Cherish Patton recuerda que entró en acción cuando un amigo le envió un mensaje que decía que un policía de la ciudad de Nueva York había agarrado a una manifestante de baja estatura por la capucha de su sudadera y la había arrojado al piso.
Patton, quien ha organizado varias protestas de Black Lives Matter, publicó una petición en las redes sociales para ayudar a identificar al agente. También llamó a su amiga para pedirle detalles sobre la manifestante, a quien se habían llevado a sala de urgencias. “Ah, es Michelle”, le dijo su amiga.
“Un momento, ¿la Michelle blanca con la que discutí durante tres años? ¿La Michelle blanca?”, preguntó una asombrada y confundida Patton, quien es afroestadounidense. La manifestante herida era una ex compañera de clase, Michelle Moran, de 18 años, cuyos comentarios conservadores sobre política y cuestiones sociales habían hecho que Patton, de 18 años, se estremeciera en la preparatoria de Manhattan.
La muerte de George Floyd bajo custodia policial en Minneapolis hizo que las angustiadas personas de color salieran a las calles, como había sucedido innumerables veces después de los asesinatos de personas negras a manos de la policía. Pero esta vez, a los manifestantes negros se les han unido en masa los blancos, en mítines por toda la ciudad de Nueva York y en todo el país.
Sin embargo, ahora las protestas en la ciudad de Nueva York están disminuyendo un poco, aunque todavía atraen a miles de personas a algunos eventos, en particular los fines de semana. Y afuera del ayuntamiento hay un campamento creciente de diversos manifestantes que exigen recortes importantes al presupuesto de la policía.
Evidentemente, eso plantea una pregunta para los activistas negros que han formado parte del movimiento desde hace mucho tiempo: ¿el compromiso de los manifestantes blancos continuará?
Algunos de los manifestantes blancos dicen ser liberales y simpatizar desde hace mucho tiempo con el movimiento Black Lives Matter, pero antes no habían hecho gran cosa para demostrar su apoyo. Otras personas blancas dijeron que antes no creían que la policía discriminaba a los ciudadanos negros pero que habían cambiado de opinión tras el asesinato de Floyd.
Algunas personas de color han respondido a la afluencia de manifestantes blancos con una mezcla de esperanza, un sentimiento de “se los dije” y escepticismo. Los activistas de toda la vida se sienten frustrados porque haya sido necesaria una pandemia mundial y otra muerte más a manos de la policía para motivar a los blancos a involucrarse públicamente en el movimiento. Se preguntan por cuánto tiempo más continuarán participando.
“Vemos a tantos blancos que nos odian; realmente nos odian por nuestra apariencia”, comentó Patton. Y añadió: “Al ver a los blancos en el frente de batalla, es emocionante saber que a estas jóvenes generaciones de blancos sí les importa”.
“Este es otro nivel de protesta”, concluyó.
A pesar de ello, algunos manifestantes y activistas negros expresaron su ambivalencia en cuanto a este cambio.
Opal Tometi, de 35 años, cofundadora de Black Lives Matter, describió la efusión como “hermosa”, pero añadió: “Tengo una pequeña inquietud, como la mayoría, de que esto pueda terminar siendo una moda”.
“Cuando se acaben las publicaciones en las redes sociales, ¿también se acabarán las acciones y la convicción de la gente por el cambio?”, dijo en respuestas escritas a las preguntas.
“He estado esperando este momento desde que tenía 12 años cuando era la única niña negra de la manzana. Siempre he sabido que era parte de algo más grande que yo. No sabía cómo se desarrollaría, pero aquí estamos”, manifestó.
Anthony Beckford, presidente de Black Lives Matter Brooklyn, recordó haber estado en una protesta en Brooklyn y sentirse incómodo por la gran cantidad de gente blanca que se había presentado.
“Miré a mi alrededor y pensé: ‘Me siento superado en número. ¿Mi vida corre peligro?’”, recordó Beckford, de 38 años, quien agregó que temía que algunos de los manifestantes fueran nacionalistas blancos infiltrados en la marcha.
Dijo que él y sus amigos tuvieron que decirles a algunos manifestantes blancos que no podían simplemente aparecer y tomar protagonismo.
Las investigaciones parecen confirmar la sensación de los activistas negros de que por primera vez un gran número de manifestante blancos se han unido a las manifestaciones contra la brutalidad policial.
Un estudio de las protestas de Floyd en un fin de semana de este mes encontró multitudes abrumadoramente jóvenes, con un gran número de personas blancas y con estudios superiores. Según los investigadores, los manifestantes blancos constituían el 61 por ciento de los encuestados en Nueva York y el 65 por ciento de los manifestantes en Washington. En Los Ángeles, el 53 por ciento de los manifestantes eran blancos.
Las encuestas de opinión también han mostrado que las actitudes raciales entre los estadounidenses blancos han cambiado, con un marcado cambio entre los liberales blancos hacia una visión más solidaria con los afroestadounidenses.
Moran, la manifestante blanca herida de cuya situación Patton se enteró, dijo que era una recién llegada al movimiento. Sus padres y su infancia en una zona predominantemente blanca de Woodlawn, en el Bronx, habían moldeado inicialmente su visión del mundo y la política.
“De manera lenta pero segura abrí los ojos a los horrores del sistema de justicia penal”, explicó Moran, quien dijo que cambió su postura hace un año, influenciada por material de lectura, las noticias y el documental “Réquiem por el sueño americano” sobre la desigualdad de ingresos.
Estos temas también se están debatiendo en las escuelas de toda la ciudad.
Cuando Theo Schimmel, de 14 años, que se identifica como blanco e indio, decidió organizar una protesta para los niños de Washington Heights, donde vive, se acercó a sus compañeras de la escuela en la calle Bank, Melany Linton, quien se identifica como afrolatina, y Stella Tillery-Lee, de raza negra.
Cuando se le preguntó si las había elegido porque eran negras, Theo hizo una pausa y dijo: “Sí, pero en realidad no me centré en ese aspecto. Sabía lo importante que era para ellas que esto se hablara en las clases”.
Stella, de 14 años, quien reside en el Harlem, dijo que agradecía que Theo diera ese paso. “Definitivamente necesitamos que más personas que no sean necesariamente afroestadounidenses o negras ayuden a apoyar a nuestra comunidad porque mucha gente está siendo espectadora, lo cual es estupendo, pero no es suficiente en absoluto”, afirmó.
Alrededor de 300 personas se les unieron a Stella, Melany y Theo en un área verde del parque Fort Tryon.
“A lo largo de la historia, la gente no ha visto a los negros como humanos sino como objetos y eso es absurdo”, declaró Melany en una entrevista. “El hecho de que tantas cosas, como lo que le sucedió a George Floyd, continúen pasando en nuestro país es tan molesto y perturbador que en verdad toca ciertas fibras en la gente. Como debe ser”.
Entre los manifestantes se encontraban los profesores Ever Ramirez, quien es asiático, y Shelby p, que es blanca. Llevaban carteles que decían: “DEJEN DE FINANCIAR A LA POLICÍA. INVIERTAN EN LAS ESCUELAS” y “LOS ASIÁTICOS A FAVOR DE BLACK LIVES MATTER”.
Brody comentó que habían aprendido más sobre ellos mismos y el racismo con la lectura de “White Fragility” de Robin DiAngelo y participando en un grupo en la escuela donde los empleados blancos exploraron el racismo y su participación en él.
En un principio, Brody había guardado su distancia del grupo. “Me llamó un colega de color quien dijo con razón: ‘La gente blanca que no participa es parte del problema’”, recordó Brody.
En la protesta del parque también estaba una de las amigas de la familia de Melany, April Dinwoodie, de 48 años, que divide su tiempo entre Harlem y Westerly, Rhode Island, donde el 95 por ciento de los residentes son blancos.
Dinwoodie, una mujer birracial criada en la ciudad por sus padres adoptivos blancos con hermanos blancos, dijo que se mudó a Harlem hace años mientras buscaba una conexión con su “negritud”.
Hace poco, mientras manejaba por el pueblo en su automóvil, no podía creer lo que veía. Allí estaban, decenas de residentes de Westerly en una protesta de Black Lives Matter.
“Yo pensé: ‘Dios mío’”, confesó con emoción. “Tuve que estacionarme porque estaba llorando, porque mi pequeño pueblo estaba realizando una protesta. Y me dije: ‘Bueno, mira eso. Eso es nuevo. Eso es nuevo para mí’”.
“Francamente, no esperaba mucho de mi ciudad”, manifestó.
Patton, la organizadora de la protesta, estuvo en la calle 125 de Harlem recientemente en otra reunión que había organizado, en homenaje a Breonna Taylor, asesinada por la policía en Louisville, Kentucky.
Mientras miraba a la multitud y se preparaba para darles la bienvenida, un hombre blanco, a quien no conocía, le entregó un megáfono. “¿Podría el hombre blanco que trajo esto ayudarnos a usarlo?” preguntó ella, riéndose. La multitud se reía con ella.
El hombre se acercó y pulsó un botón para amplificar su voz.
Patton se llevó el megáfono a la boca. La multitud había aumentado a cientos de personas en cuestión de minutos.
“¡Me siento tan emocionada por la cantidad de gente que vino!”, gritó. “¡Gracias por venir!”.
©The New York Times 2020