La campaña, que acaba de ser relanzada este 10 de septiembre, consistió en preguntarle a todo el país, a todos los colombianos, si estaban pensando en suicidarse (”¿Has pensado en suicidarte?”). Residentes y estudiantes de psiquiatría salieron a la calle en una jornada de prevención del suicidio que consistió en formular una pregunta simple y directa que puede salvar vidas.
Esta campaña fue ideada por el publicitario Luis Miguel Ortiz, a partir de su propia experiencia de lidiar con la ansiedad y la depresión, y en base a un enfoque nuevo que postula que de “eso” sí se debe hablar. Lanzada por primera vez el 8 de septiembre de 2019, en el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, y de forma conjunta entre la Asociación Colombiana de Psiquiatría (ACP) y el Ministerio de Salud y Protección Social de ese país, postulaba una serie de acciones para “prevenir el comportamiento suicida, poniéndolo como un tema de conversación y estimulando las visitas al psiquiatra”.
El 1° de septiembre pasado, en la Primera Cumbre latinoamericana de Salud Mental y su impacto en otras enfermedades, en Cartagena, Colombia, la doctora Andrea Otero Ospina, presidenta de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, y Gisell Medina Ruiz, comunicadora organizacional de la ACP, expusieron los fundamentos de esta campaña y los resultados positivos que tuvo, en el sentido de un incremento de las consultas a especialistas y de los llamados a emergencia, en especial por parte de jóvenes. Hubo 60 millones de réplicas del hashtag #PrevenirEsPreguntar.
Alentar a formular una pregunta simple y directa - “¿Has pensado en suicidarte?”- era la idea base de esta campaña. Pero no fue fácil convencer a los actores involucrados: empresas, universidades, alcaldías, gobernaciones, sociedades científicas, medios e influencers. Está muy arraigada la idea de que no se debe hablar del tema, que además está asociado al estigma de la enfermedad mental.
Si bien la lucha contra el suicidio no puede limitarse al ámbito de la psiquiatría, lo cierto es que más del 90 por ciento de los suicidas tienen un trastorno mental subyacente, explicó la doctora Otero, y enumeró: ansiedad, depresión, abuso de sustancias, trastornos de personalidad, traumas de la niñez, etcétera. Por eso la importancia de la consulta y del diagnóstico. Y ese es uno de los puntos álgidos. Existe reticencia a la consulta psiquiátrica y es por eso que hay que vencer el tabú, hablar de la enfermedad mental y esclarecer para disminuir la vergüenza que suele frenar la consulta.
Menos de la mitad de los pacientes recibe tratamiento, dijeron las especialistas; hay mitos sobre la medicación: que es adictiva, que tiene muchos efectos secundarios, entre otros. “Nos gusta la meditación, los coachs y todo eso, pero cuando se habla de depresión, el yoga no le salva la vida a un paciente”, dijeron.
“Se puede prevenir el suicidio, se puede y se debe hablar de enfermedad mental, se necesita tratamiento con profesionales”, dijo la doctora Otero.
En la cuenta de Twitter de la ACP, luego de la pregunta clave, el texto que sigue es: “Diste un paso muy importante y es reconocer que has pensado en suicidarte. No estás solo y más personas de las que crees lo han pensado también. Pero han logrado encontrar la tranquilidad que buscaban a través de ayuda profesional.”
Sigue una larga lista de sitios a los que acudir con sus respectivos contactos.
Anualmente en el mundo se suicidan unas 800 mil personas. En la franja etaria de 14 a 29 años es la segunda causa de muerte. Por cada suicidio hay 120 personas que se verán afectadas en distinto grado, entre: familiares, amigos, allegados, conocidos…
Las integrantes de la ACP también señalaron la importancia del trabajo en equipo, de generar ambientes seguros en la casa y en público, de formar a los que pueden verse en la necesidad de intervenir: docentes, policías, etc., y de entrenar también a los médicos generalistas que suelen verse confrontados a estos casos en primera instancia.
Adoptar una actitud comprensiva ante el problema puede lograr resultados opuestos al llamado efecto Werther, o copycat (tomado del nombre de un personaje de una novela de Goethe que se suicida por una decepción amorosa), es decir, preguntando, hablando y empatizando se puede disuadir: se llama efecto Papageno, también en alusión a un personaje ficticio, el de “La flauta mágica” de Mozart, cuyo suicidio planificado es evitado por tres niños (tres genios infantiles).
Una comunicación responsable en los medios también es fundamental. El suicidio de imitación es frecuente sobre todo cuando se da un caso de una persona famosa.
Por ello se debe difundir información apropiada, no destacar ni repetir, no usar un lenguaje sensacionalista ni normalizador, no detallar métodos, hablar de prevención y brindar datos sobre sitios donde buscar ayuda.
En el Reino Unido, la campaña de prevención del suicidio sigue ejes muy similares. Se llama “La última foto” y busca, mostrando imágenes de personas inmediatamente antes de quitarse la vida, alertar de que no siempre hay signos anticipatorios visibles. Por lo tanto, se promueve que la gente tome conciencia de que se puede prevenir estas muertes hablando más del tema, ya que eso puede contribuir a que la persona pida ayuda.
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