París es siempre bella pero en esta época tiene un encanto especial. Y a pesar de un año repleto de problemas, la esperanza que llega con las fiestas suele ser una fuerza poderosa que matiza los ánimos. Colmando de entusiasmo, fieles a la tradición, las fachadas de los grandes almacenes parisinos Galerías Lafayette, Printemps Haussmann, BHV Marais, La Samaritaine o Bon Marché se engalanan con sus mejores decoraciones festivas.
Además las celebraciones detienen, al menos durante diciembre, la recesión económica. El fantasma del parate se aleja en este final de 2022 e incluso recomponen la idea de un leve repunte del consumo. Infobae, recorrió las vitrinas más importantes, donde vuelve a comprobar la apuesta de historias animadas y decoraciones asombrosas que hace sobresalir a la magia, ganándole un espacio a la pesada realidad.
Para los chicos, un auténtico espectáculo. Una dimensión que los aleja del gélido frío para transportarse a lugares imaginarios creados por cientos de artesanos y decoradores. Presentaciones que no sólo fascinan a los más pequeños sino que alejan a los adultos de un año “olvidable”. La crisis por las derivaciones de la guerra en Ucrania, que corroe económicamente a Europa, está presente. La sobriedad se nota en el plan de gastos como de las inversiones de las grandes tiendas. Todo es más austero que en años anteriores.
La ciudad de las luces, con sus adornos navideños, este año tienen una temporada más breve: cada noche y por solo seis semanas en lugar de siete en los anteriores. La avenida de los Campos Elíseos, sigue el ejemplo de sobriedad, proponiendo ser un ejemplo de ahorro. El parpadeo de la avenida cesa a las 23.45 horas, es decir, 2.15 horas antes que en años anteriores.
Aliviados un rato de las malas noticias, las fiestas y su colorido en la capital gala siguen sorprendiendo a la mayoría. Las más esperadas, las vidrieras de Galerías Lafayette Haussmann, muestran el trabajo del ilustrador Florent Chavezt y la novelista Claire Castillon para honrar el tótem verde de Noel: el árbol de Navidad.
En el interior, con “Planète Sapin” (Planeta Arbolito), se monta el gran arbolito desde un escenario que desarrolla una historia imaginada en torno a Nordmann, un abeto personaje del planeta Elato. Los chicos vuelven a fascinarse como cada año. Las fotos se repiten en cada uno de los pisos de esta gran tienda.
Recorriendo los pasillos exteriores encontramos aventuras ilustradas y coloridas que hacen de su fachada la tierna historia de Annie, una niña pelirroja y rizada y el perezoso de los bigotes graciosos. Para los parisinos preservar el ambiente especial de las celebraciones de fin de año, para los niños, para las tradiciones, tambien es la preservación del turismo, el comercio y la propuesta cultural que tiene la capital del hexágono. Recrear una mundo de ilusiones para todos y todas.
Mientras, cruzando la calle, los escaparates navideños de Printemps Haussmann tienen como argumento la cultura del circo y su escenografía. Muñecos, marionetas y personajes animados juegan con un ballet de trapecistas, payasos, una jirafa y, como es de esperar, Papá Noel. Todos frenan un instante, y cuando la noche llega, son cientos los turistas y residentes locales que colman sus veredas.
Los letreros de las grandes marcas destellan: la economía espera recuperarse y desea que los turistas regresen. El espíritu de las fiestas intenta preservar la actividad comercial y el trabajo de todos. Un difícil equilibrio entre la sobriedad de estos tiempos. Place Vendôme, es otro ejemplo. Siendo una de las plazas más famosas de París y considerada una de las más lujosas del mundo, allí los grandes del “lujo” intentan seducir y abrirse hacia un abanico más amplio de bolsillos.
El hotel Ritz de París ensaya este año un pop-up de lujo y gourmet. Ambiente alegre y acogedor, obsequios gourmet, champán y aperitivo de vino caliente: su majestuoso frente se adorna con un efímero puesto para las celebraciones. Cajas de tés, mieles y cremas para untar especialmente diseñadas para la ocasión, velas de porcelana con fragancias hoteleras, obsequios emblemáticos que hacen de las delicias de grandes y pequeños.
Decenas de mercados navideños son otra de las tradiciones parisinas. Aunque la Torre Eiffel sigue siendo la gran dama de la capital. El monumento ofrece un ambiente festivo y una decoración desde la explanada hasta la cima, pasando por su terraza de invierno en el primer piso, con una vista impresionante de París a 57 metros de altura.
Una terraza “capullo” bajo una cúpula transparente, visitas de Papá Noel, para saborear chocolate caliente y los dulces de temporada. Los visitantes mas “glamorosos” podrán reservar un ticket festivo para una programa especial en la cumbre, incluida la subida en ascensor, sorpresas y hasta una copa de champán a 276 metros de altitud.
Seguir leyendo: