La pandemia por COVID-19 trajo grandes cambios a la vida en sociedad. No es ninguna novedad que uno de ellos fue el trabajo remoto. La necesidad de evitar los contagios de coronavirus, especialmente cuando aún no había vacunas para evitar cuadros graves, confinó a la mayoría de las personas a sus casas y a trabajar a distancia y, para eso, una herramienta fundamental fueron las videoconferencias que, evidentemente, han llegado para quedarse.
Pero tan pronto como estos instrumentos comenzaron a utilizarse se inició el debate entre quienes están realmente cómodos comunicándose con el mundo exterior a través de una pantalla y quienes desearían que nunca se hubiera inventado (o poco menos). Está claro que la personalidad de cada uno juega un rol, las personas introvertidas pueden verse más cómodas trabajando desde su casa y conectándose eventualmente a través de plataformas como Zoom y otras, más extrovertidas, desean fervientemente compartir su tiempo en vivo y en directo con sus equipos de trabajo.
Una reciente investigación de la Escuela de Negocios de Columbia también expuso de qué forma el Zoom afecta la innovación que se basa en la generación colaborativa de ideas. El estudio, publicado el pasado 27 de abril en Nature, mostró que los sistemas de reuniones virtuales atentan contra la lluvia de ideas. Pero los especialistas no se quedaron en la crítica y ofrecieron una sugerencia simple para mejorar sus probabilidades de conservar la inventiva a distancia.
El estudio, llamado “La comunicación virtual frena la generación de ideas creativas”, se realizó emparejando a más de 2.000 voluntarios, a quienes les pidieron que presentaran tantas ideas nuevas como pudieran para un nuevo producto o característica. Luego, los equipos seleccionaron la idea más prometedora de su lista. El punto fue que algunas de las parejas hicieron una lluvia de ideas juntas en la misma habitación y otras por videoconferencia.
Según los resultados, quienes hicieron la reunión por videollamada se les ocurrieron muchas menos ideas que a quienes habían realizado el encuentro compartiendo el espacio físico de una habitación, pero los primeros fueron mejores para elegir la más apta de las ideas de la lista.
Los investigadores se mostraron sorprendidos por el resultado. “Realizamos este experimento basándonos en los comentarios de las empresas de que era más difícil innovar con trabajadores remotos, y admito que era escéptica”, dijo la autora principal, Melanie Brucks, a Scientific American. “A diferencia de otras formas de comunicación virtual, como llamadas telefónicas o correo electrónico, la videoconferencia imita bastante bien la experiencia en persona, por lo que me sorprendió encontrar diferencias significativas entre la interacción en persona y por video para la generación de ideas”.
Cuando los investigadores indagaron por qué las parejas que usaban Zoom eran mucho peores para generar ideas innovadoras, estimaron que tiene que ver con la atención que genera una reunión por videoconferencia respecto de las presenciales, ya que cuando se está dialogando a través de una pantalla es difícil apartar la mirada tanto de tu compañero de conversación como de la cajita con la propia imagen. Eso significa que es más probable que quienes se encuentran por la plataforma online se distraigan más y eso probablemente frene su creatividad.
Según interpretó Scientific American, el trabajo de Columbia estima que “soñar despierto y mirar alrededor de una sala de conferencias podría mejorar el pensamiento durante las actividades creativas”. En cambio, por Zoom no se puede buscar inspiración en el entorno.
Los especialistas de la Escuela de Negocios de Columbia compartieron una idea para superar este problema. Y esa solución es bastante sencilla de aplicar. Sólo apague la cámara. Esto debería liberar de las distracciones que se generan en la pantalla y llevar la atención a la propia habitación, del mismo modo que cuando se está en una reunión presencial y permitiría generar mejores y más ideas.
Brucks y su equipo reconocen que apagar las cámaras no eliminaría por completo las desventajas de la lluvia de ideas remota, lo que significa que muchos líderes podrían querer instar a los empleados a que regresen a la oficina al menos cuando es necesario pensar nuevos proyectos y ser creativos.
De acuerdo con el estudio “el COVID-19 aceleró un cambio de una década hacia el trabajo remoto al normalizar el trabajo desde casa a gran escala. De hecho, el 75% de los empleados de EE.UU., en una encuesta de 2021, informaron una preferencia personal por trabajar de forma remota al menos un día a la semana, y los estudios estiman que el 20% de los días laborales en EE.UU. se realizarán en casa después de que termine la pandemia”.
“Este alejamiento de la interacción en persona afecta la innovación, que se basa en la generación colaborativa de ideas como base del progreso comercial y científico. En un estudio de laboratorio y un experimento de campo en cinco países (en Europa, Medio Oriente y el sur de Asia), mostramos que las videoconferencias inhiben la producción de ideas creativas”, afirmaron en la publicación de Nature.
“Por el contrario, cuando se trata de seleccionar qué idea seguir, no encontramos evidencia de que los grupos de videoconferencia sean menos efectivos (y evidencia preliminar de que pueden ser más efectivos) que los grupos en persona. Partiendo de teorías anteriores que se centran en cómo las tecnologías orales y escritas limitan la sincronicidad y el alcance de la información intercambiada, encontramos que nuestros efectos son impulsados por las diferencias en la naturaleza física de las videoconferencias y las interacciones en persona”, agregaron.
“Específicamente, utilizando medidas de mirada y recuerdo, así como análisis semántico latente, demostramos que la videoconferencia dificulta la generación de ideas porque enfoca a los comunicadores en una pantalla, lo que provoca un enfoque cognitivo más limitado. Nuestros resultados sugieren que la interacción virtual tiene un costo cognitivo para la generación de ideas creativas”, destacaron.
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