Carlos Vela se unió a las filas del equipo Los Ángeles FC con una reputación. De hecho, un par. La primera era la de un anotador, un delantero con el tipo de talento que hace estremecer a los defensas.
Sin embargo, a lo largo de más de una década en Europa, Vela también se hizo famoso por una variedad de interludios operísticos: por enfrentarse con entrenadores que, en ocasiones, cuestionaron su compromiso, por tener el descaro de decir que en su tiempo libre prefería ver un partido de baloncesto a uno de futbol y por rechazar varias veces las propuestas de la Federación Mexicana de Futbol, una serie de disputas que culminaron con su ausencia de la Copa del Mundo de 2014.
Su llegada a Los Ángeles y a la Major League Soccer (MLS), la liga profesional de Estados Unidos, suscitó aún más controversias. Desde la perspectiva de quienes criticaron su decisión, Vela —en la cúspide de su carrera— abandonaba al club español la Real Sociedad y a una liga donde enfrentaba a algunos de los mejores jugadores del mundo para mudarse a California y driblar ante talentos inferiores. Y es que, aunque la MLS ha mejorado mucho su calidad de juego, no es La Liga.
Ahora, después de haberse consagrado como el mejor futbolista de la MLS, Vela sigue siendo una de las figuras más comentadas en la liga, principalmente porque ahí juega. Dentro de sus críticos se encuentra nada menos que una eminencia como Zlatan Ibrahimovic, el delantero sueco que la temporada pasada, a los 36 años, se sumó al equipo del otro lado de la ciudad, el Galaxy, y quien enfrentó a Vela el 24 de octubre en un partido de eliminación directa.
“Está jugando en la MLS y está en su mejor momento”, dijo Ibrahimovic sobre Vela en una entrevista. “Cuando yo tenía 29 años, ¿dónde estaba?”. En Europa, contesta el entrevistador. “Gran diferencia”.
Vela, de 30 años, no conoce a Ibrahimovic en persona —“No he tenido el placer”, dijo con una sonrisa irónica en una entrevista reciente—, pero afirmó que no le molestaban las críticas. De hecho, no parece importarle para nada lo que otros piensen que debería hacer. Hace lo que quiere hacer, comentó, donde quiere hacerlo. Además, se pregunta: ¿Tan malo es eso?
“Tal vez a la gente no le encanta mi decisión”, mencionó Vela sobre su llegada a la MLS. “Pero para mí fue la mejor opción y me alegra mucho haberla tomado porque lo estoy disfrutando”.
En su búsqueda de realización personal, Vela ha ubicado a Los Ángeles FC como el favorito para ganar el campeonato de este año en la MLS. En una temporada, estableció récords históricos en la liga de goleo (34) y de puntos totales (49), todo eso mientras llevó a su equipo —la escuadra más anotadora de la liga— a alcanzar el mejor récord en la historia de la liga.
“Siento que soy una parte importante de esta liga, por eso intento hacer bien las cosas”, dijo Vela.
Al mismo tiempo, le gusta estar cerca de su familia y sus amigos en México, donde creció. Compró una casa en el sur de California, donde vive con su esposa, Saioa Cañibano, y su hijo de 2 años, Romeo. Mencionó que le encanta el clima y la relativa privacidad que implica trabajar en una ciudad llena de celebridades.
“Si salgo a comer con mi esposa o llevo a mi hijo al parque, a nadie le interesa”, comentó.
Ha sido todo un viaje desde su infancia en Cancún, donde su padre reparaba botes y su madre “hacía de todo”, como llevar a sus cuatros hijos a la escuela y a los entrenamientos de futbol. Vela se fue de casa a los 14 años para unirse a uno de sus hermanos que jugaba en las Chivas de Guadalajara.
Ahí, Vela demostró tener el talento suficiente para llamar la atención del Arsenal de la Liga Premier de Inglaterra, equipo que lo contrató en 2005, cuando tenía 16 años. Sin embargo, su paso por Londres fue desigual: Vela anotó solo tres goles durante tres temporadas antes de que el Arsenal lo vendiera a la Real Sociedad, donde jugó de 2011 a 2017.
Vela dice que se sentía más en casa en España —reconoce que no era muy aficionado al clima de Londres— y tuvo varias temporadas productivas en San Sebastián, donde ayudó a la Real Sociedad a lograr un sitio en la Liga de Campeones en 2013. Pero también había rumores, en especial en México, su país natal: se decía que Vela no estaba explotando su potencial, que tenía más para dar, que estaba malgastando sus dones. Vela hizo lo suyo para alimentar esa idea al restarle importancia a su pasión por el futbol, como la vez que le dijo a un reportero: “Yo disfruto jugando pero al momento que termina el partido, acabó el futbol”.
Cuando su estadía en la Real Sociedad estaba punto de llegar a su fin, un día faltó a un entrenamiento después de haber asistido a un concierto de hip hop, una ausencia injustificada que se convirtió en noticia para los tabloides y abonó a su reputación de un jugador al que le faltaba concentración y compromiso.
Vela ha reconocido algunos tropiezos, pero nunca se ha disculpado por su manera de ver el juego o por insistir en su propio estilo de equilibrar el trabajo y la vida personal. No es un robot del futbol, aclaró. Si eso le molesta a la gente, que así sea.
“Me gusta jugar futbol”, aceptó Vela. “Me encanta ir al campo y me gusta anotar cien goles en todos los partidos, si puedo. Pero también es mi trabajo y, cuando termina mi trabajo, tengo una vida. Tengo una familia”.
“Cuando estoy trabajando, quiero ser el mejor. Pero cuando estoy afuera, no me gusta ver partidos. No quiero hablar con todo el mundo de fútbol. Quiero hablar sobre la vida… sobre cualquier otra cosa”.
Antes de la temporada inaugural de su equipo en 2018, los representantes del club identificaron a más de cien jugadores sobre los cuales pensaban que el equipo podía basar su primera contratación importante. A medida que el proceso siguió su curso, redujeron la lista a un nombre: Vela. Según el entrenador Bob Bradley, el club hizo su tarea y se quedó con la impresión de que no había razones para preocuparse.
“Quieres que tu primera contratación sea una declaración del tipo de futbol que vas a jugar”, comentó Bradley. “Quieres que tu primera contratación sea un jugador que conecte con tu ciudad. Y luego, desde mi punto de vista, quieres que tu primera contratación sea un tipo que pueda ser el mejor futbolista de la liga”.
En conversaciones con Vela antes de que firmara con el club, a Bradley le dio la impresión de que el delantero estaba listo para un cambio.
“Él, en esencia, sabía lo que quería”, aseguró Bradley. “Tenía una idea de lo que sería mejor para él y su familia y no le importaba lo que cualquiera pudiera opinar al respecto”.
Vela todavía tiene metas que cumplir en Los Ángeles —un primer triunfo sobre el Galaxy fue un buen comienzo—, pero tampoco descarta un regreso temporal a Europa. Señaló que estuvo cerca de irse al Barcelona en préstamo durante las transferencias de enero pasado, antes de que el acuerdo se viniera abajo. Sigue abierto a la posibilidad de esta maniobra, no solo porque no tiene nada que demostrar, sino porque cree que sería divertido.
“¿Quién podría decirle no a jugar con Messi durante cuatro meses y luego regresar a Los Ángeles?”, preguntó Vela. “Disfrutar, aprender y luego volver a casa”.
A su casa en Los Ángeles donde, según Vela, espera terminar su carrera y donde él y su familia se han acostumbrado a un ritmo. Después de las sesiones de entrenamiento, almuerza con su esposa, a quien conoció cuando jugaba en España, y Romeo, quien no ha expresado mucho interés en el futbol… por ahora, en todo caso. Y, ¿si el chico nunca lo expresa? Hay otras opciones.
“Será surfista en Malibú o algo por el estilo”, dijo Vela. “Una buena vida”.
*Copyright: 2019 The New York Times Company
MÁS SOBRE ESTE TEMA: