La disminución del avance del coronavirus en Seattle sugiere que las restricciones están funcionando

Por Mike Baker

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Las calles de Seattle solas por la cuarentena.  REUTERS/Jason Redmond
Las calles de Seattle solas por la cuarentena. REUTERS/Jason Redmond

El área de Seattle, donde se presentó el primer caso de coronavirus en Estados Unidos y el virus cobró 37 de sus primeras 50 víctimas, ahora es una prueba viviente de que las estrictas estrategias de contención, impuestas en los primeros días del brote, están comenzando a rendir frutos, al menos por ahora.

Las muertes no están aumentando tan rápido como en otros estados. La disminución drástica del tránsito vehicular demuestra que la gente se está quedando en casa. Hasta ahora, los hospitales no se han visto saturados y los modelos estadísticos preliminares proporcionados a los servidores públicos en el estado de Washington sugieren que, en días recientes, la propagación del virus ha disminuido en la zona metropolitana de Seattle.

Mientras cada persona infectada estaba propagando el virus a un promedio de 2,7 personas a principios de marzo, esa cifra parece haberse reducido, ya que ahora una proyección sugiere que bajó a 1,4.

Los investigadores que elaboran las proyecciones más recientes, encabezados por el Instituto para el Modelado de Enfermedades (Institute for Disease Modeling), un grupo privado de investigación en Bellevue, Washington, han estado observando una variedad de puntos de datos desde el comienzo del brote. Incluyen decenas de miles de resultados de pruebas de coronavirus y muertes, así como información sobre movilidad —incluyendo patrones de tránsito y movimientos de usuarios anónimos de Facebook— para calcular la tasa a la cual los pacientes con coronavirus están transmitiendo la enfermedad a los demás.

Los avances son precarios, y los datos, que todavía se están analizando y aún no se publican, son inciertos. Los funcionarios dijeron que las políticas expansivas de distanciamiento social continuarán siendo una parte clave de la vida cotidiana en las próximas semanas.

Sin embargo, los hallazgos nos dan un poco de esperanza en que las medidas de emergencia que han afectado la vida en buena parte del país pueden ser efectivas para disminuir el contagio de la enfermedad.

Un parque en Seattle.  REUTERS/David Ryder
Un parque en Seattle. REUTERS/David Ryder

“Tuvieron un gran impacto, disminuimos la transmisión”, dijo en una entrevista la alcaldesa de Seattle, Jenny Durkan. Advirtió que cualquier relajamiento de las restricciones traería un aumento rápido de casos nuevos y que consideraba mantener alguna versión de las medidas de distanciamiento durante los próximos meses.

Existen pruebas de que puede ser benéfico implementar medidas drásticas”, dijo el gobernador de Washington Jay Inslee en una entrevista, en la que habló sobre las cifras generales que está viendo.

Sin embargo, el gobernador dijo que el estado estaba lejos de dar un giro. Aunque hay indicios de una mejoría, también ha visto cifras en los últimos días que le preocupan, incluyendo un aumento en los resultados positivos a pruebas en todo el estado y el surgimiento de nuevos casos en áreas rurales.

Dijo que tal vez sean necesarias más restricciones y que el estado no está “ni remotamente cerca de cantar victoria”.

“Sería muy irresponsable detener estas medidas ahora”, dijo Inslee.

El 29 de marzo, el presidente Donald Trump dijo que los lineamientos del gobierno federal para el distanciamiento social continuarían en vigor hasta el 30 de abril, con lo cual se desdijo de sus comentarios anteriores en los que expresó su deseo de que el país pudiera reactivarse para la semana de Pascua.

Trump tuvo enfrentamientos con los expertos en salud pública del país cuando sugirió que los lineamientos —que exhortan a la gente a quedarse en casa y no reunirse en grupos de más de diez personas— podrían relajarse para el 12 de abril.

El estado de Washington, que promulgó algunas de las políticas de contención más tempranas y estrictas, no ha dejado de ver el crecimiento del total de víctimas: el 27 de marzo se registraron 23 decesos, la mayor cantidad en un solo día desde que el brote comenzó; 16 fueron en el condado de King, que incluye a Seattle. En total, el estado de Washington ha tenido 4319 casos confirmados de coronavirus hasta el 29 de marzo.

El principal brote en el país se encuentra ahora en Nueva York, que registró 237 muertes el 29 de marzo, el día más mortífero hasta ahora. En ese estado, se confirmaron 7200 casos más, que suman 59.513 en total. Más de la mitad —33.768— fueron en la ciudad de Nueva York, donde los hospitales y el sistema del 911 de la ciudad se vieron rebasados.

Soldados en las calles de Seattle.  REUTERS/Lindsey Wasson
Soldados en las calles de Seattle. REUTERS/Lindsey Wasson

No creo que haya manera de ver esos números sin saber que miles de personas perderán la vida”, dijo el gobernador de Nueva York Andrew Cuomo.

Con tantos estados inmersos ahora en una profunda crisis, los indicios de éxito temporal en la zona metropolitana de Seattle brindan una lección para otras ciudades y regiones que apenas están comenzando a ver el inicio del coronavirus: las acciones tempranas y drásticas para contener la propagación pueden ayudar a reducir la trayectoria de un virus que de lo contrario podría saturar los sistemas de salud.

Primero, a finales de febrero, los funcionarios del estado de Washington comenzaron a pedir a la gente que mantuviera su distancia tras descubrir que el virus había infectado a personas en la zona metropolitana de Seattle sin ninguna exposición ni antecedentes de haber viajado al extranjero, seguido de un brote en un asilo de ancianos suburbano ahora vinculado con decenas de muertes.

En una semana, el condado estaba pidiendo a las organizaciones que consideraran posponer eventos masivos y que la gente trabajara desde casa en la medida de lo posible. Se invitó a la gente mayor de 60 años a permanecer en interiores. Algunos de los principales empleadores de la región, incluyendo las oficinas centrales de Amazon y Microsoft, respondieron alentando a sus empleados a trabajar desde casa, para reducir el movimiento en los centros laborales que de lo contrario estarían repletos de gente durante las horas pico y los horarios de comida.

Después de que los científicos encontraron pruebas de que el virus había comenzado a circular semanas antes de que se identificaran los primeros casos, los investigadores de grupos locales, encabezados por el Instituto para el Modelado de Enfermedades, comenzaron a analizar qué se requeriría para disminuir el avance del virus. El 10 de marzo, desarrollaron proyecciones que demostraban que serían necesarios cambios importantes en el contacto entre personas para evitar cientos de muertes más antes del 8 de abril.

La proyección ayudó a definir una serie de acciones: al día siguiente, el 11 de marzo, Inslee prohibió eventos de 250 personas en tres condados de la zona metropolitana de Seattle —una medida que no tardó en adoptarse en todo el estado y que también implementaron otros gobernadores— y las escuelas públicas de Seattle anunciaron que cerrarían.

Un auto en Seattle.  REUTERS/David Ryder
Un auto en Seattle. REUTERS/David Ryder

Inslee advirtió en aquel momento cuán drásticamente tenía que cambiar la vida y explicó que era inaceptable que la gente se aglutinara en bares y otros lugares; las restricciones, dijo, iban a “afectar profundamente muchas de las maneras en las que vivimos”.

Ese mismo día, con el aumento de casos también en Nueva York, el alcalde Bill de Blasio todavía no respaldaba esos límites. “La gente debería salir y seguir con su vida, debería ir a restaurantes”, declaró de Blasio.

En los días siguientes, tanto el estado de Washington como el de Nueva York adoptaron restricciones cada vez más drásticas, como el cierre de las escuelas, bares y restaurantes hasta emitir la orden de quedarse en casa.

Las cifras del coronavirus en el estado de Washington han seguido creciendo de manera constante, pero no tan rápido como en otros estados. El total de bajas se ha duplicado cada ocho días en Washington, en comparación con cada dos o tres días en Nueva York, Míchigan, Nueva Jersey y Luisiana.

Todavía no hay saturación en los hospitales de Washington, aunque hay preocupaciones constantes sobre la escasez de suministros y de que el creciente número de casos todavía podría ser un problema.

Aunque en apariencia las restricciones han ayudado a frenar el avance del virus, han devastado a los negocios, en especial a restaurantes y hoteles. The Space Needle está cerrada. Los corredores techados del Mercado Pike Place están en su mayoría cerrados. Como sucede en otras partes del país, los reportes de desempleo han aumentado.

Jeff Duchin, funcionario de salud de la agencia regional de salud, Salud Pública de Seattle y el condado de King, dijo que, aunque la región está viendo efectos positivos derivados de las medidas de distanciamiento social, todavía existen cantidades importantes de nuevos casos en desarrollo. Dijo que el área no solo necesita seguir aplicando las medidas actuales, sino que también debería analizar si se requieren esfuerzos adicionales de contención.

“La amenaza de un repunte que pueda sobrecargar el sistema de salud continúa y continuará en el futuro próximo, si nos relajamos demasiado pronto”, declaró Duchin.

*c.2020 The New York Times Company

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