TikTok está inundado de rutinas de 5.00 a 9.00 de la mañana: relatos brillantes publicados por personas deseosas de tener un día lleno de actividades, antes de que la mayoría de la gente se despierte. Todo en un lapso de 4 horas o menos. Se levantan antes del alba, se limpian la cara, meditan y van al gimnasio, escriben en un diario y toman jugos saludables, escuchan un podcast, caminan y por último se duchan y preparan para el trabajo.
Pero, ¿desde cuándo la productividad se convirtió en algo que debamos presumir? ¿Y quién decidió que es bueno para nosotros. El club de “Levantarse temprano y lograr mucho” tiene una impresionante lista de suscriptores: Michelle Obama se levanta a las 4.30 para hacer ejercicio con Barack; Kris Jenner se levanta a la misma hora y lee sus correos electrónicos a las 5.30; Jennifer Aniston empieza el día a las 4.30 con agua de limón y meditación, y Oprah va al gimnasio a las 5.30.
A esta tendencia se la conoce como “el club de las 5 de la mañana” y su nombre proviene de un libro de 2018 escrito por el coach de liderazgo Robin Sharma. Su mantra, “Controla tus mañanas, impulsa tu vida”, resurge entre estos nuevos seguidores que leen meditaciones matutinas, caminan kilómetro y medio y toman todas sus verduras antes del amanecer.
En una entrevista con Infobae, Sharma, uno de los expertos de liderazgo más reconocidos del mundo, manifestó: “La primera hora de tu día tiene un efecto enorme sobre la positividad de las siguientes. Hay que adueñarse de las mañanas. Empezar con ejercicio intenso y luego incluir algo de tiempo para la oración, la meditación, el diario y la lectura, cualquier práctica que implique calma”.
El concepto es bastante simple: basta con levantarse a las 5 de la mañana y hacer 20 minutos de ejercicio, 20 minutos de reflexión y 20 minutos de planificación o estudio (“mover/reflexionar/crecer”). Sharma explica que se trata de una “práctica probada basada en la neurociencia” y que ayuda a desbloquear talentos, éxitos y rasgos de personalidad desconocidos. Y basta con echar un vistazo a las 13.700 reseñas de cinco estrellas del libro en Amazon para ver que un ejército de seguidores de todo el mundo pudo restablecer sus vidas con solo adelantar su despertador.
Aun así, es importante no dejarse llevar por el fenómeno –puede que levantarte a las 5 de la mañana no sea para vos– y tener en cuenta tu tipo de cronotipo. “Las personas funcionamos en ciclos de energía dentro de las 24 horas del día. A lo largo de estos ciclos disponemos de momentos de máxima capacidad y momentos para el descanso. Depende de cada persona. Esta predisposición natural a la energía a lo largo del día se denomina cronotipo y está relacionada con los ritmos circadianos”, explicó Manuel Fernández, profesor de Economía y Empresa de Universitat Oberta de Catalunya, en diálogo con la revista Vogue.
Por lo tanto, es importante saber en qué momento del día nuestro cuerpo está más predispuesto a hacer cosas que consideramos importantes antes de decidir unirse al club. Y eso dependerá de nuestro cronotipo dominante. Si es matutino se tiene más energía por las mañanas; si es vespertino los picos de energía y capacidad se producen por la tarde-noche (y el horario de sueño es sobre las 3 de la madrugada), y si es intermedio -en él se encuentra el 50% de la población- las horas de mayor energía suelen ser las intermedias y la necesidad de irse a la cama se produce a las 12 de la noche.
Claramente, solo las personas con un cronotipo matutino pueden verse beneficiadas de pertenecer a ese club. Y no solo porque tienen la energía suficiente en ese momento del día para hacer tareas que consideran importantes, sino porque disfrutan del placer de hacerlo a primera hora de la mañana.
Es cierto que la esencia de este método está bastante ligada con la idea de la productividad, pero la realidad es que el creador del fenómeno lo vincula mucho con otra idea que tiene aún más valor: mejorar el estado de ánimo y la salud mental. Se trata de aprovechar esas horas de silencio para hacer cosas que favorezcan nuestro crecimiento personal y eso implica priorizar el autocuidado y no dejarlo para el final en nuestra lista de tareas.
“Evidentemente, aprovechar esas horas de mayor energía nos permite mantener activa la productividad, pero para muchos se trata de algo mucho más vinculado al bienestar emocional. De hecho, el psicólogo Xavier Savin insiste en la importancia de no improvisar los ratos de autocuidado y la experta en mindfulness Úrsula Calvo recuerda la importancia que tienen estas otras actividades placenteras a la hora de aumentar la productividad porque son fundamentales para el equilibrio y la salud”, reza el artículo de la revista Vogue al respecto.
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