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Anatoly Kurmanaev y Meridith Kohut colaboraron con el reportaje desde Ureña, Venezuela.
El sábado 16 de febrero, el Ejército de Estados Unidos comenzó a enviar ayuda humanitaria en avión a una ciudad colombiana cercana a la frontera con Venezuela. El objetivo es acelerar un plan de ayuda que se ha convertido en el punto clave para derrocar al presidente Nicolás Maduro.
Los efectivos militares usaron aviones de carga C-17 para transportar miles de suplementos alimenticios y paquetes con productos higiénicos desde una base cerca de Miami hasta Cúcuta, el principal punto de llegada para cientos de millones de dólares en ayuda humanitaria que los líderes venezolanos de la oposición —y sus partidarios internacionales—, esperan hacer llegar al otro lado de la frontera.
Maduro, quien ha acusado a Estados Unidos de usar la ayuda humanitaria como un arma, ha bloqueado los caminos principales que enlazan a las dos naciones cerca de Cúcuta y también ha puesto a sus fuerzas armadas en alerta máxima para responder a lo que llama "conspiraciones y provocaciones".
Como la encrucijada sobre el futuro de Venezuela se ha alargado durante semanas, Maduro y sus opositores están compitiendo por el apoyo de los comandantes de las fuerzas armadas, quienes hasta ahora han permanecido leales al líder autoritario del país.
Una razón de peso es la enorme cantidad de dinero que los más de 2000 generales podrían perder cuando no esté Maduro, dijo en una entrevista el almirante Craig S. Faller, jefe del Comando Sur de Estados Unidos.
"Hay muchos generales y muchos líderes en la nómina ilegal de Maduro gracias al tráfico de drogas, el lavado de dinero y una serie de negocios en la industria del petróleo", dijo el almirante Faller. "Maduro ha comprado su lealtad".
El Ejército de Estados Unidos ha concluido que más de mil militares y consejeros de inteligencia cubanos, en colaboración con el gobierno ruso, han sido esenciales para que los rangos más altos del Ejército venezolano permanezcan leales a Maduro, agregó Faller.
Mientras que los miembros comunes de la milicia venezolana han soportado el hambre y las privaciones a las que se enfrenta gran parte de la población durante la profundización de esta crisis humanitaria, un gran número de generales y otros oficiales de alto rango del país se han rehusado hasta ahora a respaldar un plan para derrocar a Maduro y ayudar a los líderes de la oposición a convocar a nuevas elecciones.
El Ejército de Venezuela tiene más del doble de generales y oficiales de alto rango que el de Estados Unidos, a pesar de que este último es considerablemente más grande. Cuba y Rusia han criticado el plan para sacar a Maduro del poder diciendo que es un golpe instrumentado por Estados Unidos.
El enfrentamiento sobre el futuro de Venezuela empezó hace aproximadamente un mes, cuando el nuevo líder de la oposición, Juan Guaidó, anunció un plan para quitar del poder a Maduro. Desde ese momento ha surgido el espectro de una confrontación militar que podría hacer que Estados Unidos participe en el primer conflicto en la región desde hace décadas.
El gobierno de Trump no ha descartado el uso de la fuerza militar en Venezuela, pues ha respaldado férreamente el alegato de Guaidó de que la Constitución le da el derecho de fungir como líder interino hasta que se puedan realizar nuevas elecciones.
Mientras tanto, estas últimas semanas, Maduro ha sido constantemente fotografiado y filmado rodeado de sus tropas, con el objetivo de mostrar que cuenta con el apoyo de una fuerza leal y letal, que además está bien entrenada.
A medida que continúa el bloqueo político, los funcionarios de Southcom, el centro de mando de Estados Unidos ubicado en Miami que se encarga de operativos en América Latina, ha estado redactando planes para una serie de posibles misiones en Venezuela, según algunos funcionarios de Estados Unidos.
Entre esos planes está evacuar a los diplomáticos estadounidenses que estén en Caracas, aumentar la seguridad en la embajada y apresurar el plan para distribuir la ayuda humanitaria en todo el país, cosa que hasta ahora ha impedido Maduro.
El mes pasado, el Departamento de Estado ordenó a la mayoría de sus empleados en Venezuela y a sus parientes que regresaran a su casa. Dejó un pequeño equipo que quizá haya que sacar de urgencia si la situación se deteriora repentinamente.
"Estamos dispuestos a proteger las vidas de los estadounidenses y la instalación diplomática en Venezuela", declaró el almirante Faller en una serie de entrevistas durante un viaje a Brasil, donde habló de la crisis con los funcionarios militares de alto rango. "Hay diversas opciones que tenemos a la mano".
Una vez que a los líderes de la oposición les quedó claro que el Ejército estaba de parte de Maduro, luego de que Guaidó se declarara líder legítimo del país el 23 de enero, pusieron en marcha un plan para introducir decenas de millones de dólares en alimentos y medicamentos al país.
Sin embargo, Maduro y sus aliados atrincheraron el camino que se extiende a lo largo de un importante cruce fronterizo con Colombia para evitar que los camiones ingresaran al país.
Freddy Bernal, un partidario de Maduro que hace poco fue enviado a la frontera, reconoció que el Ejército venezolano sería superado si Estados Unidos les pidiera a sus militares que entregaran la ayuda. Sin embargo, también adivirtió que ese hecho podría detonar un conflicto armado que desestabilizaría la región durante muchos años.
"Claro que nos pueden invadir, están acostumbrados a matar a millones en Irak, Libia, Siria y otras partes", sostuvo Bernal. "Ya llevan siete años ayudando a Siria y miren cómo está el país".
Bernal afirmó que el gobierno venezolano perdería un conflicto armado contra Estados Unidos. "¿Pero estamos preparados para morir en defensa de la patria? Sí, estamos listos".
El gobierno de Trump ha dado a entender que podría hacer uso de la fuerza para inclinar la balanza del poder a favor de la oposición. El consejero de Seguridad Nacional, John R. Bolton, hace poco fue fotografiado con una libreta donde tenía escrito "5000 soldados a Colombia". Cuando se le preguntó al respecto, la Casa Blanca dijo que "todas las opciones son posibles".
El almirante Faller declaró que es prematuro asegurar si se les ordenará a los soldados estadounidenses entregar la ayuda humanitaria en suelo venezolano, una misión que implica riesgos considerables en un país lleno de armas.
No obstante, dijo que el Ejército estadounidense ha adquirido mucha experiencia en llevar ayuda a la gente en circunstancias difíciles y como ejemplo nombró algunos desastres naturales que recientemente han ocurrido en Asia.
Rebecca Chavez, quien fungió como subsecretaria adjunta del Departamento de Defensa para Asuntos del Hemisferio Occidental durante el gobierno de Obama, dijo que "era muy probable" que el Ejército estadounidense se viera involucrado en la crisis de Venezuela si la lucha de poder entre Maduro y Guaidó sigue intensificándose.
Pero dijo que "cualquier intervención militar unilateral en Venezuela sería un grave error". Si el Ejército de Estados Unidos a fin de cuentas sí se encarga de entregar la ayuda humanitaria, o participa en una misión para mantener la paz, Chavez dijo que debería hacerlo como parte de una coalición.
La elección reciente de líderes conservadores en importantes naciones latinoamericanas, como Brasil, Colombia y Chile, hace que eso sea más plausible que en años anteriores. Pero hasta ahora, los funcionarios de Colombia y Brasil han demostrado tener muchas reservas sobre una misión militar en Venezuela.
La posibilidad de un influjo de ayuda humanitaria ha despertado las esperanzas de muchos venezolanos que han tenido dificultades para alimentar a sus familias.
Matilde Sandoval, una comerciante de 57 años habitante de Ureña, cerca de la frontera con Colombia, hace poco asistió a una manifestación que pedía la entrega de la ayuda. Sostenía un letrero en inglés que decía: "Bienvenidos a mi país".
Sandoval dijo que soñaba con ver al Cuerpo de Marines de Estados Unidos entrando a su país para romper el bloqueo.
"Nosotros los venezolanos necesitamos ayuda", afirmó. "Estamos hartos".