Es común que al final de una larga jornada en el juicio de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, la corte se vacíe lentamente.
Pero el martes 15 de enero, cuando concluyeron los hechos del día, la mayoría de los reporteros salieron apresurados para escribir sobre el testimonio de Álex Cifuentes Villa, un excolaborador del Chapo en el Cártel de Sinaloa, que afirmó que el expresidente mexicano Enrique Peña Nieto habría aceptado un soborno de 100 millones de dólares en 2012.
Así que fue en una corte casi vacía en la que los fiscales pidieron a Jeffrey Lichtman, uno de los abogados de Guzmán, que entregara su lista oficial de testigos.
El representante del equipo legal de la defensa respondió que no estaban preparados para entregar una lista terminada, pero que tenían dos nombres de los que querían asegurarse que la fiscalía tuviera conocimiento. El primero era un testigo (el cual no fue identificado por nombre) que estaba en custodia del gobierno. Después, Lichtman caminó hacia el juez, se inclinó hacia adelante y en voz baja mencionó un nombre más: Joaquín Guzmán Loera.
Su incorporación confirma lo que se había rumorado durante semanas: el narcotraficante podría querer una oportunidad de contar su propia historia en la Corte Federal de Distrito en Brooklyn. Sería otro acontecimiento sorprendente en un juicio que ya ha brindado muchos momentos sensacionales.
Lichtman ha dicho a los reporteros que el testimonio de Guzmán solo es una "posibilidad".
"Es su derecho absoluto testificar o no testificar", aseguró Eduardo Balarezo, otro de sus abogados, en una entrevista.
Al día siguiente, los abogados de Guzmán estaban hablando con el acusado sobre la posibilidad de testificar, aunque esas discusiones fueron descritas como más teóricas que estratégicas. Los abogados de Guzmán rechazaron dar detalles de esas conversaciones y alegaron la confidencialidad entre cliente y abogado.
Hacer testificar a Guzmán podría ser una buena idea, dijo Bruce Cutler, un abogado defensor optimista y seguro de sí mismo que describe sus propias estrategias como el "enfoque de dejar que todo salga" y que logró exoneraciones tres veces en la década de los ochenta y principios de la de los noventa para John Gotti, quien funcionarios de las fuerzas de seguridad de Estados Unidos decían que encabezaba a la familia criminal Gambino. (Cutler y Lichtman, quienes se describen entre ellos como amigos, trabajaron juntos durante algún tiempo en casos de la familia Gotti).
"¿Por qué no arriesgarlo todo?", preguntó Cutler. "¿Qué puede perder? ¿Qué va a pasar? Me refiero a que es poco común, pero tal vez eso es lo que necesitas. El libro de las jugadas dice que no lo hagas a menos que tengas que hacerlo. Y yo pienso que en este caso tienes que hacerlo. Así es que yo digo: '¡Viva el Chapo!'".
En un juicio-espectáculo como este, con intensas medidas de seguridad y una plétora de testigos, Cutler dijo que la defensa tiene que crear un espectáculo propio.
"Juicios como este nunca se ganan, a menos que, a menos que, hagas algo inusual", dijo.
Guzmán podría no tener mucho que perder. En casi tres meses de testimonios, los fiscales han usado a los exsocios de Guzmán, funcionarios de fuerzas de seguridad, así como llamadas telefónicas grabadas sin el conocimiento del Chapo y mensajes de texto para mostrarlo de manera exhaustiva como un criminal vengativo y asesino que dirigió a la organización de narcotráfico más grande de Norteamérica.
"Podría sentir que es la conclusión inevitable es que será condenado", dijo Bruce Green, un profesor en la Facultad de Derecho de Fordham que se especializa en ética legal y proceso criminal. "Y el testimonio que él quiere dar podría no ser para lograr que el jurado lo exonere, sino para establecer su lugar en la historia y para explicar sus motivos al mundo".
Preparar a Guzmán como testigo podría llevar tiempo y Balarezo dijo que tal preparación aún no había comenzado.
"Cualquier cliente que testifique obviamente tiene que ser aconsejado sobre las posibles consecuencias de su testimonio", dijo Balarezo. "Y tiene que estar preparado para enfrentar las preguntas de la fiscalía".
El posible testimonio de Guzmán podría ocurrir pronto. Los fiscales le dijeron al juez hace unos días que esperan concluir con la presentación de testimonios y evidencias, a más tardar, para el 28 de enero. Después de esa fecha, la defensa elaborará su propio caso.
El testimonio de Guzmán, si sucede, probablemente extendería el juicio una semana o más debido a que tendría muchos detalles por ofrecer y las preguntas de la fiscalía probablemente necesitarían mucho tiempo.
Lichtman dijo que trataba a Guzmán como cualquier otro cliente y agregó que él siempre pone en listas a sus clientes como testigos potenciales para mantener la oportunidad abierta.
"No quiero quedarme sin la posibilidad más adelante", dijo.
Desde el principio del juicio, la defensa ha impulsado la narrativa de la situación de pobreza en medio de la cual creció Guzmán, como un niño que vendía naranjas en las calles para sobrevivir. Escuchar la historia de Guzmán en sus propias palabras podría humanizarlo ante los ojos de los integrantes del jurado o, por lo menos, apelar a su propio talento para los momentos dramáticos. Después de todo, Guzmán alguna vez quiso dirigir una película sobre su vida; después se reunió con los actores Kate del Castillo y Sean Penn en otro intento por compartir su historia.
"Si el acusado no testifica, puedes tomar los fragmentos de evidencia e intentar armar una historia que establezca una duda razonable", dijo Green. "Sin embargo, cuando el acusado testifique, el jurado elige entre dos historias: la de la fiscalía y la del acusado".
A menudo, los acusados interesados en compartir su historia son desalentados por sus abogados, pues temen que la fiscalía haga añicos cualquier relato que narren. Sin embargo, la situación de Guzmán parece excepcional.
"En este caso, es difícil de imaginar que haya algo más que sea más poderoso que lo que la fiscalía ya ha presentado", dijo Green.
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