En los ocho años posteriores al estreno de Juego de tronos (Game of Thrones), la industria televisiva dio un giro de 180 grados. Podemos agradecérselo a Netflix.
Recordemos que en la era de la emisión en continuo, el número de series con guion que se transmiten en Estados Unidos ha aumentado un 86 por ciento, de 266 en 2011 a 495 el año pasado.
Sin embargo, en medio de esta bonanza ninguna serie ha tenido más influencia ni ha provocado más envidia en la industria que Game of Thrones (GoT), que transmitirá su última temporada en HBO a partir del 14 de abril.
Todos quieren sus premios: Juego de tronos ha ganado más Premios Emmy que ninguna otra serie dramática en la historia (incluyendo el premio al mejor drama tres veces).
Todos quieren su alcance: es la serie más popular en la historia de HBO y uno de los programas más vistos en la última década (si se toma en cuenta el público en los medios digitales, su temporada más reciente tuvo en promedio más de treinta millones de espectadores por episodio).
Todos quieren su escala y su dimensión: la serie es una de las más influyentes en una época en la que han aumentado los presupuestos televisivos para los programas dramáticos, de 3 millones de dólares por episodio a 10 millones de dólares o más en algunos casos.
Todos quieren su audacia: Juego de tronos asesinó de manera célebre al personaje de Sean Bean, protagonista de la serie, antes de que terminara la primera temporada y en repetidas ocasiones ha redefinido las suposiciones acerca de lo que puede hacerse en televisión, en cuanto al tono (desnudez injustificada, violencia impactante) y la técnica (dragones, extensas escenas de batallas).
"Solíamos tener una experiencia distinta para las películas y el negocio de la televisión", dijo Gary Newman, el copresidente recientemente retirado de Fox Television Group. "Ahora puede notarse la fusión. Creo que en gran parte es gracias a Juego de tronos".
Además, todos, entre ellos medios más nuevos como Hulu y Apple, han querido crear el siguiente Juego de tronos, una serie que pueda definir a una cadena o plataforma, y ayudar a convencer a la gente de pagar 10 o 15 dólares al mes en suscripciones.
Tres años después del debut de Juego de tronos, Netflix comenzó la producción de Marco Polo, su propia serie épica de gran presupuesto sobre el imperio mongol; fue un fracaso. Amazon compró los derechos televisivos para crear una serie de El señor de los anillos y gastó más de 200 millones de dólares en el proyecto (y aún necesita un guion). Apple tiene un drama fantástico de gran presupuesto protagonizado por Jason Momoa y Alfre Woodard acerca de lo que pasa con la humanidad después de que todos quedan ciegos (aún no hay fecha de estreno).
Ha habido muchos resultados mixtos hasta el momento.
"Ha hecho que todos digan: 'Bueno, ¿dónde está nuestro Juego de tronos? Esa es, precisamente, la manera equivocada de encontrar el siguiente Juego de tronos", dijo Casey Bloys, presidente de programación de HBO. "Tan solo el decir: 'Bueno, vamos a crear nuestro siguiente Juego de tronos, crearemos una serie gigantesca con un gran presupuesto' no te permite todas las otras cosas que deben salir bien para que una serie resuene en el espectador".
Por eso HBO ha estado buscando deliberadamente al sucesor de Juego de tronos en el universo de los libros de George R. R. Martin. HBO filmará el piloto de una precuela creada por Martin y Jane Goldman, en junio.
Aun así, Juego de tronos ha ayudado a abrir un universo fantástico para la cadena televisiva. En los próximos meses, transmitirá una adaptación de la controvertida épica His Dark Materials. De igual manera, Damon Lindelof, cocreador de The Leftovers, está trabajando en una adaptación del cómic de Watchmen (Vigilantes). Y HBO tiene otras series de ciencia ficción creadas por J. J. Abrams y Joss Whedon, director de The Avengers (Vengadores).
Que las series épicas alguna vez fueran inimaginables para la televisora que creó Los Soprano y Sex and the City (Sexo en Nueva York) es una muestra de lo poco que la televisión actual se parece a la de hace ocho años.
Juego de tronos comenzó en abril de 2011 en HBO, tan solo unas semanas después de que Netflix dio luz verde a la producción de una serie derivada de un piloto del drama dirigido por David Fincher, House of Cards. Actualmente, Netflix crea más contenido original que cualquier estudio o televisora y ha encabezado el vertiginoso aumento en la cantidad de series de televisión que se crean. Gastará por lo menos 10.000 millones de dólares en contenido este año.
Juego de tronos —que tenía un presupuesto que comenzó en 5 millones de dólares por episodio pero aumentó hasta 15 millones de dólares por episodio en la última temporada— ayudó a crear la era actual de enormes presupuestos, incluso para series sin dragones digitales, caminantes blancos ni lobos gigantes.
Apple, por ejemplo, se comprometió a producir dos temporadas de una tragicomedia sobre un programa matutino de noticias protagonizada por Reese Witherspoon y Jennifer Aniston para la que la empresa ha destinado 240 millones de dólares. Desde un principio, Apple se comprometió con el proyecto aunque la serie aún no tenía guion.
"Juego de tronos en efecto aceleró el fenómeno y elevó el valor de la producción a un sitio increíble", comentó Newman.
"Eso solía estar reservado solo para HBO, pero claramente ya no es así", continuó. "Netflix y Amazon, y ahora lo están haciendo incluso las televisoras y las grandes compañías de televisión por cable como FX y TNT. Todos se están dando cuenta de que deben apostar más por proyectos que parezcan más épicos y con una mayor dimensión para competir con lo que están haciendo HBO y otros servicios de alta calidad".
Bloys podría pensar que un énfasis en el calibre —grandes presupuestos, grandes producciones— es la lección incorrecta que se debe aprender del éxito de Juego de tronos. Sin embargo, concede que fue parte importante de la fórmula.
"Juego de tronos fue la primera serie que demostró que podías producir una serie en una verdadera escala cinematográfica", comentó Bloys. "Que podías pensar en grande, tanto en términos de personajes y drama como de efectos especiales. Que funcionaría, que arriesgarse e invertir grandes cantidades de dinero y transmitirlo en televisión rendiría grandes frutos".
Ahora todo lo que alguien más debe hacer es encontrar el próximo Juego de tronos.
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