Claro que había moda antes y la hubo después, pero Elvis Presley marcó al mundo con sus camisas hawaianas (que usó en algunas películas), su jopo levantado y los miles de looks que después fueron imitados por millones de fanáticos que querían recrear su sex appeal y magnetismo.
Esta faceta menos explorada del Rey del Rock que tiene que ver con la moda se hace evidente en su nuevo biopic, Elvis. Porque el cantante que nació en el sur profundo de Estados Unidos se atrevió a cuestionar los estrictos paradigmas del estilo masculino en los años 50. Tanto es así, que Presley fue un pionero en lo que ahora conocemos como estilo no gender.
Su magnetismo tenía mucho que ver con sus emblemáticos estilismos, pero sobre todo con su manera de defenderlos arriba del escenario. De hecho, resulta inevitable asociar a Elvis con sus llamativos jumpsuits y su estilo de peinado tan característico. Pero en el armario del músico también había lugar para las camisas de flores, los mocasines de dos colores y los calcetines largos.
“Con Elvis, la música en blanco y negro estalla en colores. Poco a poco, fue rompiendo con los paradigmas de los años ‘50 con respecto a lo que era la vestimenta masculina. La moda de esta época era muy gangster (trajes cruzados) y Elvis quiebra ese concepto, demostrando así que uno puede ser muy masculino vestido de lentejuelas, jean con jean y tonos pasteles. Rompe paradigmas, quiebra estereotipos y genera un nuevo paradigma donde todo puede ocurrir. Mezcla el estilo preppy con el rockabilly y lo enfatiza con el estilo biker, arriesgándose a los total looks de cuero”, explicó en diálogo con este medio Patricia Doria, diseñadora de indumentaria y directora del área de Moda de la Universidad de Palermo.
Para Vogue, “el estilo de Elvis era similar al del actor James Dean, que era una importante influencia a la hora de encontrar su imagen de bad boy. Porque el cantante no seleccionaba sus prendas al azar sino todo lo contrario: incluso solicitaba piezas hechas a medida, con elásticos añadidos en los puños y en la zona de los hombros”.
“En público, me gusta vestirme más discreto. Sin ostentar”, reconoció entonces el artista. Sin embargo, el armario del joven Elvis ya desbordaba personalidad a principios de los años 50 y anticipó las tendencias que décadas después todos llevaríamos: camisas de cuello cubano que combinaba con pantalones de tiro alto, chaquetas de estilo bomber y mocasines en color negro o blanco.
Durante su juventud, Elvis era fiel cliente de la tienda de ropa Lansky Bros, en Memphis. Pero además, el dueño y sastre de la emblemático local, Bernard Lansky, era el que se encargaba de vestirlo. Fue él el que lo instruyó para dominar el arte de elevar un cuello o combinar una camisa blanca con pantalones de sastre y estilo oversize. Su mentor lo definió como “un personaje inteligente pero también atrevido, incluso disruptivo”.
“Así entonces, Presley impuso el uso del color en los conjuntos de sastrería, alejándose de los cánones de tonos oscuros de la época y luciendo como pocos el rosa chicle, que llevaba en camisetas, medias e incluso cinturones de piel. En 1954, durante su presentación en Louisiana Hayride junto a sus músicos Scotty Moore y Bill Black, Elvis conquistó a su público con una americana teñida de un llamativo color rosa, que llevaba a juego con el pantalón. Dos años después, durante The Milton Berle Show, lució una chaqueta más entallada y también rosa con un estampado de vichy que combinó con un pantalón color negro y mocasines blancos, convirtiéndose este en uno de los looks mas icónicos del joven Elvis e influencia principal de célebres figuras de la música actual como el artista y modelo Harry Styles o la cantante, compositora y productora Lorde”, reza un artículo sobre el legado fashionista del icono cultural de Vogue.
Curiosamente, Presley jamás hubiera optado por lucir unos pantalones de jean, a pesar de que eran muy versátiles y estaban de moda. El Rey los asociaba con la ropa de trabajo y representaban la pobreza de su juventud. En cambio, para el rodaje de la película Jailhouse Rock, el artista se colocó (por imposición) su primer par de jeans en color negro de la firma Levi Strauss & Co. a juego con a una camiseta de rayas abotonada de cuello abierto –una marca registrada del cantante– y una chaqueta de mezclilla oscura, dominando el estilo Canadian Tuxedo décadas antes de que se convirtiese en tendencia y fuesen Britney Spears y Justin Timberlake los que lo abanderasen en los American Music Awards de 2001.
En 1958, el cantante fue reclutado por las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y entonces tuvo que cortarse su encantadora melena para adecuarse al estricto protocolo militar en Alemania. A su regreso, en 1961, Presley continuó con su carrera como actor y apostó por una camisa de estilo hawaiano en color rojo y flores estampadas para promocionar la película Blue Hawaii. Esta se convirtió en la principal inspiración de las camisetas de colores y estampados tropicales que se fabricarían desde entonces, como las de la línea masculina de Gucci.
Más centrado en el cine que en la música el público estaba olvidando al Elvis cantante, habían llegado los Stones o los Beatles, por lo que había que preparar la manera de recuperar el tiempo perdido. Así, en el programa de TV Comeback Special del 68, sirvió para el primer renacer de Elvis, musical y estilístico. De ese programa salió un disco (en realidad cinco) y algunos de los trajes más icónicos del segundo Elvis: su look blanco completo con un pañuelo burdeos en vez de corbata y su traje de cuero negro. Ambos fueron diseñados por Bill Belew que le acompañó en toda su carrera. Monos incluidos.
En 1970, Bill Belew, un diseñador de vestuario estadounidense que trabajó con estrellas consolidadas como Gloria Estefan o Josephine Baker, vistió al Rey para su reunión con el entonces Presidente Richard Nixon en la Despacho Oval. El cantante llevó un traje de terciopelo de color negro y con botones en color oro junto a uno de sus característicos cinturones anchos y sus gafas de sol personalizadas; un diseñado pensado para sus shows en Las Vegas y que dio ocasión a un chascarrillo entre ambos. “Te vistes un poco raro”, le espetó Nixon al Rey. “Bueno, señor Presidente, usted tiene su show y yo tengo el mío”, contestó Presley.
Para los espectáculos en Las Vegas, Elvis acordó con su diseñador que sus estilismos fuesen lo más extravagantes que Bill pudiese lograr. Así, Belew creó las icónica monoprenda que vistió el cantante desde 1970 hasta su fallecimiento en 1977, inspiradas en el gusto (casi obsesión) de Elvis por el kárate. De estilo Napoleónico —con cuellos exageradamente elevados y puños que terminaban en punta—, los jumpsuits fueron confeccionados como piezas de joyería con bordados con gemas y metales de diferentes formas y colores, que eran colocados de manera artesanal por Gene Doucette, mano derecha de Belew.
Los diseños de Belew contribuyeron a renovar la esencia de Elvis sobre el escenario, lo que ayudó a convertir la performance en un espectáculo más teatral y despampanante. Por supuesto, la comodidad del cantante para moverse sobre el escenario, agitando sus piernas y caderas con facilidad era una prioridad. Para asegurarse que así era, se realizaban pruebas de vestuario (sobre sus distintas capas) y para analizar el impacto (y la modificación del color) de las luces del escenario sobre sus trajes.
Han pasado cuatro décadas y media desde la muerte del Sr. Presley, casi 87 años desde que nació en una modesta casa de madera en Tupelo, Mississippi. Sin embargo, de alguna manera, sigue siendo una figura tan potente como siempre. “En definitiva, Elvis Presley era consciente de su imagen y sabía perfectamente cómo mostrarse ante al público. Han pasado 45 años desde que el artista cantó por última vez sus éxitos del rock en Las Vegas e, indiscutiblemente, continúa siendo una de las figuras con mayor influencia en la música y un eterno ícono del estilo de los años 50″, concluye la revista de moda estadounidense.
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