Antes del atardecer, mientras una multitud de espectadores observaban desde las vallas ubicadas al otro lado de la calle, seis hombres musculosos y sin camisetas cargaban un diván de terciopelo en sus hombros. Lady Gaga había ejecutado una suerte de estriptís refinado, al retirarse vestido tras vestido hasta llegar a su cuarto y último atuendo, pero la siguiente participación ya estaba programada para comenzar.
En el sillón estaba reclinado lo que parecía ser un ídolo dorado, un integrante de la realeza. Y de alguna manera, lo era: Billy Porter, un actor que entiende la oportunidad que brinda una ocasión —y por ello sus acompañantes—.
Los porteadores bajaron el sillón al piso, y Porter descendió, extendió sus alas doradas y posó para la multitud, que reaccionó con un rugido. Luego subió por la escalinata del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, sobre una alfombra rosa por la ocasión, y entró a la Gala del Met, la fiesta anual más grande de la industria de la moda.
La Gala del Met es la colecta para el Instituto del Vestido del museo y está vinculada a su exposición de la primavera. El tema de este año, Camp: Notes on Fashion, celebra la influencia del camp —que recrea con desenfado formas estéticas pasadas de moda—. Los coanfitriones de la tarde —además de Lady Gaga, Anna Wintour de Vogue, Alessandro Michele de Gucci, Serena Williams y Harry Styles— y sus invitados eran los encargados de representar el tema.
"Lo que amo es que esto vuelve a dignificar la forma", dijo Porter. "Rimbombancia, camp (que la mayoría del tiempo se usa como peyorativo). Esta es una reivindicación".
Él reivindicó el camp en un atuendo elaborado por The Blonds, una marca de Nueva York que surgió, como dijo Porter: "A partir de que Ryan Murphy me dijo que debería hacer el montaje completo de los cinco atuendos de la película Mahogany". Sin embargo, el actor se conformó con lucir uno solo.
El camp es complicado para la moda, que a menudo es camp sin entender que lo es. Este tipo de sensibilidad estética celebra el artificio y la artificialidad, la rimbombancia y la teatralidad, pero rápidamente puede arruinarse si luce forzado.
Probó ser un reto para muchos de los invitados, que llegaron vestidos como versiones extravagantes de ellos mismos. "¿Qué es camp?", preguntó Céline Dion, que asistió con una cortina de cuentas diseñada por Óscar de la Renta y un tocado con plumas de pavorreal. "Estaba muy confundida".
Hizo una pausa y se inclinó de manera conspiratoria. "Y no era la única".
¿Es camp ser una hamburguesa con queso, como Katy Perry, quien apareció vestida como un sándwich incrustado con cristales? (Sin embargo, fue un cambio de vestuario porque ella entró convertida en un candelabro, completamente encendido). No, solo potencialmente peligroso. "¿Eres una hamburguesita? ¡Déjame comerte!", le dijo Lizzo, la cantante de rap, cuando ambas se encontraron en la entrada. "Espero que seas vegana".
"Esta es una hamburguesa imposible", una alternativa sin carne, respondió Perry.
¿Es camp cargar por todos lados una réplica de tu propia cabeza, como lo hizo Jared Leto? No, solo es macabro, aunque si resulta útil para tomar buenas selfis. Derek Blasberg se tomó una con ambas cabezas de Leto.
¿Es camp ser Joan Collins? Tenemos una ganadora. Por supuesto que lo es, y "por supuesto" el tema resonó con ella, dijo Collins, flotando a través del patio de esculturas del Met en un vestido de plumas blancas y tela radzimir de Valentino.
Collins, especialmente en su encarnación de Alexis Carrington de Dinastía, es una leyenda del camp, invocada por otros invitados como una guía. "Estos son unos hombros de Alexis Carrington", dijo Samantha Barry, la editora de Glamour, sobre el atuendo y Collins aceptó dichos atributos con la gracia de una futura reina.
"Me han dicho camp tantas veces", dijo. "La perra del camp".
En el patio, la multitud continuó creciendo hasta llegar a un punto en el que estaban codo con codo, se escuchaba un zumbido de expectativa y se veía un embotellamiento de colas de vestidos. "Era fuera de este mundo", dijo Max Hollein, nuevo director del Met, al celebrar su primera gala, "y muy diferente, por supuesto".
Incluso en el mundo de los eventos de recaudación de fondos de alto perfil, es inusual ver a Jeff Bezos, el multimillonario fundador de Amazon, conversando de manera informal con Awkwafina, una actriz revelación que ha aparecido en Ocean's 8: las estafadoras y Locamente millonarios (es uno de esos casos en los que la vida imita al arte, Ocean's 8: las estafadoras es una comedia sobre un robo durante la Gala del Met). "¡Eres difícil de ignorar!", le dijo Bezos alegremente.
En cualquier lugar que miraras había personas muy diferentes. Shawn Mendes, la estrella pop, charlaba con James Charles, un videobloguero de belleza en YouTube, vestido para la ocasión con una camiseta de cota de malla hecha con imperdibles. Por allá, Tiffany Haddish, la comediante, ofrecía pollo frito que sacaba de su bolso; la diseñadora Gabriela Hearst aceptó con gusto una pieza.
"Siempre estoy lista, bebé", dijo Haddish. "Cuentas conmigo. Eso viene de mi cocina, bebé".
Aún más audaz fue Lena Dunham con un vestido en el que se leía "RUBBERIST" (fetichistas del látex) y un brillo sospechoso. "¿Sinceramente? El sueño de mi vida era tener brillo y Astroglide mezclados en una pasta que pudiera aplicar por todo mi cuerpo", dijo. "Estoy buscando deslizarme en los mensajes privados de alguien. Físicamente".
En tal entorno, incluso aquellos que normalmente no pueden evitar llamar la atención podían lograrlo, al menos de manera momentánea. Gidi Hadid, que llegó con Michael Kors, Haddish y Bette Midler, estaba prácticamente irreconocible con una gorra de lentejuelas y un par de pestañas blancas largas como arañas. "Todos piensan que soy Bella", susurró en referencia a su igualmente famosa hermana. "Es algo genial".
Llamaron a cenar, pero los famosos seguían llegando: Tom Brady y Gisele Bündchen, Kanye y Kim Kardashian West, Nicki Minaj, Cardi B con un equipo de cuatro para cargar la enorme cola roja de su vestido, Zendaya en una recreación fiel del vestido azul de Cenicienta con un estilista como "hado madrino", Law Roach, que agitaba una varita mágica.
"Oh, me encanta que conseguiste una máquina de humo", le dijo Kate Moss, cuando la varita expulsó humo, para crear un efecto atmosférico. "Es genial".
También fue camp. "Para ser camp, no necesitas solo un vestido", opinó Alessandro Michele, director creativo de Gucci, sobre el tema de la tarde. "También tienes que ser tú, ¿sabes?".
Él también aportó mesas llenas de invitados: una para él y otra para su colaborador Dapper Dan, con Leto y sus dos cabezas, Florence Welch, la actriz Hari Nef y el dramaturgo Jeremy O. Harris, entre otras celebridades. Sin embargo, Michele había hecho brillar la alfombra con uno: Harry Styles, a quien vistió con una blusa transparente, un arete de perla tan largo que colgaba de su oreja y pantalones tan apretados como un corsé.
Tal vez fue el inicio de una nueva imagen. "Esto es el comienzo de algo, sí", dijo Styles. "Pero confío en él. Pienso que la ropa se supone que debe ser divertida. Y el camp es sobre disfrutarte".
* Copyright: 2019 The New York Times News Service