Comer es parte importante de cualquier celebración. Nos sentamos a la mesa para compartir sabores y tradiciones que se heredan en familia, pero también por las costumbres culturales.
Algunas tienen como objetivo atraer buena fortuna, otras cumplir deseos, algunas multiplicar posibilidades en el año que se inicia y otras más intentan alejar preocupaciones del año que se va. Aquí un decálogo de hábitos tradicionales del mundo para el comienzo del nuevo año que podrías implementar en casa.
España: Las clásicas 12 uvas
Casi todos saben que los españoles comienzan su nuevo año comiendo 12 uvas acompañadas por cada campanada a modo de cuenta regresiva para las 12 de la noche.
La tradición de las doce uvas de la suerte comenzó a fines del siglo XIX y se cree que aleja el mal mientras aumenta las posibilidades de un año nuevo próspero y afortunado. Sin embargo, esto solo funcionará si se logra comer todas las uvas en cuestión de segundos, ya que deben desaparecer de la boca para cuando el reloj termine de dar las 12.
Filipinas: una docena de frutas
En Filipinas el número 12 también guarda algunas prácticas de buenos augurios para el comienzo de año, pero con algunas modificaciones respecto de la tradición que se tiene en España.
En la víspera de Año Nuevo, las familias en Filipinas se aseguran de servir 12 frutas redondas a la mesa como tradición. Se cree que representan la prosperidad debido a su forma, que refleja monedas. En cuanto al número, cada fruta representa un mes del año.
México: ¡tamales! ¡tamales!
En México, la costumbre familiar indica que las personas se reúnen para preparar entre todas la comida de Nochevieja, específicamente tamales, que son masa de maíz rellena con carne, queso y vegetales envueltos en hojas, y luego se los dan a sus seres queridos como un homenaje.
El día de Año Nuevo, los tamales vuelven a ser protagonistas y se suelen servir con una sopa mexicana tradicional hecha con vísceras de vaca.
Dinamarca y Noruega: el pastel torre
El Kransekake es un pastel tradicional escandinavo que se elabora para celebraciones especiales, un pastel anillado tradicional que a menudo se hace con al menos 18 capas, se come tanto en Dinamarca como en Noruega en la víspera de Año Nuevo.
Se elabora a base de una masa de mazapán y se decora con un glaseado de azúcar. Está formado por varios aros de mazapán horneado formando una pirámide que parecen galletas. Las capas se mantienen unidas con el glaseado.
Países bajos: donas a la holandesa
Las antiguas tribus germánicas comían trozos de masa frita durante el Yule para que cuando la diosa germánica Perchta, más conocida como Perchta the Belly Slitter, intentara abrirles el estómago y llenarlos de basura, un castigo para aquellos que no lo habían participado lo suficiente de la alegría navideña, la grasa de la masa hiciera que su espada se deslizara de inmediato.
Hoylos oliebollen, así se llaman, se disfrutan en la víspera de Año Nuevo sobre todo en los Países Bajos, y sería difícil no encontrar un local de comida en ese país que en los meses de invierno no venda estas bolas con forma de rosca.
Checoslovaquia: una manzana basta
Los checos prefieren predecir su futura fortuna en la víspera de Año Nuevo con la ayuda de una manzana. La noche antes de que comience el año nuevo, la fruta se corta por la mitad y se dice que la forma del corazón de la manzana determina el destino de todos los que la rodean.
Si el centro de la manzana se parece a una estrella, pronto todos se encontrarán felices y saludables, pero si se parece a una cruz, entonces alguien en la fiesta de Nochevieja se enfermará.
Estonia: comer en serie
Si algo sucede durante las fiestas es que se come por demás. Si bien el desayuno, el almuerzo y la cena ya son demasiado, en Estonia todo es aún más exagerado. Allí, la gente cree que comer siete, nueve o doce comidas traerá buenos augurios en el próximo año.
No es necesario terminar todo lo que se pone en los platos. Los estonios dejan parte de su comida para los espíritus de sus antepasados que, según sus leyendas, los visitan la última noche del año.
Japón: sopa de fideos
Los fideos largos de grosor fino realizados con harina de este cereal en Japón se llaman soba. Pueden parecerse a los espaguetis. Son grandes protagonistas del comienzo del año.
La gente en Japón comienza da la bienvenida a enero comiendo un plato caliente de fideos soba. La tradición se remonta al período Kamakura y está ligada a un templo budista que repartía fideos a los pobres. Debido a que los fideos largos y delgados son firmes pero fáciles de morder, se cree que comerlos simboliza una ruptura literal con el año anterior.
Francia: con champagne
Aunque en Francia acompañar la comida con champagne es habitual, los franceses suben la apuesta y la costumbre se hace regla a la hora de celebrar la llegada del nuevo año.
Aunque el champagne puede maridar mejor con ostras, pavo, ganso o gallina de Cornualles, que son algunos de los platos tradicionales para recibir el año, lo que importa es que haya banquete exorbitante y siempre regado por vinos espumosos.
Haití: independencia con sopa
El 1 de enero, además de estrenarse el año, en Haití se celebra el Día de la Independencia. Como festejo tradicional de este último hecho histórico, se hizo costumbre comer sopa de calabaza, llamada localmente sopa joumou. La práctica se originó en la imposibilidad que tenían los esclavos negros de comerla.
Hoy, en concordancia con ambas celebraciones, las personas se visitan e intercambian un poco de sopa: llevan de regalo y reciben una porción de los anfitriones porque todos la hacen un poco diferente.
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