El año pasado, el número de inmigrantes en la población estadounidense aumentó al ritmo más lento observado en una década, de acuerdo con un análisis de nuevos datos censales, una ralentización importante que, según expertos, probablemente se relaciona con el enfoque más restrictivo adoptado por el gobierno de Trump.
El aumento neto de inmigrantes en la población estadounidense cayó a casi 200.000 personas en 2018, un declive de más del 70 por ciento respecto del año anterior, de acuerdo con William Frey, demógrafo principal del Instituto Brookings, quien llevó a cabo el análisis.
“Es extraordinario”, comentó David Bier, experto en inmigración del Instituto Cato, acerca de las cifras de 2018. “Esto es algo que en realidad no ha ocurrido desde la Gran Recesión. Debería ser muy preocupante para el gobierno que sus políticas estén ahuyentando a la gente”.
Un funcionario del gobierno dijo que era imposible hacer comentarios sin ver los detalles del análisis.
Las cifras fueron publicadas el jueves como parte de la Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense de la Oficina del Censo, una suerte de minicenso anual que comenzó en 2005. La cifra neta de inmigración, conformada por todas las personas nacidas en el extranjero que llegaron a Estados Unidos, menos los que se fueron y murieron, les proporciona a los demógrafos un panorama de cómo ha cambiado la población estadounidense a lo largo del año pasado.
Los declives más grandes se observaron entre las personas provenientes de Latinoamérica y Asia que no eran ciudadanos estadounidenses, según halló Frey. En total, alrededor de 45 millones de personas nacidas en el extranjero vivían en Estados Unidos en 2018. Aproximadamente la mitad eran ciudadanos, casi un cuarto estaba en el país de manera ilegal y el cuarto restante eran residentes legales. El porcentaje de inmigrantes en la población del país siguió siendo de 13,7 por ciento, el más alto desde 1910.
Una caída tan drástica del flujo de inmigrantes es poco usual en épocas de expansión económica, cuando hay muchos empleos y la gente tiende a querer quedarse a trabajar. La última vez que el ritmo se desaceleró tanto fue durante la crisis financiera de 2008, cuando el flujo de hecho se redujo.
Los expertos señalaron que gran parte de la reducción del año pasado probablemente fue un efecto indirecto del enfoque de las políticas migratorias del presidente Donald Trump. El Congreso establece la mayoría de los límites a la inmigración, pero las políticas del presidente también pueden tener un efecto. La prohibición de viaje que Trump impuso a varios países de mayoría musulmana en 2017 ha dejado varados a miles de inmigrantes en el extranjero. También ha disminuido el número de refugiados y creado procedimientos que vuelven más engorroso el procesamiento de las solicitudes de visa.
“Quizá no se trata de un solo factor”, dijo Randy Capps, director de investigaciones de Estados Unidos del Instituto de Políticas Migratorias. “Quizá son varios factores menores, muchos de los cuales se relacionan con cambios de políticas y con el efecto general de la presidencia de Trump”.
“Es lo que se esperaría si se vuelve más difícil que algunos migrantes lleguen a Estados Unidos y si a otros les parece que el país no los recibe tan bien como antes”, agregó.
El declive más grande se observó entre las personas provenientes de Latinoamérica que no eran ciudadanos estadounidenses. La Oficina del Censo no especifica qué porción de los no ciudadanos están en el país ilegalmente, pero Frey dijo que era posible que parte del declive se observara en ese grupo demográfico. En total, el número de no ciudadanos perdió casi 478.000 personas; más de la mitad eran latinoamericanos.
Durante muchos años, México fue la fuente principal de inmigrantes. Pero desde 2010, el número de inmigrantes que llegan desde México se ha reducido, mientras que la cantidad de personas provenientes de China e India ha aumentado. No obstante, en 2018, se redujo el número de personas asiáticas que vivían en Estados Unidos sin ser ciudadanos estadounidenses. Bier dijo que eso podría ser un reflejo de las personas que trabajaban o estudiaban en Estados Unidos y ya no quisieron seguir esperando a que se resolviera su estatus migratorio.
“La diferencia es tan grande que es más probable que las personas que estaban esperando o tenían la esperanza de obtener la residencia legal permanente hayan sentido que la llegada del gobierno de Trump era un momento de quiebre”, explicó. “Eso sucedió con personas que tenían todo tipo de estatus”.
Parece que está ocurriendo otro declive entre los estudiantes chinos. The Associated Press informó esta semana que las universidades estadounidenses están reportando disminuciones drásticas en el número de estudiantes chinos, por lo que se están reduciendo los ingresos económicos por matrículas. Varias universidades han registrado caídas en el número de estudiantes chinos de un quinto o más este otoño, de acuerdo con el informe, en el que se cita a administradores universitarios que culpan de esto a las tensiones en aumento entre ambos países.
Frey también detectó patrones políticos. De los catorce estados con las concentraciones más bajas de personas nacidas en el extranjero, doce votaron por Trump. En la mitad de esos doce estados, los asiáticos dominaban los aumentos recientes de inmigrantes. En diez de esos estados, es más probable que tengan títulos de licenciatura los inmigrantes que los residentes nativos, según los hallazgos de Frey.
Dos estados —Nueva York e Illinois— tuvieron declives cuantificables en sus poblaciones de nacidos en el extranjero, mientras que once, entre ellos Florida, Texas y Arizona, observaron aumentos.
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