El ataque del Ejército de Turquía del 9 de octubre contra las milicias kurdas en el norte de Siria —un grupo que desde hace tiempo es considerado como el aliado sirio más confiable de Estados Unidos en su lucha contra el Estado Islámico— había sido planeado desde hace años.
Para Turquía, un importante aliado de Estados Unidos y miembro de la OTAN, esos combatientes son terroristas empeñados en socavar el gobierno turco. Sin embargo, para Estados Unidos, han sido aliados confiables que han muerto en combate junto a soldados estadounidenses.
Desde 2014, con el inicio de la acción militar en contra del Estado Islámico, las milicias kurdas han realizado la labor crítica de desalojar y preservar los territorios conquistados por los militantes. En años recientes, han atendido a refugiados y han arrestado a sospechosos de terrorismo.
Agosto de 2014 — Sinyar, Irak
Una minoría asesinada y el inicio de una alianza
En agosto de 2014, el Estado Islámico lanzó ataques sorpresa en áreas de Irak controladas por los kurdos, lo que obligó a retirarse a la milicia kurda iraquí conocida como Pershmerga.
Varias poblaciones cayeron en manos del Estado Islámico, incluida Sinyar, hogar de la minoría religiosa yazidí. Militantes del Estado Islámico asesinaron a miles de yazidíes, muchos de los cuales habían quedado varados después de huir a la cima de la montaña. Muchos otros, incluidos niños, fueron capturados y obligados a ser esclavos sexuales.
En respuesta, el presidente estadounidense, Barack Obama, ordenó ataques aéreos en Irak. La milicia kurda siria conocida como las Unidades de Protección Popular (YPG, por su sigla en inglés) también llegó para ayudar a la Peshmerga. La milicia tiene nexos con un movimiento separatista violento en el interior de Turquía conocido como Partido de los Trabajadores de Kurdistán o PKK, por su sigla en turco.
Los kurdos se convirtieron en aliados de Estados Unidos en su nuevo combate contra el Estado Islámico. La minoría étnica, que permitía a las mujeres luchar en el frente y promovía una ideología política moderada, fue reconocida como leal e intrépida en el combate.
Septiembre de 2014 — Kobane, Siria
Turquía niega la ayuda a los kurdos después de los ataques del Estado Islámico
Desde 2012, a medida que la guerra civil en Siria se desencadenaba, la milicia kurda tomó el control de Kobane, una ciudad siria cerca de la frontera turca. Miles de refugiados sirios buscaron albergue en ese lugar.
En septiembre de 2014, los militantes del Estado Islámico atacaron el poblado, lo que causó que 200.000 personas huyeran a través de la frontera turca. A pesar de la crisis humanitaria, Turquía no permitió a los refugiados sirios cruzar con vehículos ni ganado. Tampoco atacó puestos del Estado Islámico, a pesar de que se ubicaban a kilómetros de su frontera, ni permitió que los kurdos turcos cruzaran a Siria para ayudar a defender Kobane.
Enero de 2015 — Kobane, Siria
Retomando un bastión en la frontera turca
Las fuerzas kurdas retomaron Kobane después de meses de combate que causaron la muerte de más de 1500 personas.
Los kurdos recibieron el apoyo de ataques aéreos y tropas terrestres de Estados Unidos, así como de una coalición de milicias kurdas y árabes, conocidas como las Fuerzas Democráticas Sirias, las cuales combatían al gobierno sirio. Después de semanas de combate, los kurdos causaron la retirada del Estado Islámico de la frontera turca, al establecer un bastión significativamente más grande cerca del límite con Turquía, lo que enfureció aún más a los turcos.
Agosto de 2016 — Yarabulus, Siria
Turquía ataca a dos enemigos al mismo tiempo
Turquía envió tanques, aviones de combate y fuerzas de operaciones especiales al norte de Siria para tomar el control del bastión del Estado Islámico en Yarabulus. En ese entonces, era la incursión más significativa de Turquía en Siria.
El objetivo de la incursión era obligar a los militantes del Estado Islámico a abandonar su bastión en la frontera, pero la invasión también significaba el retroceso de los avances de las milicias kurdas sirias.
Octubre de 2017 — Al Raqa, Siria
La caída de una capital del Estado Islámico
Gran parte de Al Raqa, la capital de facto del Estado Islámico en Siria, quedó devastada en un ataque que incluyó un asalto por parte de las fuerzas de defensa sirias y ataques aéreos dirigidos por Estados Unidos que causaron la muerte de más de mil civiles.
Alrededor de 270.000 residentes fueron desplazados por el combate.
Enero de 2018 — Afrín, Siria
Un ataque aéreo turco a los kurdos
Durante semanas, los aviones de combate sirios bombardearon el enclave kurdo de Afrín en el norte de Siria, y causaron la muerte de cientos de civiles y más de 1000 combatientes de las milicias kurdas. Por lo menos, 137.000 personas fueron desplazadas.
La batalla de Afrín presagió los ataques de esta semana. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, avanzó con la ofensiva a pesar de las advertencias de parte de Estados Unidos de que desestabilizaría aún más a Siria, un país devastado por la guerra.
“Comenzando desde el oeste, paso a paso, aniquilaremos el corredor del terror hasta la frontera iraquí”, dijo Erdogan en ese entonces, al usar una frase que posteriormente reiteraría para justificar los ataques de esta semana a través de la frontera.
Septiembre de 2018 — Nueva York
Trump: “Son grandes personas, y no lo hemos olvidado”
Algunos de los aliados del presidente estadounidense, Donald Trump, en el Congreso de Estados Unidos criticaron lo que dicen fue un cambio en la política de Estados Unidos que traicionó a los kurdos. El año pasado, al hablar con reporteros en Nueva York, Trump indicó que Estados Unidos no permitiría a Turquía atacar de manera unilateral a los militantes kurdos en Siria.
“Grandes combatientes. Me agradan mucho”, dijo Trump sobre los kurdos en septiembre de 2018. “Estamos intentando ayudarlos mucho. No olviden que es su territorio. Combatieron junto a nosotros, murieron junto a nosotros, perdimos a decenas de miles de kurdos en el combate contra el Estado Islámico de Irak y el Levante”, dijo, haciendo referencia al EI con un nombre alterno. “Son grandes personas, y no lo hemos olvidado”.
Diciembre de 2018 — Ankara, Turquía
Erdogan aspira a “eliminar” a la milicia kurda
Erdogan amenazó con atacar a los kurdos sirios hace casi un año, pero fue detenido por Estados Unidos en el último minuto. Esta vez, Trump encontró menos motivos para evitar un ataque.
El presidente turco ha revelado sin empacho cuál es su objetivo: una “incursión que elimine tanto a elementos del PKK y las YPG, así como los remanentes de Dáesh”, dijo Erdogan, usando un acrónimo árabe para el Estado Islámico. “Esto se debe saber”.
Marzo de 2019 — Baguz, Siria
El califato cae
La alianza entre los kurdos y Estados Unidos tuvo su victoria más grande en marzo en Baguz, Siria, cuando los combatientes kurdos respaldados por bombarderos estadounidenses destruyeron el último de los principales bastiones del Estado Islámico.
El éxito de esa derrota ayudó a Trump a justificar que se le permitiera al Ejército turco atacar a los kurdos. Trump dijo esta semana que no había nada en Siria excepto arena y que ya no valía la pena proteger ese territorio.
El 9 de octubre, dijo que los kurdos no merecían apoyo de parte de Estados Unidos debido a que solo combatían para defender su propia tierra y no habían combatido junto a soldados estadounidenses durante la batalla en las playas de Normandía en Francia durante la Segunda Guerra Mundial.
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