La directora financiera del gigante de las telecomunicaciones chino Huawei, Meng Wanzhou, apareció brevemente este miércoles ante el tribunal de Vancouver, que fijó para el 8 de mayo la audiencia sobre la petición de extradición de Estados Unidos, que quiere juzgarla por supuestas violaciones de sanciones contra Irán.
El ministerio canadiense de Justicia dio su visto bueno el viernes al proceso de extradición a Estados Unidos, suscitando la cólera de China, que denunció un "incidente político grave" e instó a Canadá a liberar a Meng.
El departamento de Justicia estadounidense acusa a Huawei y su directora financiera de eludir las sanciones estadounidenses contra Teherán y de robar, a través de dos filiales, secretos industriales al grupo de telecomunicaciones estadounidense T-Mobile. Meng rechaza las acusaciones, al igual que la compañía.
La justicia estadounidense presentó a fines de enero una larga lista de acusaciones contra Meng y la empresa fundada por su padre, un ex oficial del ejército chino.
Tras haber estudiado la petición estadounidense, la fiscalía canadiense consideró que había suficientes pruebas para que un juez estudiara la extradición de Meng, detenida a petición de Washington el 1 de diciembre cuando estaba cambiando de avión en el aeropuerto de Vancouver.
Sus abogados dijeron que necesitaban más tiempo para preparar una defensa.
En el exterior, un pequeño grupo de manifestantes quemó una bandera de China y agitó pancartas en las que se pedía la extradición de Meng extraditado y que Pekín liberara a los dos canadienses.
La decisión final sobre la entrega o no de Meng a Estados Unidos recaerá en el nuevo ministro canadiense de Justicia, David Lametti.
Crisis diplomática
Meng, de 47 años, fue liberada tras el pago de una fianza de 10 millones de dólares canadienses (unos 6,6 millones de dólares estadounidenses) y la entrega de su pasaporte a mediados de diciembre.
Desde entonces permanece en Vancouver, donde tiene dos residencias, y debe llevar un brazalete electrónico.
Su arresto creó una crisis diplomática sin precedentes entre Canadá y China. Pekín denuncia que tienen una "fuerte motivación política" y se deben a un intento por socavar su principal compañía de telecomunicaciones, número dos mundial del sector de los teléfonos inteligentes
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, que afronta varias crisis inéditas en su país, afirma que nunca hubo "intervención política" y que Canadá es un Estado de derecho.
Desde el arresto de Meng, China detuvo a dos canadienses, entre ellos un ex diplomático al que acusa de espionaje, y condenó a muerte a un tercer ciudadano del país norteamericano, si bien afirmó que esos casos no tenían ningún vínculo con Huawei.
El último episodio de esa crisis se libra en el ámbito comercial. China bloqueó las importaciones de colza producida por la compañía Richardson, el mayor productor agrícola canadiense.
Por Deborah Jones (AFP)
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