bien una renovadita, si no te ofende que te lo diga. Pero no te apures, puedes hacerlo desde Miami.
En el artículo mencionas otra tontería sobre el “ancho de banda” y cómo Nueva York está acabada porque todos harán “todo a distancia”. Adivina qué: todos odian hacer las cosas así. Lo de-tes-tan.
¿Sabes por qué? Porque no tiene vitalidad.
La vitalidad, la actitud y la personalidad no pueden transmitirse de manera “remota” ni con los mejores cables de fibra óptica. Esa es la razón por la que muchos de nosotros nos mudamos a Nueva York en un principio.
¿Alguna vez te has preguntado por qué existe Silicon Valley? Siempre me he preguntado, ¿por qué toda esta gente vive y trabaja en ese lugar? Tienen toda esta tecnología demencial; ¿por qué no se dispersan en donde quieran estar y se conectan con sus dispositivos? Porque no funciona, por eso.
La energía humana real, viva e inspiradora existe cuando coexistimos en lugares locos como la ciudad de Nueva York. Sentir lástima por ti mismo porque no puedes ir al teatro por un tiempo no es el elemento esencial del carácter que hizo de Nueva York el diamante brillante de la actividad que un día volverá a ser.
¿Que encontraste un hogar en Florida? Qué bien. Sabemos sobre la atención concentrada y el espíritu creativo inquieto y resiliente de Florida. ¿Crees que Roma también va a desaparecer? ¿Londres? ¿Tokio? ¿El East Village?
Claro que no va a pasar. Cambian. Mutan. Se reforman. Porque la grandeza es extraordinaria. Y la verdadera grandeza de la ciudad de Nueva York es más que extraordinaria.
No se ha visto antes. No se ha visto en ningún otro lugar que no sea la ciudad de Nueva York.
Dices que Nueva York no se recuperará esta vez.
Tú no te recuperarás. En tu nueva vida debilitada y apastelada en Florida. Espero que allá logres tener una larga y fructífera vida. No se me ocurre otra retribución más adecuada para tu tan magnífico artículo.
Este estúpido virus acabará por rendirse. Al igual que tú.
Vamos a seguir con la ciudad de Nueva York si te parece bien. Y ten la seguridad de que la ciudad volverá a ser la misma.
Por todos esos neoyorquinos rudos y verdaderos que, a diferencia de ti, amaron y entendieron esta ciudad, y se quedaron y la reconstruyeron.
Nos vemos en el club.
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